Google+ Raúl Acosta: Cristina y el final

martes, 28 de diciembre de 2010

Cristina y el final

Cristina y un año difícil

El año que viene será difícil de transitar.
Una corriente garantista terminó poniendo en boca de los racionales este concepto: no se garantiza seguridad a los mansos, se garantiza impunidad a los malos. El debate sobre este punto termina cuando los muchos no pueden tomar trenes, circular por las rutas o defenderse de arrebatos, asaltos, tomas y piquetes y los pocos, los alborotadores, violentos y excluidos, se esconden en la culposa carrera de algunos funcionarios, más cerca de los incendiarios que de los bomberos. No es fácil vivir en una sociedad en que los derechos de las minorías (violentas, sectarias, marginales) se sustentan en el anverso del “algo habrán hecho” por la artera justificación: “algo les hicieron, por eso son así”. Hoy la Corte Suprema está más cerca de condenar a los mansos y liberar a los malos.
Una determinación obvia llevará a la señora CFK a postularse. Si no lo hace su endeblez, ya manifiesta, alcanzará la cota máxima más allá de marzo, con las primeras postulaciones del año electoral. La señora del ex hombre fuerte es eso. La mujer de quien fuera el eje. No es el eje. Es de buen tino que alimente su esperanza, real o falsa; la misma servirá para mantener el poder y cuidar las formas. En 2011 no será fácil el diálogo con la señora. Los idus la encontrarán en el pico de soledad y de esperanza. No siempre conjugan entre si los diversos estadios del alma.
No hay circulante suficiente y fabricar dinero de más denominación (200, acaso 500 pesos) indicará la confesión plena del ocultamiento más idiota de la era K: Hay inflación. Yo, tu, él, todos lo sabemos. No es sencillo convivir con un muerto de semejante tamaño en el living de la casa, mirándonos desde las cuentas del almacén, la luz, el gas, la prepaga y los caramelos. Nadie se hace cargo del muerto. Ya huele demasiado.
La oposición nacional ha perdido el rumbo que insultando a Néstor Kirchner tenía. Es muy notorio que la unidad la daba el vituperio. Ni patéticos ni estoicos, simplemente de poco. Inservibles, políticamente, para el recambio, hoy los opositores son el mejor seguro de CFK.
Pino Solanas y Elisa Carrió, ambos rutilantes en lo suyo, esto es, denunciar desde el cómodo costado de la lejanía del poder, constituyen un rasgo muy enfermo de la política. Ellos son Buenos Aires. Su presencia nacional cierra otro cuadro depresivo. Representan un sector de Ciudad Autónoma o Capital Federal. Como sea que se llame la cabeza de Goliat (E. Martínez Estrada dixit). El cuchillo debe llegar hasta el húmero: el unitarismo es parte fundamental del mensaje político porteño. Difícil la independencia estatal en provincia. Estamos lejos de la catarata informativa nacional, apenas nos humedece su rocío.
Elija Hobbes o Rousseau. Quien sea. El Contrato Social es el que nos contiene. Garantizaba salud, educación y leyes el contrato que firmamos, entregándole, en comisión, al Estado, los tres deberes para con nuestros derechos. Tres. Chau salud estatal, minga de instrucción sistemática y ahora, finalmente, la fuerza nacional es la del piquete. Dificilísimo salir a la calle. Peor encerrarse. El contrato se deshizo. Estamos a la intemperie en mitad de la violencia.
El discurso político oficial es de trámite muy contradictorio. En este año Duhalde ha sido culpable de todos los males. No parece posible tanto poder sin manejar eso: el poder. El ex presidente por elección parlamentaria, de ser cierto cuanto se le endilga es llamativo que no sea el hombre fuerte que nos mande. De modo singular debe mencionarse que el Estado nacional, representado desde 2003 por NK más CFK y los suyos, si es cierta su indefensión, debería renunciar. Rendirse. Ponerse a llorar. Chequeras, armas, espías, coimas, diputados, senadores, jueces de la magistratura, partidarios y alcahuetes desde 2003 y aún Duhalde los hace temblar. Algo está mal en el análisis oficial de sus problemas. No es cómodo ni fácil vivir en un país cuyo mando real tiene paranoias vespertinas.
El peronismo es un movimiento. “…el cuerpo mantiene su energía cinética salvo que cambie su rapidez o su masa…”. No es un partido. Es un Movimiento. Tiene un vértice. No es democrático. Su energía (“movimientista”) acepta la jefatura y ésta va delante. Decide. Ordena. Un movimiento “horizontalizado” es sinónimo de parado. Un movimiento detenido pierde su definición. Adiós. Hay, simplemente, que calcular el tiempo (y la energía) que tardará en recomenzar su marcha. Variante ilusionada; CFK, como el vértice del movimiento nos arreglará. No son finales fáciles para la mitad del país. Argentina entera está imbuida de la lógica del poder que tiene el peronismo, pero solo este sabe como ejercerlo. Menudo lío en un año electoral.
En la provincia Reutemann entendió la lógica “movimientista” y desde 1991 el peronismo provincial es/fue él. Sin sus gestos nada se podía hacer hasta que apareció Agustín Rossi, que responde a líneas nacionales directas. Uno ya no quiere hacer algo en la provincia. El otro no creció tanto. Atención: el 2011 precisa una acción real de Reutemann o su poder desaparece.
La defección de Obeid permitió que subiese el FPCyS. En rigor subió Binner. No puede mentir o soñar. No hay relección. Eligió a dedo su Vicegobernadora y sus ministros. Acompañó a Giustiniani a la senaduría. No lo quiere peleando la Gobernación 2011 a 2015. Lo está complicando la lógica “movimientista”. Manda sobre todas las cosas. Deberá dejarlas. Duele. El intendente santafesino, el radical Mario Barletta, pide un sitio que el sur no debería entregar tan fácilmente (aquí los votos, la plata, el poder trascendente) y Antonio Bonfatti saca pecho:”Binner me eligió a mi”. La provincia termina el año pensando que se viene el final de un ciclo cuando, en rigor, debería pensar en proseguir. El FPCyS está entendiendo que el poder corrompe. El peronismo, que lo tenía bien aprendido, no encuentra el camino de regreso. La provincia, electoralmente, vive la duda metódica.
En la ciudad todo parece fácil, pero no lo es. Este intendente no es el mismo que sonreía ante los shopings, que se venían, y el Congreso de la Lengua, del que tanto se hablaba. Cloacas ausentes hace 30 años. Calles sin pavimentar y los baches multiplicándose. Hubo un Concejo Deliberante donde Miguel Lifschitz tuvo mayoría automática. Hay un gobierno provincial de fraternos hermanos. Existe una ciudad que mantiene diferencias con lo que quiso ser, con lo que aún sueña. Como a CFK, lo salva que la oposición no califica. El peronismo recién tiene un nombre en crecimiento: Giuliano. El resto no es, de ningún modo, novedoso. La novedad sería que el socialismo encuentre un delfín. De la violencia, los asesinatos, inflación, falta de luz, gas, agua potable, planes de vivienda y caminos ausentes puede acusar a provincia y nación. Los resultados de tales faltas dan el incierto destino del 2011. Un año difícil.

Raúl Acosta
Testigo.-.-.-

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