Google+ Raúl Acosta: No hay más partidos políticos

jueves, 26 de febrero de 2015

No hay más partidos políticos

Hugo Quiroga en La Vereda de Enfrente



-Estoy desarrollando una teoría loca y preciso que alguien me haga chas chas en la cola con un poco de análisis político, o charlar con alguien que entienda de la historia política y la politología, como para ponerme en caja.
Planteo lo siguiente: acá hubo un desfasaje cuando Horacio Usandizaga dijo “si gana Menem, renuncio”. Y renunció. Era la mayoría más importante; la otra minoría importante que existía era el peronismo. Pero la sociedad de Rosario, cansada de los líos de radicales y de peronistas, optó por la agrupación estudiantil, el Socialismo. Con un solo concejal, Héctor Tigre Cavallero, asumió la municipalidad en 1989. Desde entonces hay una secuencia socialista que comprenden Cavallero, Binner, Lifschitz, Fein. En el 91, recordemos, terminaba el mandato de Reviglio/ Vanrell, pero en el 90 vino el desastre Vanrell. Y la manera que encontró el peronismo de zafar era con un hombre de centro derecha en sus convicciones y bastante claro en cuanto a grado de conocimiento, Carlos Alberto Reutemann. Y la provincia asume a Carlos Reutemann como su gobernador, la ley de Lemas ayuda, es la que termina en el 2007, arranca en el 91. Reutemann es gobernador. Y poco menos que clausura el partido Justicialista, porque ordena a las tropas del Justicialismo de otro modo. El radicalismo nunca llega y hasta el 2007 Rosario es la patria socialista. En el 2007, Obeid se junta con Kirchner, Reutemann ya abomina de los Kirchner, el Justicialismo se encuentra en crisis, le gana Binner a Rafael Bielsa, 850 a 650 –digo números redondos-, y el peronismo entra en crisis. Para el 2011, ya afirmado el Socialismo, tanto en la ciudad de Rosario como en la provincia, empieza a reformularse la derecha peronista. ¿Cómo se reformula la derecha peronista y la centro derecha? A través de Miguel del Sel y Macri. A través de lo que es el peronismo de centro derecha. Y ahora, sobre el 2015, reacomodándose esto se convierte en Macri-Reutemann-Del Sel, la centro derecha peronista bien planteada. Paralelamente, la centro izquierda “progresista”, más allá de Binner, Cavallero también, Bonfatti, Lifschitz y Fein, tiene un costado kirchnerista del que no abomina. Muchas de las cuestiones sociales del kirchnerismo fueron bancadas por el socialismo, vamos de la ley de medios hasta YPF, hasta AFJP, hasta Aerolíneas, los planes sociales, todo lo que se podría denominar de avanzada progresista sobre la sociedad fue bancado. Creo que hay allí un polo. Y lo que me digo, alocadamente, es que en la provincia de Santa Fe el juego que leen los politólogos de Buenos Aires no es el mismo, acá hay un pp un partido popular, brutalmente dicho, y un pSOE brutalmente dicho. Eso es lo que hay, estoy viendo. Pero te escucho.

Yo no sé cuál es la lectura que hacen desde Buenos Aires.

-Para Buenos Aires es K y antiK, y eso acá no existe.

No. No. Primero, la síntesis que has hecho es muy buena. Hay un peronismo muy fragmentado, que lo sabemos. Nueve bloques en la Cámara de Diputados, ahora se han reagrupado un poco. Ahora, la figura de Reutemann, si cabe como de centro derecha, es democrático; la figura de Macri podemos decir que es una persona de centro derecha pero es democrático.

-Centro derecha siglo XXI. Ninguno de ellos carga con Videla, Massera y Agosti.

Exactamente. Pero no es volver a los 90. Yo creo que eso es el discurso del Frente para La Victoria. Ni Macri quiere volver a los 90, ni Macri es de centro izquierda. Ni tampoco es muy de centro izquierda progresista Rossi ni el Frente para la Victoria. Eso es la retórica, eso es el discurso. Lo que hay que ver es la correspondencia que hay entre el discurso, que es progresista, y los hechos, las políticas públicas, que en algunos casos no son tan progresista. En la corrupción, o en las denuncias de corrupción, no es algo progresista. Entonces, acá, en Argentina, hay que tener en cuenta que uno puede ver –no sólo en Argentina sino en América Latina- muchos gobernantes que se dicen progresistas, que en los hechos no lo son. Ahora, tu pregunta va por otro lado. Yo creo que la sociedad santafesina está disconforme con su gobernante de turno. Y esto se notó ya en las elecciones para gobernador de la última vez, donde Del Sel estuvo muy cerca de acceder a la gobernación. Y hoy, sin duda, Del Sel va primero en las encuestas. Ahora, ¿esto qué quiere decir? ¿Que la sociedad es una sociedad despolitizada, anti política, derechosa? No, quiere decir que no está conforma con las acciones públicas de los gobernantes de turno. Lo cual no quiere decir que Del Sel sea la persona, y que yo pueda garantizar que Del Sel sea la persona que lleve adelante políticas públicas satisfactorias y que la sociedad santafesina de aquí en más esté contento en un eventual gobierno de Del Sel. Lo que yo entiendo es que hay una disconformidad, hay un malestar que ha extendido progresivamente en estos últimos años y que efectivamente ha hecho que emerja un nuevo liderazgo que no viene de la política, sino que viene de otro campo, que es el mundo artístico. Pero esto no es la primera vez que ocurre. Reutemann no venía de la política, venía del automovilismo; Scioli no venía de la política; Palito Ortega, además de cantar mal, no venía de la política. Veamos el caso de Italia también, del cómico. Quiere decir que la sociedad busca nuevo representante en quien confiar, porque el vínculo más importante que hay hoy en la sociedad argentina, de los ciudadanos, de los electores, no es con los partidos, es a través de las urnas y de los liderazgos que se constituyan, que muchas veces son liderazgos de popularidad.

-Dejame que traduzca a mi cabeza esto. Vos estás diciendo que no son ideologías ni partidos sino personas.

Sí, totalmente. Los partidos en Argentina no existen. Vos fíjate, Bigote, en las últimas elecciones, desde el 2003 hasta acá, todos los partidos fueron como frentes o coaliciones. Nunca se presentaron a nivel presidencial como partidos. Fueron como frentes. ¿Qué nos está diciendo esto? Que no puede aparecer el peronismo como tal, que no puede aparecer el radicalismo como tal, que no puede aparecer el Socialismo como tal.

-Entonces viene otra pregunta por allí. Pongamos nuestra cabeza en un momento duro de nuestra contemporaneidad, en el 2001. En el 2001 hay una frase que puede resumir el aliento de la sociedad, que es “que se vayan todos”. Obvio que no se fueron. Tengo para mí, pero te lo pregunto, que ese quiebre no está cerrado ni mucho menos, y que la compañía de Cristina es la última representante de ese quiebre del 2001, que ella es parte de ese quiebre y que uno de los líos que tenemos es porque estamos transitando el 2001 con una persona que estaba allá.

Sí, de acuerdo. Es decir, el 2001 pareció que empezó a superarse con el 2003, y se superó efectivamente en un aspecto importantísimo, que fue el de una estabilidad en la sociedad argentina, sobre todo durante el gobierno de Néstor Kichner, y tal vez en parte del primer mandato de Cristina. Ahora hay un nuevo punto de inflexión, pero no es exactamente igual que el 2001-2002 sino que tiene otro quiebre político, ese quiebre político tiene que ver con que se profundizó la fragmentación del sistema de partidos, con que ya no existen más identidades políticas masivas, y con que hay una fluctuación enorme de votos. Se vota a nivel municipal a un partido, a un frente a nivel provincial, y en el orden nacional a otro. Y con un agregado, Bigote, que no pasó en el 2003, que es que hoy hay una fuga política de los dirigentes como nunca se vio en Argentina antes. Este es un cambio sustancial de la política. Es decir, sale un líder de popularidad, como Macri o como Massa, a la caza de dirigentes, gobernantes, intendentes, en el interior del país o en la provincia de Buenos Aires; entonces tenemos que un partido radical, que está totalmente fragmentado, se divide en tres partes: por un lado, sector que va con Massa, el sector Sanz que quiere ir con Macri, y el sector de Alfonsín con algunos otros que quiere tener su propia alianza con el sector del Socialismo. Ahora, la fuga política es enorme. Un día un dirigente está con Massa, a los seis meses viene Macri y lo conquista, lo compra, y se hace el pase. ¿Se vio alguna vez eso?

-Es muy difícil. Muy difícil si el mensaje que se quiere dar es el de solidez.

Por supuesto. Yo no tengo nada para decirle a Reutemann, me parece bien. Pero él seis meses atrás estaba con Massa. Él lo argumenta muy bien, dice “yo estaba con Massa porque quería que no ganara Kirchner”, pero ahora está apostando a Macri porque, yo creería, que está pensando que Macri puede ser el futuro presidente de los argentinos.

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