Google+ Raúl Acosta: La señora Soledad dice: "Hemos perdido dignidad..."

lunes, 8 de junio de 2015

La señora Soledad dice: "Hemos perdido dignidad..."



-Voy a rectificarme.

¿Por qué?

-No sos más una cantora, me parece que sos más completa. Te han venido bien los años. Pero no sé cómo mirás el país musicalmente, porque ya no sos ni la nena aquella ni la debutante, ya tenés, inclusive, conducciones en el lomo, como para mirarlo de otro modo. Yo no sé qué en el espectáculo uno está en la calle igual que el que toma el café, pero, por tu modo de vivir, debés tener una mirada distinta de Argentina.

Sí, bueno, quiero suponerme cerca de la gente. Porque, más allá de que en el escenario parece todo tan lejano y hasta me veo más alta, yo tengo mi pueblo y convivo diariamente con todo el mundo. Qué se yo, las mamás que llevan a sus hijos al jardín igual que yo. Yo creo que este es un país que está viviendo un momento difícil, sinceramente lo digo.
A mí me pasa que siento que se perdió… Decir la pérdida de valores es como una cosa muy amplio, ¿no?, pero sí siento que pasa eso. Pero se perdió esta cosa de la dignidad, de saber que detrás del esfuerzo hay un premio, un premio que nadie te regalo, que te lo ganaste vos con tu propio sacrificio. La dignidad de decir: “no importa a lo que me dedico, pero soy un engranaje más, y tan importante como los otros en esta sociedad, y si yo hago las cosas bien voy a colaborar”. Pero también siento que seguimos teniendo, en esencia, esta cosa sentimentalista, tanguera, que tiene también el folklore, que a veces nos hace mirar para atrás y añorar y aprender, sobre todo de la gente mayor, que es a la que dejamos de escuchar hace mucho tiempo.

-Yo sé que el mismo Arequito debe haber cambiado, pero de tus primeras llegadas a Cosquín, de tus primeros recitales a estos, el sitio de trabajo, ¿también se jodió?

En el caso mío, digamos, porque yo trabajo con gente hace más de 20 años, no notás diferencia. Pero somos una familia. Yo viajo con la banda, para en los mismos hoteles que la banda. Es más, es un pedido mío específico, porque creo que, cuando vos generás un equipo de trabajo y un grupo, y convivís –en el accidente estuve con la banda, con mi familia-, siento que las cosas se entiende diferente. Me parece que hemos perdido diálogo también, a pesar de que parece que es al revés. Pero el diálogo, que el otro te comprenda a vos y vos al otro. Y eso de trabajar a la par, pero de verdad a la par. Y siento que, en ese caso, yo estoy muy orgullosa de la gente que me acompaña, que me entiende. Tengo también mis mochilas en el hombro, que me dejan sin dormir muchas veces. Pero me parece que eso ayuda mucho a que formemos un equipo, y se nota arriba del escenario. Después, con respecto a otras cosas, está un poco más complicado. Tenés que encontrar gente de confianza.

-La visita al país te hace ser una observadora de las distintas regiones. Argentina es muchas regiones. ¿Cómo ves las regiones? ¿Cómo ves la zona Misiones, Cataratas y el pedazo del Litoral? ¿Cómo ves el norte? ¿Cómo ves el sur? Más allá que del escenario y el hotel, y la banda, es todo muy micro clima.

Pero mí las diferencias no han desaparecido tanto entre las clases sociales. Yo veo festivales y está todo el pueblo. Y yo digo: “me encanta que haya cosas gratuitas y multitudinarias”. Pero siento que estamos cada vez más lejos el uno del otro. Pero no sé si es una cuestión de ahora o si la venimos arrastrando de hace mucho tiempo, que nos encerramos en la casa por lo que está pasando con la tecnología, las redes sociales. Yo te digo, en mi pueblo, hace muchas noches, cuando tenía 15 años, no veía la hora de que me dejen salir, y volvía a las 6 de la mañana y todavía los pibes seguían de joda y yo me tenía que volver. Y ahora no hay nada, pero de verdad. Yo salgo y digo: “yo estoy vieja o no sé qué está pasando”. Los chicos han perdido esa posibilidad. Y yo iba la mismo boliche, que no se cobraba entrada, yo iba a veces hasta vestida de gaucho porque venía de cantar en un peña, te iba el pibe que terminaba de pintar, que se iba con el jardinero, y donde iba el tipo que era el hijo del dueño de la fábrico, el más apoderado. Y eso me parece que, si bien mi hija la vive –hay pocas escuela y vivimos todo juntos-, me parece que ha desaparecido también ese diálogo constante que hace que nos podamos entender más. Y después, en las diferentes regiones, depende mucho de lo que genere también la política, ¿no?

-Sobre eso una pregunta que es de costado. Yo sé que tenés una fundación y hay un laburo ahí.

Igual la fundación, digamos, el proyecto que tenía lo pasé a la fundación Sí porque no me banqué tener una fundación con mi nombre. Juan Carlos García, que la creó, que hoy no está con nosotros, le pido todas las noches que me perdone por no haber seguido con el proyecto. Pero la verdad que no me banqué que tenga mi nombre.

-Pero la pregunta sobre eso, o motivado desde allí, es: vos no te metés en política partidaria, ¿pero te piden cosas? Porque en general, en Argentina, hay una deformación. Vos sos un cantante, una actriz, que en el escenario muestra lo que tiene, y abajo te pides que resuelvas otras cosas. Y no te has metido, hasta ahora, en pontificar que lo voy a resolver ni nada. ¿Pero qué te piden?

De todo. Me parece que, por ejemplo, el 2001 era mucho más claro todo lo que ocurría. Pero sí, la gente te pide cosas. Pasa que la gente ve en mí una persona que tiene la vida resuelta, porque yo me subo al escenario, me río, canto, pero no es tan así. Y muchas veces cometí el error de que querer resolver cosas que, en realidad, después me día cuenta que no estaban al alcance de mi mano y la embarraba más. Y ahora hay como una red de fundaciones y nos conocemos todos. Entonces sé que hay gente que se maneja más en esos temas específicos. Pero sí, te piden cosas. Sobre todo la gente que está en un estado de desesperación. Trabajo hay gente que te pide, después gente que tiene problemas de salud y que, bueno, también uno tiene la suerte de tener algunos contactos. Mucha gente me pide ver al Padre Ignacio, por ejemplo. Mucha gente. Pero yo entiendo. Salvo esta situación que estamos volviendo ahora, no he tenido la situación de una desesperación. Pero yo creo que hay que entender a la gente en desesperación.

-Hay más desesperación que hace diez años, que hace cinco años.

No sé. Ahí ya te digo que no sé. Lo que sí creo es que hemos perdido las herramientas para poder resolver nuestros propios problemas. Las herramientas las tenemos que tener nosotros. Me parece que eso es lo que nos hace más independientes, más libres. Y yo no te hablo de un político, te hablo de la sociedad entera. Me parece que hemos perdido esta capacidad de decir “me está pasando esto, a ver cómo lo resolvemos en vez de ir a tocar una puerta”.

-Creo que eso tiene que ver también –vos decís “no hablo de un político”-, pero tiene que ver con cómo fue evolucionando la sociedad en todo este tiempo en que empezamos a tener un Estado paternalista que, al que no puede, le da planes. Entonces, te van sacando la posibilidad de generar…

Igual, yo creo que hace mucho que estamos así.

-Hace mucho que se está haciendo esto también. A mí me parece, por unas cosas que decías antes y lo que estás diciendo ahora también, que sería una excelente presidente.

No, porque yo soy cantante.

-Te explico por qué lo digo. Porque estamos acostumbrados a que en Argentina los políticos y su familia no usan los hospitales del Estado, no usan las escuelas del Estado, no usan las calles. Usan el Estado en otro sentido. Quiero decir con esto, no hacen leyes para ellos sino para la gente. Ellos siempre están más allá de todo.

También se piensa a corto plazo.

-Y todo lo que estás mencionando, de tu manejo cuasi corporativo, al estilo Pugliese…

No sé si mis músicos te dirían lo mismo.

-Pero generás algo y lo generás con tus músicos. Compartís con ellos la comida, el hotel. Digamos, sos parte de tu propio negocio sin separarte, que es lo que muchas veces hacen los políticos.

Hoy justo me encontré, y lo cuento no por una cuestión política, me encontré en otro medio con la Intendenta. Había gente que me decía: “no queremos joder, no queremos sacarte la foto”. Digo: “discúlpame, yo respeto la investidura, yo soy una artista, no quiere decir que esté con vos”.

-Lo que pasa que es la semana previa a las elecciones.

Pero el que vea la foto con el saludo puede hacer esa lectura de otra manera. Pero hemos perdido la capacidad de hacer esa lectura. Por qué siempre, cuando la famosa frase de un viejo adversario…

-Balbín y Perón.

Esas cosas tienen que existir, porque si no lo arreglamos todo con una trompada y ya está. Y no es tan así. Por eso digo, parece que le tenemos miedo. En eso aprendo de mi viejo: “es una falsa experiencia andar temiéndole a todo”. Lo saca del Martin Fierro. Cuando se metió en política, yo le decía: “no te digo nada, hacé lo que quieras”. Yo lo adoro a mi viejo y siempre estuvo metido en política, lo que pasa es que antes era la hija de Omar Pastorutti, el mecánico, y de repente él pasó a ser el padre de la Sole. Y en eso creo que lo sigo a él, en el sentido de que a veces hay que hacerse cargo.

-Tomar riesgos.

Nos escondemos.

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