Google+ Raúl Acosta: Vencer al Antón Pirulero

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Vencer al Antón Pirulero

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 09 de septiembre


¿Se acuerda aquel jueguito que decía: "Antón, Antón Pirulero, cada cual, cada cual, atiende su juego, y el que no, y el que no, una prenda tendrá"? Como todos los juegos infantiles, en América, se corresponden con algún juego infantil en Europa; de allí vienen este tipo de tradiciones.

Cuando la sociedad está haciendo su juego de Antón Pirulero, es que no hay un juego común. Para que se entienda. En algún momento, en Argentina, por las Malvinas, no hicimos Antón Pirulero. Todos atendimos el mismo juego: Las Malvinas son argentinas.

Tanto es esto así que, más allá del costado milico de la historia, la compañera Cristina reivindica Malvinas; y Malvinas es una causa que trata de poner un imán, imantar a la sociedad en un tema común. Todos adherimos. También, si lo pensamos, el llanto de los rugbiers cantando el himno, reproducido en televisión, nos emocionó. Y la posibilidad de ganar un Mundial también nos emocionaba. Un basquetbolista, jugando una final, también nos emociona. Que el Papa sea argentino, más allá de los que no creen en la religión, vamos che, hay un Papa peronista, argentino. Emociona el asunto.
Hay muchas cuestiones que unifican, que definen una idea de nación en movimiento. ¿Qué es una nación en movimiento? Una nación en movimiento es un proyecto de país. Y detrás del proyecto de país, las cosas buenas se suman y las cosas malas se acomodan, porque hay un objetivo más allá de la prenda del Antón Pirulero. Hay un objetivo común, vamos a lograr algo: las Malvinas son argentinas, vamos a ser campeones del mundo, el Papa los va a unificar a todos y es nuestro. Proyectos de país. Eso fue el primer peronismo. Eso fue aquel radicalismo de Yrigoyen y todos votan. Eso fue la escuela laica, gratuita y obligatoria. Eso fue Mosconi, más YPF. Existimos cuando una cuestión emotiva nos une. De lo contrario no hay proyecto. No hay nación en movimiento.

En estas elecciones del 2015, en este año del 2015, más que nunca, ha recrudecido el Antón Pirulero. Veamos. La ciudad está desatada. No está atada la lucha contra droga, no está atada la policía, no están atados los taxis, no están atados los colectivos, no están atados los impuestos, no están atados los baches, no está atada la emoción. ¿Quién manda? ¿Cómo es el mandato y quién es el mandante hoy en la ciudad? La legitimidad de la intendencia es absoluta, el voto mayoritario la consagró ¿Cual es la ciudad que propone?

En la provincia otro tanto. Perotti es el 29 por ciento, Lifschitz es el 31 por ciento y Del Sel es el 30 por ciento. Tres veces 30 ¿El porcentaje de que? ¿De qué cosa de la provincia? ¿De qué cosa de Rosario y de qué cosa de Santa Fe? ¿De qué cosa de Berabevú y/o Monte Vera? ¿De qué cosa de Rufino y/o La Gallareta? ¿Y de qué cosa de San Gregorio y/o La Pelada? ¿Qué cosa nos une? ¿Hay algo que nos une? Lifschitz deberá proponer prontamente un proyecto para movernos. Tendría que aparecer algo superior que nos una. Un proyecto común. La actualización del Modelo Santa Fe, a punto de fenecer. El federalismo degollado. Santa Fe no es la provincia invencible. Es la provincia invadida.

En la Nación hay un discurso divisor. Cada vez más parecido al de Dolores Ibárruri el mensaje de la compañera presidente. Dolores Ibárruri, más conocida como La Pasionaria, era una fenomenal militante del Partido Comunista y de la Guerra Civil Española, que tardó mucho tiempo en volver a España después que los republicanos perdieron (la guerra). Un día volvió. Se hacían colectas y tours para escuchar los discursos que diría Dolores Ibárruri. La Pasionaria no traicionó su leyenda, ella decía discursos donde la mentira y la verdad tenían poca importancia; la importante era la pasión. Era La Pasionaria diciendo un discurso de "ellos o nosotros". Frontal, encendida. Buenos discursos.

Cristina es pasional. Es, si se quiere, un discurso de Antón Pirulero. Ella atiende su juego; detrás de ella Aníbal Fernández, que no es lo mismo que Scioli. Y Aníbal Fernández y Scioli no son lo mismo que Perotti. Con Aníbal Fernández, Scioli y Perotti, el Antón Pirulero es múltiple choise. El futuro se complica. Se complica más porque ¿qué hay en la oposición? ¿Qué cuestión emotiva común? Sólo el silencio puede contestar cuando uno pregunta qué cuestión emotiva unifica a los que desean superar la antinomia que propone la pasionaria Cristina.

En esta semana nos ha unido una foto de un pibe que murió ahogado. El sentimiento que nos une es un pibe que murió ahogado en un mar lejano, por un problema que aparenta lejano y a quien no conocemos y, de hecho, se murió y nunca conoceremos. Caramba, sin embargo ese elemento nos aglutina y nos emociona. ¿Precisaremos ese tipo de cuestiones para tener una bandera común para los próximos veinte años? ¿Hace falta un muerto para tener un proyecto? ¿Qué cosa necesitamos para vencer al Antón Pirulero? Porque la ciudad está desatada, la provincia está desatendida y la nación está dispersa. Necesitamos vencerlo.

En el mismo recuerdo del Antón Pirulero aparece el juego de las estatuas, las escondidas (con el último salva a todos), la mancha y el que mejor sobrevivió: vigilantes y ladrones.

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