Google+ Raúl Acosta: El peronismo es un mandato

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El peronismo es un mandato

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 25 de noviembre


"…rompa el candado o la tranquera o corte el alambrado y pase, para cumplir con la Patria! …". El discurso de cierre de la campaña de febrero de 1946, primera elección que ganó el peronismo, definiendo el país que hoy somos, fue lo suficientemente clara como para que la sola repetición del texto defina hombre y circunstancia.

El párrafo completo del discurso del 22 de febrero, discurso de cierre de campaña es, si cabe, más rotundo: "No concurra a ninguna fiesta a que lo inviten los patrones el día 23. Quédese en casa y el 24 bien temprano tome las medidas para llegar a la mesa en la que ha de votar. Si el patrón de la estancia -como han prometido algunos- cierra la tranquera con candado, rompa el candado o la tranquera o corte el alambrado y pase para cumplir con la Patria! Si el patrón lo lleva a votar acepte y luego haga su voluntad en el cuarto oscuro…".

El peronismo trajo un mandato claro, también equívoco. Claro en cuanto a que el voto es necesario. El peronismo no aceptó, en ningún caso, el poder sin el voto. Equívoco porque, también en ningún caso, el peronismo entendió la democracia liberal y parlamentaria. Votamos para mandar. Ese fue el mensaje, ese fue el mandato. Era un militar quien daba la orden. Pedía el voto para mandar y en el Ejército las órdenes se cumplen.

¿Que es el mandato? Es el precepto u orden que un superior da a sus súbditos. Se trata de una disposición, una resolución o una pauta que, quien se sitúa en la parte superior de una jerarquía, indica a quienes se ubican por debajo. La definición que brinda el ciberespacio define ampliamente lo que sucede en el seno del peronismo.

¿Que es una orden? Se le llama orden a la ejecución de las acciones bajo una forma coordinada. No alcanza. Hay una definición anterior. Orden, del latín ordo, es la colocación de las cosas en su lugar correspondiente. El término también se utiliza para nombrar a la buena disposición de las cosas entre sí.

En esta búsqueda de un significante que resuma al peronismo, un faro, el mandato y la orden son básicos. El peronismo es un mandato, es una orden, es un destino pasional.

Es tan trivial este ejemplo que se entenderá fácilmente. "Mi viejo fue colonista, yo soy colonista, mis hijos serán colonistas…". Ese mandato sobre un afecto (el fútbol) es similar al que resuelve cuestiones socio / económico/ políticas. No se es "peronista" de un modo diferente al pasional. Los cariños filiales, los deportivos y los políticos son, en quienes funcionan basalmente, cuestiones tan dogmáticas como inexplicables. El dogma es sólo cuestión de acatamiento, no soporta, sin resquebrajarse, el análisis racional. El peronismo tiende a refugiarse en el mismo nicho.

Todas las veces que se pide una definición: "¿Qué es el peronismo?", quien la requiere está reclamándola desde un sitio. Cualquier respuesta, si no refiere al mismo sitio jurídico, sociológico, arquelógico, entomológico, teleológico, desde donde se la requiere, aumenta la confusión.

El peronismo partió, comenzó con un sujeto que advirtió desajustes sociales manifiestos en Argentina, básicamente entre capital y trabajo. Que tuvo permiso del poder político/militar para ensayar reformas. Que apareció en un contexto regional y mundial específico.

Quitar el contexto al origen del peronismo es traicionar el análisis o la identificación.

El peronismo, desde el culto a la personalidad de su fundador, no planteó la democracia liberal y/o parlamentaria sino un acatamiento irrestricto a leyes que, además, se permitió modificar.

El peronismo nace desde el reconocimiento de un desequilibrio al que resignifca como "justicia social" en curso.

El peronismo pide que lo voten para cumplir, dado el mandato, con las ordenes que posee, que conoce, que fueron aceptadas antes de entregar el voto.

El peronismo define al voto como la orden para actuar y las órdenes, quedó dicho, no se discuten.

El balcón de la Casa Rosada, el "ágora peronista", es lo que se advierte. Democracia directa de quien manda con quienes van a apoyarlo. ¿No se entiende? Una democracia directa que es pregunta, respuesta y mandato o delegación de poder al infinito.

El peronismo interpreta, sin debates ni reformulaciones, un mandato popular que habilita ejecuciones sumarias sobre cualquier tema. El supremo interés del pueblo lo ampara. También un voto al que seduce, trafica, reinterpreta.

Preso de ese requisito (el voto) se entiende que lo busque de todos los modos que le permitan. El peronismo, desde su origen, precisó el voto. Sus seudopodios violentos (como montoneros) advirtieron que esa barrera, infranqueable, limitaba excesos "revolucionarios" (se debe votar periódicamente, las revoluciones no admiten el sufragio universal)

Extraña certificación de la sociedad argentina. Un neo seudopodio del 70 alcanza el poder mediante el sufragio universal y las raras circunstancias del 2003 (anomia y desamparo político económico). Por el voto triunfan aquellas fracciones que desconfiaban del voto. En el 2015 la confirmación, tenían razón en desconfiar del voto.

¿Que es el peronismo? Es la dura porfía de llegar otra vez al poder, donde se generó. Un huérfano errante que marcha hacia donde su genética le indica que es su hogar, su dulce hogar.

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