Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 20 de abril
La
cercanía del 1º de mayo pone a la Argentina en una situación
nueva, no tiene antecedentes.
Un
gobierno de centro derecha, elegido libremente por el pueblo
argentino, deberá festejar el día del trabajo.
La
centro izquierda, por su parte, se debate entre aceptar que los
referentes K fueron ladrones contumaces y obviarlo o, la otra
postura, devolver denuncia por denuncia, en un plano inclinado que no
lleva a nada bueno como concepto. Una sociedad que discute quien robó
mas no tiene otro premio que aplaudir al mas ladrón y consagrarlo
jefe de todos los jefes. Uff.
Es
la centro izquierda, hoy difusa, la que puede plantear una salida
diferente. Es la centro derecha la que, si hace las cosas bien,
obligará a la creación de una centro izquierda equilibrada que se
ofrezca como alternativa. De otro modo volveremos a la princesita y
su corte.
Los
conflictos laborales, en esta primera etapa del gobierno de centro
derecha, elegido libremente por el pueblo argentino, obligan a esta
repetición: …”elegido libremente…” porque tienen componentes
de política partidaria que se suman a los sectoriales y específicos.
Aclaremos y aclaremos. Son muchos los que no entienden el hábito
democrático del voto. Y son muchos, también, los que trabajan para
el fracaso de esta democracia parlamentaria, tan incipiente como
voraz.
Los
conflictos tienen, en estos días, tres raíces. Una raíz político
partidaria, tan necesaria como necesaria su explicitación. Los paros
y marchas obedecen a decisiones de dirigentes que no están de
acuerdo con el gobierno de centro derecha. Otra raíz es sectorial.
La administración de la cosa pública encontró, en diciembre de
2015, la herencia de un gobierno cohesionado detrás de una princesa
y el “Si Cristina no te enojés” y desató los nudos sin saber
qué contenía cada paquete. Chapucería de gerentes privados sin
conocimiento de eso, de “la cosa pública”. Estaba todo mal
dentro de cada sector, pero quien desata es quien tiene el paquete.
PRO Cambiemos es el culpable. Suyo es el paquete. La tercera razón
es la real, la que sostiene a las otras dos. Inflación blanqueada.
La plata no alcanza. El subsidio eterno es una limosna organizada. El
final es anunciado. La centro derecha tiene una visión del mundo del
trabajo y las relaciones que la centro izquierda no comparte.
Sucedió, sucede y sucederá. El conflicto es inherente a la
sociedad. No debería asustar. La injusticia si.
La
conclusión deseada, para sobrevivir como país, es que ambos
sectores acepten la convivencia. Hoy no sucede. Los periodistas K,
mas los de la izquierda tradicional, suman al reclamo su vehemencia
sectorial. “Delenda est Mauricio”, como si la desaparición de
Cartago quitase del Mediterráneo (la realidad) a los fenicios. Los
gremialistas K, sumados a los de la izquierda tradicional y las
nuevas formas de la queja a la sociedad occidental organizada, asumen
el rol épico que el siglo IXX les otorgó y el trozo de poder que el
peronismo, en Argentina, les ayudó a consagrar. El “Procomún
Colaborativo” (la nueva propuesta internacional socialista) aun no
tiene lectores en Argentina, mucho menos impulsores. Jeremías Rifkin
y la teoría del “Commons” es chino para Moyano, Caló,
Barrionuevo, Macri o CFK. Peor, un insulto a sus riquezas, prebendas
y beneficios. Convengamos. Una declaración de bienes con referencias
de 1990 a la fecha deja fuera de circulación a buena parte de la
dirigencia política, gremial , eclesiástica, deportiva y de
cualquier otra índole.
Con
una mirada mas amplia, mas histórica si es que eso es posible en la
simultaneidad que nos cobija, resulta grato que aquello que forjara
Perón para galvanizar a un sector y, de ése
modo, sumar poder, fuerza de choque, votos para derrotar a la derecha
entronizada en Argentina desde 1930, sea el argumento que comparten
algunos grupos que aún reniegan del peronismo.
Dos
conceptos del peronismo, relatados por Perón, deben refundarse. No
se trata de una autoría, no se reclama originalidad, Perón era un
lector voraz. Se insiste en que su re lectura es obligatoria. “Cada
hombre debe producir al menos lo que consume”. “Conozco una sola
clase de hombres, los que trabajan”. Para muchos dirigentes estos
conceptos son insultantes.
No
es sencillo entender a trabajadores que aceptan por 20, por 30 años
al mismo dirigente. Sin elecciones democráticas y sin renovación.
No es sencillo. Mas difícil que esos dirigentes reclamen al poder
político una renovación y transparencia que deviene de una
costumbre perdida: la honestidad económica.
El
1º de mayo de 1974 Perón, después de 18 años de exilio (lo
rajaron el 16 de setiembre de 1955 y volvió en 1973) habló por
última vez al pueblo argentino. Murió el 1º de julio del mismo
año. Reivindicó para los trabajadores y ”la
resistencia” la medalla de honores peronistas y calificó a voz en
cuello, en la Plaza de Mayo, a los grupos violentos, como Montoneros.
“Que se callen esos estúpidos imberbes”….(reivindicaban el
asesinato del General Pedro Eugenio Aramburu)
El
tiempo acomoda cuestiones de un modo que no podemos imaginar. Este 1º
de Mayo Mauricio Macri es el Presidente. No su padre, el inmigrante
calabrés con un sigiloso mandato y pocos escrúpulos. Y no está
CFK, para hablar 3 horas de peronismo sin citar a Perón o Evita. Lo
dicho: un país nuevo. Una transición. Con algunos remolones que aún
no despertaron a este asunto: un hombre un voto. En el país como en
el gremio.
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