Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 20 de abril
La reciente aparición de CFK (13 de abril de 2016, para comparecer ante un juez por supuestos delitos) dejó en claro una cuestión. Liderazgos y dependencias. La señora es el centro de su espacio. Scioli era un okupa. Los otros comparsa.
El formato clásico de
construcción es por acumulación. Se suma (en la construcción política) en el
siglo XXI, en un formato que acepta que es por acumulación, pero que eliminó el
territorio, al menos tal como se lo conoce. Hoy el territorio de construcción
de liderazgos es el espacio, las redes, los pactos.
La ausencia de territorio
es una constante en las políticas regionales (Uruguay, Brasil, Chile, Perú) La
existencia de una consistencia mediática /casi un oxímoron/ define a las
políticas y sus actores directos. Los gobiernos devienen de frentes electorales
y pactos pre existentes.
MM tiene un territorio
mínimo: C.A.B.A. (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) En Provincia de Buenos Aires
los señores feudales (intendentes) conservan su territorio y el canje es crudo
y claro. En Córdoba depende de alianzas coyunturales. En Santa Fe de dos
coyunturas. La derecha organizada junto al peronismo que la representa y el
radicalismo, un aliado oportuno y oportunista. Mendoza Tucumán y
Salta son buenos ejemplos de la fragilidad de MM y la consistencia de su
imagen, su mensaje en un mundo virtual. Macri no tiene territorio, tiene
presencia nacional y le alcanza. MM subyuga con armas siglo XXI.
Ahora CFK no tiene
territorio. Es semejante a Macri. Sus discursos son transmitidos en todos los
medios, su palabra extendida y sus ofertas escuchadas. Nada le pertenece. El PJ
no es suyo, las gobernaciones tampoco y solo aquellos diputados sin presencia
territorial (designados desde el poder central en 2015) exhiben la cercanía.
Nada le pertenece pero es su oferta la que se mantiene como oposición a MM. Tal
para cual. La nostalgia del relato. Sus dichos, no sus hechos. La adhesión
mediática. El discurso como argumento existencial. Gana, en esta confrontación,
CFK. Pierde, la señora, cuando debe refrendar sus dichos. Puede afirmarse que
el mejor discurso tuvo la peor praxis. Para Macri no hay inversa que valga. El
peor discurso y una pálida praxis. No tiene Argentina un cambio perentorio.
Macri fue el Plan B del país, que no aceptó al testaferro: Scioli. Hay una
deuda de mandato social muy importante. Argentina depende de ése equilibrio. El
de aquello que fue y esto que debería ser. MM necesita a CFK para crecer en su
personalidad pública, en su imagen.
En el 2017 las disputas
territoriales se dirimirán en los medios. Stolbizer y Massa sumaran para frenar
a CFK. Mediáticamente hablando es en Provincia de Buenos Aires donde se
resuelve, en el 2017, lo que sucederá en 2019. La verdadera mesa de arena. El
país posible o la recaída. Dos salidas, centro derecha solidaria y centro
izquierda racional. Sin prevaricato en ambos casos.
Solo los frentes
garantizan espaldas (votos). En Rosario las candidaturas locales que aparecen
certifican la orfandad de aparato. Pablo Javkin es, hoy, un funcionario dentro
de una administración socialista, sin partido y con relato. Alejandro
Grandinetti es el ejemplo ideal. Diputado Nacional, con excelente llegada
mediática y sin un sólo metro cuadrado a su cargo. La ausencia de presencia
territorial facilita economías, no se mantiene ninguna estructura clásica. Se
depende de un frente electoral donde cada parte exigirá la contraprestación por
las fotos, los votos, las pancartas.
Se comprende que
desaparezca la plataforma partidaria ¿Qué sentido tiene si no hay partido
detrás?
En la ciudad Enrique
Estévez (PSP) y Roy López Molina (PRO Cambiemos) confirman dos proyectos sub
35. En un caso minoría dentro de un partido de cuadros. En el otro una
partícula en la galaxia en extinción que hiciese explotar Miguel del Sel. No es
atrevido apostar por el crecimiento de ambos
El radicalismo provincial
retiene, en José Corral, el intendente de Santa Fe, un ejemplo espectacular. Es
eso, un espectáculo su presencia dentro de un frente con el socialismo, otro
frente con PRO Cambiemos y una impronta de la burocracia santafesina, tan
particular. Con partidos tradicionales y territorio sería imposible de
ejecutar. Corral también es Siglo XXI
El peronismo provincial
tiene un panorama similar. Los senadores provinciales tienen el territorio
(algunos hace 20 años, otros mas) Los referentes nacionales (hay dos
senadores nacionales) esconden sus votos mientras negocian como
mantener una sigla, una mínima referencia territorial. Lo hacen cuando resuelven
su participación mediática. El verdadero territorio a conservar, a conquistar.
En el siglo XXI no hay
partidos sino frentes. No hay liderazgos sin construcción mediática. El Midachi
es un caso ejemplar. Una construcción cada vez mas común.
El formato tiene una
falla que además, es trampa. Se precisa un territorio para controlar
tendencias, votos, coyunturas electorales. Para ensayar hasta el simulacro
general: las elecciones. Los actores sociales del territorio están, cada vez
mas, dominados por la narco política. El territorio es, hoy, un oscuro sitio
criminal.
La seducción de la
influencia sobre el candidato, el espejismo del mandato a distancia complica a
los actores sociales con los MdeC. Alianzas crueles, pecaminosas, cargadas de
egolatrías y sobres manila. En esas UTE para el cargo en disputa se advierte lo
que falta. El verdadero territorio. Los pies en la tierra. Nuestra mas grave
falta.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario