Publicado en diario EL LITORAL , 29 de mayo de 2016
“La lectura detenida del voto disperso de los diputados santafesinos en relación con la ley antidespidos es un excelente ejercicio para entender la realidad política local. La socialista Alicia Ciciliani votó a favor del proyecto del Frente para la Victoria que bajó del Senado, el socialista Hermes Binner se ausentó al igual que el radical Mario Barletta, la legisladora de la democracia progresista, Ana Copes, y el radical Hugo Marcucci se abstuvieron, al igual que los representantes del PRO. Todos pertenecen al Frente Progresista santafesino”.
El párrafo anterior fue escrito por Mauricio Maronna, jefe de la sección política del diario La Capital, el diario de la región Rosario.
El tema ya tiene estado público. Situación del FPCyS. El problema del socialismo con su socio mayoritario no tiene solución sencilla. La índole radical manda complotar y fabricar internas. La índole socialista indica dividirse.
El socialismo sabe, en todos los casos, que la chequera y los cargos contienen al radicalismo. Como así también la imposibilidad de candidaturas por fuera del FPCyS ...que contengan a esta sigla. Ese es un punto crucial.
El radicalismo no puede gritar viva Macri y viva Lifschitz. En alguno de los dos casos miente...tal vez en ambas afirmaciones. La realidad es cruel para un partido del siglo IXX que alcanzó su esplendor con Irigoyen y Alfonsín. Desde esos estupendos líderes del siglo XX hasta ahora solo fracasos, traiciones y componendas.
El socialismo santafesino, básicamente “rosarigasino”, llega a la intendencia de la mano de Héctor Cavallero y a la gobernación de la mano de Hermes Binner. Nunca fueron iguales.
Es Binner quien proyectó el socialismo a nivel nacional y conjuró las divisiones internas a las que hace mención el colega. Entiéndase. El socialismo es una posición filosófica política internacional pero es Binner el que, en el siglo XXI y en Argentina, compite contra el populismo progresista, es su nombre el que se juega contra la monarquía populista de CFK. Pierde pero no se rinde y deja instalada una posibilidad. Un mensaje social. Hay progresismo sin el grupo K. Hoy esa advertencia nacional ha desaparecido. Los que le siguen están confusos. El confuso confunde a los demás.
Hay tres sectores socialistas en pugna y una lucecita en el fondo del túnel.
Antoni Bonfatti, actual diputado provincial, ex gobernador, mano derecha de Binner en intendencia y gobernación, será el jefe partidario en pocos días. Debe articular un discurso nacional abarcativo, seductor y realista. Debe presentarse como candidato a diputado nacional en el 2017. Aceptar que la constitución provincial debe reformarse. Y convivir con el gobernador de carne y hueso. Miguel Lifschitz es otro riñón del "binnerismo". Es un ingeniero. Mira diferente el porvenir. Es evidente que sugiere otra provincia y otro juego político. Hasta diciembre de 2019 es el interlocutor válido del territorio. Para Macri, el pejota, los radicales y todas las líneas internas es el gobernador. Con Lifschitz todo, sin el gobernador nada ¿Lo entenderán?
La línea interna que lidera Rubén Giustiniani existe. Derrotada por Binner en varias oportunidades el sector está vivo, minoritariamente vivo pero tan real y tan de paladar negro como muchos otros socialistas.
Roy Cortina y el socialismo porteño, mientras estuvo Binner en primera plana, solo pedían aparecer en la foto. Hoy el socialismo porteño y el de provincia de Buenos Aires disputan cargos partidarios, protagonismo y chequera, es decir: el porvenir.
Estas tres líneas internas, que de fuera se ven claramente, las alimenta el macrismo, el peronismo, el radicalismo y, básicamente, la encrucijada socialista. Honestidad intelectual. Generosidad. Cohesión o división.
Quitar o cercenar una pieza es la índole divisionista que deben morigerar. Pensar que el radicalismo aún es manso una tontería. Demorar el recambio un suicidio.
El socialismo entró en fase Borges. Llegaron al jardín de los senderos que se bifurcan.
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