Publicado en diario La Capital, 31 de agosto de 2016
Patrón,
modelo o arquetipo, que puede ser tomado como ejemplo (cita de memoria). Eso es
un paradigma. CFK, Maradona. Basket, generación dorada. Favaloro. Hay
pocos. Macri todavía no.
En la
Nueva Revista Socialista , de reciente aparición (Agosto 2016,
número 1) la ensayista Beatriz Sarlo, en un artículo con
su firma (Izquierda Democrática y Estado) ubica a Mauricio Macri en un “cul de
sac”. Centra su análisis en “Pobreza cero”. Se pregunta sobre el futuro de
quien presenta un desafío infinito. No existe la pobreza cero, siempre es
relativa. No existe el cero. Impecable análisis. La señora Beatriz sabe usar su
torreta de marfil.
En un
reportaje concedido por Sergio Berenztein, el brillante analista insiste:
Mauricio Macri es un enigma antes que un paradigma. Argumento: suma fragmentos
radicales, peronistas, y de semejante "pastiche" deberá salir
algo.
Parten de
un punto real. La existencia de Macri. También de una constatación: no
hay doctrina y/o programa y tanto el, como su entorno, no son fáciles de
encorsetar según discursos. No hay una línea filosófica, argumental. Hay una
vida como dirían los españoles: ”de derechas”. Macri es, ideológicamente,
sencillo. Es un hombre “de derechas” y si bien no puede sostener un desarrollo
teórico es impecable su paso de tigre. Es tigre, aunque no pueda explicarlo.
Atilio
Boron sostiene, en un libro dedicado a John Lewis, verdadero grano luminoso del
liberalismo (Libro: El liberalismo en su laberinto. Capitulo: las vicisitudes
históricas del liberalismo) que hay un pasaje que comunica al liberalismo con
el socialismo en tanto y en cuanto ni uno ni otro abandonan el mercado, el voto
y las formas democráticas para acelerarse y obtener la diferencia. Hay una
continuidad, agrega. Su eje: el liberalismo se aferra a las formas de la
democracia. Es su bandera. El socialismo las respeta; es su convenio.
La
adecuación de estos ensayistas a la realidad no es sencilla. Mauricio Macri
aparece después de un populismo demasiado explícito. Después de un relato de la
cotidianeidad donde la épica remplazó al análisis y los éxitos se quedaron en
anuncios. Macri no configura una salida diferente por si, por sus actos, y es
notorio que necesita ése enemigo para consolidarse. Tal vez para resolver sus
enigmas. Sus dudas. Vamos, sus contradicciones.
El Mercado
Interno y el internacional; la relación con el trabajo. El desarrollo con el
viejo y querido capital, tan anónimo como antes (pese a la información global).
Las bolsas, los precios internacionales y la distribución de tareas en un mundo
que no es el de su adolescencia, ni siquiera el mundo donde triunfó su papá. Se
esquivan enunciados.
El total
de sus colaboradores no da suma cero y es visible. Radicales socializados y
radicales conservadores. Conservadores de viejo cuño. Peronistas traficados y
otros livianos. Enamorados del poder y viejos vengadores de castas.
Tecnócratas. Iluminados. Amigos verdaderos y de los otros. Bienaventurados y
comparsas. Bastantes pelajes similares que vuelan en bandada. Desde Patricia
Bullrich a Duran Barba hay largas historias diferenciadas. Macri no condensa
paradigmas. Acaso los divide, aleja y agiganta. Su triunfo por el voto popular
pone en el Ejecutivo Nacional a la suma de sus acompañantes que se niegan a una
condensación: centro derecha democrática. Sería tan fácil…
¿Qué
significa Capital y Provincias en su imaginario presidencial? ¿Que indicadores
son los suyos para las leyes económicas, la legislación laboral, los dueños de
la tierra, los recursos naturales y el siglo XXI? Está claro que intenta
sostener el equilibrio democrático en la palabra pública. También que el
espacio de la centro izquierda no está ocupado y, según la deformación de
algunos de sus consejeros, es CFK quien debe ocuparlo. Eso, aún para quien nada
sabe, es la perpetuidad de su costado o peor, por su fracaso el retorno K,
con el que los voceros de Macri amenazan cada tanto.
Lo que
nadie puede ocultar es el vacío nacional y popular, socialista, social demócrata,
progresista; al destino lo distraen los minúsculos grupos de izquierda
democrática, verdaderos centros ocupacionales, buscadores de una banca, un
sueldo, una supervivencia sin lustre ni epopeya.
Macri es
un faro. Hace falta otro faro, no oportunistas de los cargos. Los egoísmos, las
ineptitudes e ineficacias azotan a la centro izquierdo.
¿Y el
peronismo?. Bien gracias, otro día hablamos. Gioja. Scioli. Chino Navarro.
Barrionuevo. Moyano. Uff. Otro día hablamos.
No es
bueno el panorama nacional, las variables, la esperanza. Un misterio y un
vacío. Desde Rosario o sea: desde la provincia de Santa Fe, otra pregunta, casi
un silogismo que encierra la respuesta en su elaboración. El socialismo no
condenó explícitamente al populismo K. Mauricio le ganó al populismo K. El
socialismo combate al gobierno de Mauricio. A Macri le resulta cómodo y
sencillo entender las cosas cuando se presentan de este modo. El gobierno
provincial no es amigo de Macri y fue buen amigo, casi amigo, tibio
contrincante K. Esas fueron sus variantes témporo espaciales. Si la grieta
existe (y existe, claro que si) entonces Binner/ Lifschitz, Bonfatti/Fein
y Lifschitz/Fein no son amigos, ni amistosos ni simpáticos para Mauricio. No
condenaron a los K. Amigos son los radicales. Enemigos claros los del peronismo
K. Enemigos para pactar los peronistas de provincia de Buenos Aires. El
equilibrio político argentino está en un aviso clasificado: Compramos
paradigmas buen estado, nunca taxi.
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