Publicado en el portal Urgente 24, 12 de junio de 2017
La reciente refriega mediática porque el presidente invitó a charlar a unos periodistas diferenciados, pone en juego un par de conflictos que, en rigor, no son los básicos. Ayudan a mirarlos.
La diferenciación que discrimina a periodistas chimenteros del espectáculo, la mostacilla o la pajería, no es cierta.
Cuando hay programas enteros donde se fijan en qué lugar del palco está Emilio Monzó, Marcos Peña y si se tiñe o no el ecuatoriano Duran Barba a quien, a propósito, acusan de eso, de ser ecuatoriano, deberíamos referirnos, sin dudas, a mostacilla, chimenteríos o pajerías de la política. Personalmente me fijo qué zapatos usa la señora Carrió que muchas veces luce cansada y pienso que pueden ser zapatos que no sostengan su humanidad adecuadamente. Aclaro. La cámara ayuda, cada tanto le enfocan las piernas y los pies.
En los muchos programas en los que, día tras día, personajes del fútbol se encuentran para comentar si un DT los llamó por teléfono (o no) y a qué hora se acostó el 9 del equipo puntero la pajería, la mostacilla, el chimento es parte ineludible de la noticia, del programa, de la construcción de la información. El pico de audiencia lo consiguen cuando dejan de vender jugadores y se enojan e insultan entre si.
Programas donde ex jugadores de fútbol se exhiben tratando de conseguir una contratación, junto a otros programas donde los ex funcionarios y posibles funcionarios están presentes, porque es la manera de conseguir cargos, becas, posicionamiento, terminan completando la grilla diaria con los programas donde acuden los actores que no tienen trabajo (las chicas bellas pero desocupadas también) y los que necesitan promocionar su nuevo espectáculo y para conseguir avisos gratuitos aceptan pelearse en cámara. Como los deudos. Los estafados. Los perdidos. Todos somos Crónica TV. Todos.
Un medio periodístico porteño cualquiera (con incidencia en todo el país por el sistema unitario que antes el COMFER, como ahora el ENACOM favorecen) con el sistema “panelistas – que - hablan - de - todo” en 30 segundos es el modelo básico. Impresionante relación costo beneficio.
Se los escucha hablar, alternativamente, sobre drogas, gordura, inflación ( que no es hinchazón) maternidad, leyes represivas, G7 y G20, elecciones en Brasil, Odebrecht, Calafate y cruzar las autopistas sin fijarse si lo que se dice tiene algo que ver, seriamente, con el conocimiento. Uno, delicioso, opina semanalmente de maratones en el mundo pero, básicamente, de economía. Un tributo a Federico Manuel Peralta Ramos.
Es cierto que el eje no es ese y que, si no lo es, debería ser el grado de instrucción, la construcción, la certificación de un cociente que permita discernir entre lo posible y lo imposible. Al menos eso.
El periodismo no es erudición y aburrimiento. Es certeza de la propia inhabilidad y honestidad para decir” de esto no se nada”. Aclaración. Quien dice “ de esto no se nada pero digo…” Tiene una calificación moral inferior al de quien ignora y entra a la sicología, sociología, el derecho, la historia, la botánica, la medicina y las dependencias y adicciones como elefante en la cristalería, como entraba Guillermo Nimo al castellano. Que ese es un buen ejemplo para indicar que la bestialidad mediática no es patrimonio del siglo XXI. Claro que ahora es virósica. Tambien viral.
Hay un punto donde esto se complica. Cuando el mismo Macri recibe y contesta twt y otros sistemas directos de comunicación, deriva la información de los actos de gobierno y la creación de su imagen como líder a un contacto unipersonal donde no importa que se dice sino quien lo dice.
Registremos el fenómeno. Mauricio contestando por las redes es el degüello de una intermediación parasitaria y la creación de un monstruo inatajable. El “clickeo”, el “me gusta” y la interacción de uno con un millón, a quienes toma individualmente, multiplica la pajería, la mostacilla, el chimento del que hablábamos a una recidiva virósica de la que resulta imposible escaparse. Es, en macro información, una súper encuesta que indica que niveles de atención y sobre qué temas trabaja el querido inconciente colectivo.
Un líder político que le contesta a mi tía Pepa de modo directo e instantáneo obliga al periodismo a otros esfuerzos. El primero encadenar al actor político. Se les escapa por las redes, los MdeC deben sujetarlo a como de lugar. Meterle miedo. Aterrorizarlo.
Los medios, por el terrorismo mediático que el uso del múltiple abordaje facilita (zócalo, titulares aplastantes, pantalla dividida, stop motion, fotos agresivas, interrupción del discurso, archivo sonoro editado) trabajan por eso, por el terror de los actores políticos a que sus vidas se jueguen a una información errónea que, en ningún caso lo es por si misma, sino como parte de una estrategia de dominación (lo dicho, por el terror) para generar dependencia, negocios, participación. En una palabra. Poder. Impunidad. Riqueza. Mas poder.
Límites como el de la modelo que comía palta dentro de un carromato, y hacía el amor sobre una manta Nepalesa, engañando (el) a su esposa lejana, que no estaba tan lejana sin embargo, ya que irrumpió en dicho nido de amor (el carromato) interrumpiendo el idilio, conviven con el vestido de la señora Awada de Macri, que es igual a otro que es igual a muchos y etc, etc. Y la llegada o no de Icardi, el que le quitó la muer a otro futbolista, que al parecer le pegaba, como otro pegador (este de Boca) que lleva a que los panelistas digan “ a mi me importa lo que hace en la cancha…” mientras en otro panel otros colegas sostienen que la novia, pareja, amiga de Martín Redrado esta muy, pero muy delgada… Cheee. Al cabo: no hay límites.
En ése punto, cuando las redes destriparon la intermediación y la certeza de la traducción periodística, que traicionaba con pulcritud, los que presumen de serios, como si la seriedad fuese aburrimiento y, además, la inoperancia y falta de ángel un motivo de orgullo, avanzaron sobre personajes como este Polino, verdadero muchacho de Passolini, enojándose porque Macri los invitó, certificando existencia y algo mas. Existencia y poder.
Macri adhiere a un viejo postulado siquiátrico. El que participa pertenece. Mauricio participa. De las redes, del pajerío, de la mostacilla, del puterío. Mauricio es un personaje siglo XXI. No es tanto lo que conoce sino lo que pide que le enseñen. No lo aprende. O lo olvida. Pero sigue participando del día a día. No guarda el ayer. Cerró la página anterior. Ni bien ni mal. El mundo tiene 140 caracteres y se resuelve en el tiempo que se tarde en escribirlos. Mauricio de eso sabe mucho. Un me gusta y un rt y a otra cosa, mariposa.
Miremos este lado de la historia. Los medios, los dueños de medios participan de silenciosas comidas con los actores políticos y consiguen concesiones, dividendos, supremacías, posiciones dominantes e igual ateerrorizan a los políticos (los venales y los probos) amenazándolos con mostrarles algún lado flaco. Este encuentro inquieta. Los que estuvieron con Mauricio tienen relaciones de dependencia muy visibles con las empresas, pero fueron invitados personalmente. Este Mauricio, que no entiende el juego empresarial. Je… no lo compren por boludo. Nunca.
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