Una
nota redactada por uno de sus mas claros secretarios, Adrián Gerber
y publicada en el diario La Capital de Rosario, donde trabaja, al día
siguiente de las elecciones de octubre de 2017, contiene
consideraciones que ponen mas luz sobre la herida abierta y la
situación del gobierno municipal y provincial; su autor la tituló:
“Que le pasó al socialismo en Rosario”. En ella hay párrafos
tan claro que sólo se necesita reproducirlos. Tantas veces avanzamos
sobre este tema (la provincia bi fronte y el cerebro socialista del
FPCYS, para una provincia extendida en radicalismo y fuerzas menores
y dirigida por los cerebros socialistas) que lo que se transcribe
apunta al mismo centro del problema.
El
problema lo presenta así: “Una fuerza política que viene
gobernando la ciudad desde hace ya 28 años no puede creer
ingenuamente que el resultado de ayer es producto de que se vio
perjudicada por la polarización nacional entre el kirchnerismo y el
macrismo- Es una explicación de una enorme pereza reflexiva y que no
interpreta en su cabal dimensión el mensaje de las urnas”.
Reparemos en el número: 28 años. Todos aquellos que tienen 40 años
no han conocido, al comenzar sus estudios secundarios, otro gobierno
que no sea el socialismo. Y algunos funcionarios están en esa
situación. La burocracia es inevitable, fue inevitable. Nunca
visitaron el desierto. Ni entienden el destierro.
Gerber
analiza, desde su óptica, el eje del problema:”…esta fuerza
política no tiene básicamente un problema de gestión municipal,
sino uno profundamente político que arrastra desde hace ya tiempo…
“ ¿Puede el socialismo, una idea con tres siglos de
existencia en su filosofía, en sus posicionamientos políticos,
tener problemas en el análisis de la realidad? La respuesta está en
quienes debían analizar, asimilar, ejecutar y, básicamente,
transmitir. No hubo, entiendo, transmisión de una idea
societaria universal.
Nostalgia
de una ilusión: …” En los años dorados del socialismo comarcal
se respiraba la idea de una Rosario modelo y vanguardista en lo
social, urbanístico, cultural y en general en el manejo de la cosa
pública….”
Tan
claro como explícito, Gerber define un final: …“Porque todo
gobierno tiene su relato, su proyecto, su discurso ante la sociedad.
Es su ABC. Todo gobierno construye el sentido de los acontecimientos
del pasado y presente, pero también del futuro. Porque los
ciudadanos también votan futuro…” Crudeza y exactitud. No
se puede ser mas claro.
La
pregunta que duele aparece finalmente: “¿Pero qué le pasó al
socialismo para quedar relegado ayer a un tercer puesto (con sólo
16% de los votos) en Rosario, su bastión electoral?.../…durante
gran parte de los dos mandatos de Lifschitz y el primero de Fein el
gobierno municipal se fue de parranda por los laberintos del poder
fáctico, donde se extravió, mientras permanecía encandilado por el
desarrollo de la ribera central y toda esa nueva y exclusiva ciudad
que emergía en Puerto Norte. La contracara de depositar toda la
atención allí fue la desatención de los barrios….” Extraña
`paradoja, un socialismo que protegió, impulsoó y mostró orgulloso
los logros de la clase alta y sus despliegues inmobiliarios.
Rosagasario
no es Santa Fe
El
hueso, el puro hueso analiza el colega cuando define: “….recobrar
la confianza de los rosarinos es un tema mucho más complejo y hay
una situación fundamentalmente política que aún sigue haciendo
ruido. Y ésta se centra en la decisión adoptada por el socialismo
en 2007 de subordinar la Intendencia al gobierno provincial del mismo
signo partidario. Como nunca antes el Palacio de los Leones dejó de
rugir y entabló una relación de dependencia con la Casa Gris. Un
disparate para una ciudad de las aspiraciones de Rosario, que nunca
quiso que su futuro se defina en los despachos de Buenos Aires, pero
tampoco en los de la ciudad de Santa Fe. De allí que incluso hasta
desapareció del discurso socialista el reclamo por la autonomía
municipal, bandera que hasta ese entonces era levantada y flameada en
cada batalla que se daba en defensa de los intereses de Rosario…”
Este eje, la independencia de la ciudad, que ya no es una ciudad sino
una región con ciudades satélites y cinco departamentos
provinciales que piden, necesitan que se los incluya en planes
regionales que nunca los consideraron es parte de eso que faltó
resolver: una región, la Región Rosario. El socialismo es
intrínsecamente egoísta, hubiese sido compartir el crecimiento y
repartir medallas con mucha gente común. No supieron, no saben.
Pocos son tan grandes como para saberse generosos y confiados.
Finalmente
el siglo XXI, narcocriminalidad, inseguridad urbana y corrupción
estructural aparecieron. Rosario nunca fue una isla, aún cuando
muchos lo deseaban y lo creían posible. Gerber dice: “…Esto le
terminó jugando totalmente en contra con el desmadre del tema de la
seguridad, donde la ciudad comenzó a padecer niveles de violencia
nunca antes vistos y gravísimos hechos de narcocriminalidad…/…
Así, si antes se instaló la ficción de que Rosario era la
Barcelona argentina, a partir de ese momento comenzó a sobrevolar la
pesadilla de convertirse en la Ciudad Juárez del país. …” Hay
notas con este tema. Hasta un conspicuo rosarigasino sostuvo que
Rosario era poco menos que el sitio de vida del Cartel de Sinaloa y
Escobar Gaviria. Excesos de ignorantes. Rosario es parte de un
territorio desprotegido en el siglo XXI de los problemas del siglo.
El socialismo vive aún en el siglo XX.
El
escepticismo, una condición necesaria en el oficio, aparece en
Gerber, que sigue apuntando al hueso del problema…” Si a esto se
le suma la escasez de nuevos cuadros políticos en el socialismo, el
panorama de esta fuerza se complica aún más. La política se hace
con militancia y proyectos, pero necesita imperiosamente de
liderazgos que puedan capitalizar los aciertos y que también estén
en condiciones de conducir en los momentos de crisis…” solo falta
el reconocimiento al colega. Debería haberlo leído el publicista
que definió un eslogan de campaña demasiado diferente de la
realidad. “Primero Santa Fe. Y capítulos regionales que nada
dijeron de lo que pasaba. No han traducido bien el problema y sus
posibles soluciones porque, acaso, nunca vieron que tenían un
problema. Lo dicho. El colega serrucha el hueso. Debe doler.
El
cierre, diplomático, como corresponde, deja el asunto en suspenso.
Gerber sostiene: “…¿Está agotado el ciclo socialista en Rosario
como vienen afirmando dirigentes opositores? Eso se dirimirá en
2019, y dependerá en gran medida de si el oficialismo puede
reconstruir su relación con los ciudadanos y darle sentido,
contenido político, a su acción de gobierno….”
¿Se
puede gobernar una ciudad en la que se obtiene el 16% de aprobación?
Se insiste: 74 de cada 100 rosarigasinos dieron la espalda al
gobierno en la boleta. Terapia intensiva para Mónica Fein y su
representante:Pablo Javkin. El socialismo rosarigasino está en
terapia intensiva. Si los ejemplos son provinciales debe agregarse:
terapia extensiva.
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