Tuve insomnio, no me pude dormir. Algo me desveló y no pude cerrar los ojos… La frase, que tantas veces escuchamos y alguna vez dijimos es el comienzo de una historia.
En los barrios tranquilos las peleas de los gatos en los techos y los patios comunes, un gallo super mañanero, él también desvelado, y la moto que pasó con ese insoportable escape, solían desvelar a las madres. Mucho mas a las tías solteronas. Si el solterón era un tío no se desvelaba, sabía cómo resolver sus angustias de soledad de otro modo. Si es que los solterones tienen angustias. Antes había que sostenerle el alma a los solterones, ahora es un estado beneficioso, según aseguran. Cambios en la sociedad, que mira de modo diferente a quien no se casa. Esta, por otra parte, es una edad que ya no tiene límites. El rejunte, el concubinato, el “estamos probando” va desde los 18 hasta… los cincuenta (por decir un número, pero en rigor no hay edad para casarse, la sociedad ya no obliga al casamiento como parte de la realización en la vida). De modo paralelo conozco gente que sigue junta por el tema de los impuestos, los gastos centrales y la escasa oferta y demanda. Vidas paralelas, pactadas y cercanas. Acaso puedan dormir bien.
No se puede considerar insomnio la duermevela por cuidar la fiebre del mas chico, con los viejos trapos húmedos en la frente. Eso es amor, mandato filial y la cuestión inexplicable de las madres que los hombres a veces no entendemos, no valoramos y que, si acompañamos, lo hacemos de modo diferente. Que podrá haber igualdad de sexos pero eso de parir da, provoca, inicia una cadena, fabrica una cadena que nada puede explicar porque cuando una madree dice te conozco desde que te parí dice algo mas que lo obvio, dice lo intransferible.
El insomnio en la pareja si que se puede transferir. Anoche te movías y te movías, me despertaste cinco veces… Las camas separadas no solucionan porque quien tiene insomnio suele ir al baño, a la heladera, al balcón, a la cocina y lo mas común, prender la luz, prender el televisor, moverse, carraspear, darle a las chancletas y sostener su vivacidad con los ruidos que hacen los vivos despiertos porque los vivos dormidos, dormidos, como gran queja reciben una certificación: anoche roncaste.
El dormitorio al lado del ascensor, en los edificios, tienen una sobrecarga de ruidos. El silencio del campo es peligrosísimo, el cerebro se acostumbra a desenchufar ondas y ondas y el ruido del camino que lleva al pueblo trae una chata que se va o el sulky que vuelve. Dormir con la ventana al patio, al paisaje, al río, a la luz< del amanecer tiene lo suyo para conciliar el sueño.
“El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente. Cualquier persona puede padecer este trastorno. Algunas personas presentan un cuadro de insomnio que les impide llevar una vida normal. Por lo general, el insomnio es una consecuencia de la ansiedad provocada por problemas personales…”
Sin meternos en sicologismos uno sabe que “anoche no pude dormir pensando en lo que tenemos que afrontar hoy…”. Tamb ién que ésa prima que anda todos los días como loca y que tiene ojeras lo que tienen es insomnio y ya sabemos que es lo que le hace falta…
Entre las torturas de las novelas, de las historias, de la espantosa realidad de las tiranías y gobiernos dictatoriales, la de quitar el sueño con parlantes, ruidos, marchas, requisas y tumultos es algo que conocen, conocemos. Quitar el sueño quita vida. Al menos le quita algo placentero. Poder dormir el cansancio y hacerlo desaparecer.
Los que viven cerca de un boliche nocturno, con los ruidos musicales, los ruidos de los bochincheros, las peleas, las mugres en la mañana saben muy bien que el insomnio provocado por estas anomalías el algo mas que una enfermedad, en todo caso una enfermedad social o una permisividad de las autoridades que, seguro, seguro, no son vecinos de ningún boliche ni lo permitirían.
Tiempo pasado el tango dice: “… que en filo de la noche puso el silbo de la ronda como un broche…” era otra aquella policía que hacía una “ronda” por las calles del barrio y en cada esquina con un silbato especial indicaba que existía, que eran las doce de la noche y que no había novedades que incomodaran, excepto al desvelado. El desvelado, aclaremos: desvelado, sustantivo viene de las velas, del tiempo en que una vela iluminaba la oscuridad de la noche. Tener la vela era eso, iluminar la larga habitación que necesita una luz para no tropezar. Tener la vela es estar despierto al soberano cuete para que otro haga sus cosas. Espabilar o despabilar es recortar la parte quemada del pabilo (el hilo encerado en la mitad de la vela) para que vuelva a crecer su luz. Despabilarse es avivarse.
En el insomnio suelen aparecer ideas. El enamorado suele quedar despierto toda la noche, pero esas son otras ideas. El enamorado nunca se despabilará. No lo precisa.
” El sueño va sobre el tiempo, flotando como un velero, nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño” … Eso dice Federico.
Calderón es mas pesimista y universal: “¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño:que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”
El secreto es este: en el sueño no se mide igual el tiempo pero, ay, ay, en el insomnio si, vale el reloj pulsera y el almanaque. Hoy como ayer. Lo mismo.
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