“Zapatilla sin talón o con el talón doblado.Otra:Zapato viejo con el talón caído y aplastado … No se qué harán las militantes al extremo con el tema “chancletas”, porque no acepta otro género que el femenino.
Con la palabra “chancleta” los muchachos aquellos con los que crecí indicaban que el que había tenido un hijo, había tenido “una chancleta”, una nena, una beba, una mujer.
La definición de chancleta como mujer, como beba. no pasa a mayores. Queda un resabio: tuvo todas chancletas. Pero ya se usa poco.
La chancleta era un calzado para dentro de la casa. Dentro de la propia casa estaba bien andar en chancletas. Se podía. No se podía salir a la caclle en chancletas.
Está el tema del baile. No aprendió a bailar para no recular. Que se se suma a es “fiero” recular en chancletas.
En el lenguaje tanguero está el tema que canta Cárdenas:” cuando una mina lo dejó en chancletas…” acompañado por la orquesta de su autor: Aníbal Troilo, letra de Homero Expósito. La letra describe a un supuesto malevo que no era tal y el colmo fue ese: una mina lo dejó en chancletas. Sin nada para salir a la calle, sin nada, solo un par del peor calzado: las chancletas. El tango se llama así: Malevo.
No es cuestión de reivindicar las chancletas, pero cualquiera que doble la parte de atrás de un zapato, una zapatilla y la deje así, doblada, aplastada, y calce semejante engendro se habrá fabricado una chancleta. Para caminar despacio y cambiarle la yerba al mate sirven. Sirven contra el frío de las baldosas… frías.
En tiempo de prolijidades cortábamos el talón y las chancletas parecían realizadas artesanalmente pero eran los zapatos mas viejos, los mocasines mas ajetreados y caminados que quedaban para dentro de la casa, para chancletearlos.
Las “ojotas” o “hawuainas” (ignoro como se escribe porque es una palabra muy inventada, al punto que es una marca comercial que le sigue dando dividendos a quien la registró como marca de calzado) que consisten en una suela y una tira cruzando el dedo gordo y le quitaron, estas prendas casi universales, la popularidad y el monopolio a las chancletas. Ni para mencionar mujeres se usa y no por la militancia de género.
La chancleta en otras posiciones es un arma menor. “Lo cagó a chancletazos” es parte de una crianza violenta, con castigos corporales, y no digan que no saben de qué se trataba. Digo trataba y no de lo que se trata, porque creo que no hay padres que caguen a chancletazos a los hijos. Hay una palabra que uso, en este párrafo, que no tiene remplazo o sinonimia que exprese tan claramente de qué se trataba esa práctica. Insisto: se trataba.
Hay desafíos malevos: “… a vos te peleo con una chancleta…” indicando que no precisaba una daga, puñal o facón. Pero es exageración de los sainetes.
La chancleta, como tal, no servía para nada, para ningún deporte, lo mismo que se sostiene de las ojotas. Era tan solo el recurso casero para no andar descalzo por la casa y, a veces, llegarse hasta el bar de la esquina y excusarse por no ir a buscar cigarrillos, otra botella de vino, en reuniones de muchachones en el garaje: no puedo, me vine en chancletas.
Han desaparecido tantas cosas de una forma de vida que muta constantemente pero tengo mis dudas si muchos, en la intimidad que da el caminito que señaló Charlie, de la cama al living, no anden chancleteando por el dúplex, como hacíamos desde la cocina al patio, para tomar los mates de la tardecita. También para salir a la vereda, con la silla petisa, el mate dulce y la mesa ratona con los pedacitos de bizcochuelo. No se. No se.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario