Los anarcopolíticos rosarinos
Hay una suerte de político libertario en Rosario. Un perfil que, cada tanto, adquiere carnadura. Se lo enaltece, jerarquiza, se hace fábula de su existencia.
Al costado, de modo consecuente, la militancia partidaria mantiene viva otra forma de crecimiento social, mas cercano y solidario, menos rutilante, más permanente.
El dossier del dirigente rosarino es una cuestión de todos que, de modo inexplicable, no se trata, ni se estudia ni, en muchos casos, se advierte.
Hay un patrón de análisis firme. Los políticos libertarios aparecen opuestos al trabajo diario, firme, callado, solidario. Pueden ser llamaradas, se duda que sean fuegos consistentes.
Los políticos libertarios son eso, individualistas, su libertad de decidir supera la disciplina o la razón de Estado. La épica antes que la transpiración de la camiseta en el día a día. Repitamos a Julio María Sanguinetti quien escribió, en una crónica, que la democracia no es épica, es construcción diaria. Es otra cosa.
Los políticos libertarios existen y existieron. Vienen bien a la historia de “Rosario se hizo sola”. “Es hija de su propio esfuerzo”.
Un político importante, en este caso nacido en Beravebú terminó, por razones que aún siguen siendo controversiales, renunciando a la vicepresidencia de
Tal vez el ejemplar más libertario, más “suelto” y más inasible haya sido Lisandro de
Por tres veces en la intendencia, de muy diversas formas, la impronta de Luis Cándido Carballo es parte de Rosario. Su nombre se inscribe, suelto, en la historia de la ciudad. No debería ser así. Tuvo partidos pero, ay, su mención aparece desprendida de cualquier tarea rutinaria. Carballo es un nombre propio. Es un importante libertario rosarino
El arquitecto Ermete Esteban Félix De Lorenzi, debería unirse a Miguel Culacciati, por la contemporaneidad. Entregó edificios básicos de la ciudad, el primero y el otro, Culaciati, la gestión que pinta la verdadera cara “modernosa” de la ciudad. El Intendente Culaciati es fundamental para Barrio Fisherton y la “puesta en valor” del Country del Jockey Club. Hay decisiones emblemáticas, profundas, que aparecieron con Culaciati. Culaciati es el gran intendente de la primera mitad del siglo XX para Rosario. Durmiendo a la derecha, clara, manifiesta, en cuestiones políticas.
Para la data: De Lorenzi y Culaciati dan el signo de una ciudad que, se insiste, aún juega con la frase:”hija de su propio esfuerzo”. Cabría pensar si no es, al fin, la misma frase, pero del otro lado del espejo la que aún se escucha:” Rosario no le debe nada a nadie”.
De aquellos nombres surgen ejemplos para los que administran, sobre 1980, la actualización de
Culaciati. Carballo. No puede eludirse a Horacio Usandizaga como una figura que acepta, socialmente, varias lecturas pero se sostiene, como hombre público, con votos.
Tal vez para quienes son contemporáneos del doctor Usandizaga no sea necesaria una explicación para identificarlo dentro de un radicalismo libertario o, claramente, como un anarcopolítico. Baste decir que, por una respuesta en un programa periodístico (“si gana Menem renuncio”) entregó la ciudad, luego de haber sido prácticamente plebiscitado para la intendencia. Hay muchas miradas sobre el gesto. Ni una sola se sostiene, hoy, como importante para el partido, para la tesis del partido. Hay quienes discuten si fue un ejemplo positivo para el radicalismo. Rosario amó el gesto libertario. Rosario votó a Usandizaga de modo insistente y repetido. Rosario adhirió a un político ostensiblemente libertario.
Contemporáneos a Usandizaga aparecen varios nombres del radicalismo y el peronismo.
Disciplina partidaria, pocas alas, mínimo vuelo, rechazo simple y llano. Racionalidad. Coherencia. Hay una suma concurrente. Las “razones” del amor, como las del odio, son eso: de imposible solución porque no son razones son, al cabo, razones del corazón.
Aníbal Reynaldo, los Malaponte, Pini Elías, Roberto Sanmartino, Terrile, Costarelli, Milano. Todos ellos adhieren a la tesis partidaria. Con mayor o menor esfuerzo fueron pasando. El partido radical se ha comido almanaques completos, biografías íntegras. Los lobos solitarios adquirieron fama, pero cargaron de lastre el vuelo partidario.
En el peronismo Vernet, Cevallo, Rubeo, Venesia, Joaquín, dan la talla como dirigentes, pero ninguno de ellos quemó las naves. De a poco, con la ayuda de un anarcopolítico de otro sitio, Reutemann, el peronismo rosarino se fue conformando con la queja y la aceptación de órdenes. Ora de Santa Fe, ora de Buenos Aires.
Dirigentes de otros rubros (no específicamente políticos) fueron los que conformaron otro perfil independiente. Todo libertario lo es, en sustancia. Censabella, Tito Rodenas, Víctor Vesco, Eduardo J. López, Agustín Rodríguez Araya, Guillermo Strazza, Alberto Gollán, Cristian Hernández Larguía. A su modo, lejanos a cualquier santidad o indulgencia, hicieron lo suyo. Dejaron huella indeleble. Nota: leer bien la tipificación antes de obnubilarse.
Quienes entendieron la ambigua relación con/para/de la ciudad fueron los hombres que, bajo Guillermo Estévez Boero, fueron afincándose. En la universidad primero, en las disputas políticas regionales después. A “don Guillermo” sólo le sirvió para su quinta, pero el terreno fue ampliándose. Una concejalía fue la vaca de Cartago. Una intendencia y otra y otra demostraron que no fue una impronta personal, sino la tesis de partido.
La gran pregunta que debe resolver
Sosteniendo la tesis libertaria Pablito Javkin y María Eugenia Bielsa, por ejemplo, cultivan el perfil individual alto, conciben que el acuerdo es posible solo a través de las intransigencias que los definen. Es una postura diáfana y cerrada. Los sostienen gestiones con alto grado de individualismo
De iguales, parecidos y diferentes se compone el misterio, el porvenir. En el peronismo y el radicalismo está la respuesta. (Wikipedia: Libertario significa: “que defiende la libertad absoluta”)
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