Google+ Raúl Acosta: Comenzó el otoño K

sábado, 7 de abril de 2012

Comenzó el otoño K

Historia o historieta

Visitemos Google. “La historia es la ciencia social que se encarga de estudiar el pasado de la humanidad. Por otra parte, la palabra se utiliza para definir al período (histórico) que se inicia con la aparición de la escritura y, también, para referirse al pasado mismo. Así se sustantiva. La historia

Los fenómenos que analiza la historia pueden ser de tipo económico, político, social, artístico, cultural o religioso y se diferencian entre sí por ser de corta, media o larga duración”.

Sigamos de visita por Google. Se llama historieta o cómic a una “serie de dibujos que constituyen un relato”, “con texto o sin él”, así como al medio de comunicación en su conjunto. Partiendo de la concepción de Will Eisner de esta narrativa gráfica como un arte secuencial, Scott McCloud llega a la siguiente definición: “Ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada con el propósito de transmitir información u obtener una respuesta estética del lector” Sin embargo, no todos los teóricos están de acuerdo con esta definición, la más popular en la actualidad, dado que permite la inclusión de la fotonovela y, en cambio, ignora el denominado humor gráfico.

De hecho que entrar en “la” historia tiene peaje. La historia se concreta al participar, del modo que sea, en acontecimientos de tipo económico, político, social, artístico, cultural o religioso que sucedan, que nos sucedan.

De un modo universal los seres vivos estamos en la historia (todos) No es similar la ocupación. Por un acontecimiento logramos mas espacio en la secuencia. El palacio de invierno (Asalto al). El 17 de octubre. Hechos artísticos (Potemkim, la peli) históricos y artísticos: el bombardeo y la pintura en Guernica. El Che y la entrada a La Habana.

Entrar en la historieta es convertirse en “Ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada con el propósito de transmitir información u obtener una respuesta estética del lector”

Con cualquier relato se construye una historieta. Acepta la creatividad, el invento, la repetición. La historieta es una creación humana. La historia no, la historia es una suma de sucesos. Algunos no ponderados. Otros imponderables. Es una secuencia humana. La historieta no está basada, necesariamente, en los hechos. La historia no puede desprenderse de los hechos y todas, se repite: todas sus consecuencias.

Cualquiera sea el sesgo, la mirada, el abordaje, la historia refiere a los hechos, su mención, estudio, análisis, así sea para desvirtuarlos, traicionarlos, cambiarlos, redimensionarlos. En la historia el hombre es un activo, se lo cuenta en los inventarios.

La historieta es un relato. El hombre es un autor. La historia puede mostrar posiciones, factos ridículos, tristes, crueles. No hay retroceso en la historia porque no hay contrafactismo. La historieta, por su calidad de invención permite diferentes resoluciones. La historieta puede desaparecer. Es su capacidad.

El uso, el mal uso coloca a la palabra historieta como un insulto a la historia, como una factura “plebeya”. Historia e historieta aparecen, de ese modo, como opuestas. Usado como adjetivo calificativo (despectivo, insultante) la historieta se convierte en una calificación chabacana, de bajísimo nivel y su mención acerca a la procacidad. Los hechos históricos que se mencionan como historietas ya están juzgados.

Un héroe de historieta, de cómic, de “dibujito” no pertenece a la realidad. Al “carne y hueso”. Pueden inventar universos (Flash Gordon, de Alex Raymond) y remedar una épica (Eternauta, textos de H.G.Hoesterheld, dibujos de Solano López y Breccia) o, sencillamente, edificar conceptos de la sociedad y convertirse en un afecto común. Mafalda de Quino, Snoopy y Charlie Brown, de Schultz. Inodoro Pereyra de Fontanarrosa.

La adhesión con la historieta es muy firme. Inventar un universo es una tarea de dioses. Convivir con ellos es compartir lo placentero, lo previsible. Endiosarse. Sucede lo mejor de lo mejor. Lo que se ha querido aceptar. La fantasía de ése mundo se convierte, por la seducción (queremos que nos seduzca un mundo ideal, de historieta) en una peligrosa ensoñación. Enamorados de Dick Tracy (Chester Gould, “el crimen no paga”) y de Patoruzú (Dante Quinterno), escamoteadores de la kriptonita, la firmeza de la realidad duele, duele mucho mas para quien vive en un fumetti. En una auténtica nube de fumetti.

En qué mundo nos gustaría vivir. En qué mundo vivimos. Argentina, en el 2012, debe contestar esta requisitoria. Debe decidir. El fervor por el relato nos ha puesto en la divisoria, en la contradicción

Moyano es de la historia. Boudou de la historieta. Las arterias esclerosadas de Néstor Kirchner de la realidad. La fantasía de su heroicidad épica de la historieta. Aníbal Fernández de la historieta, Horacio De Mendiguren de la realidad.

La viuda circula de la sala al comedor, como la naranja que se paseaba por las habitaciones en el versito infantil. En ese paseíto se nos van los años. Cuando acepta las propuestas de la realidad (todos bancamos la asignación por hijo, el control de los sin pan, sin laburo, sin destino) su discurso es de la historia. Cuando se pelea con Macri por subsidios menores es una historieta de conventillo.

Cuando Néstor Kirchner planta la definición, el rol de los Medios de Comunicación en una sociedad plural y cercana al socialismo elemental, el de manual, lo suyo es historia. De la mejor. Cuando enfrenta los fantasmas destituyentes, de las corporaciones que inventa y esgrime, trayendo de probanza un recorte de diario, lo suyo es de la pésima historieta. En su viuda se empeora la línea. Nadie la votó para que sea la bruja “cachavacha”.

Con todo el error más grande no es de la viuda de Kirchner, la señora presidente, quien nos representa a todos, con su historia indispensable y su historieta facilista; el error es de quienes adhieren a la historieta antes que a la historia. Cabe, ya, ya mismo, preguntarse si es un persistente error de sus súbditos o una maldad altamente rentable de los aprovechados, que simulan participar de una historieta para mejorar su historia.

Como creer que Luis D`Elía no es historieta. Cómo. Imposible. En que lugar colocar los desplantes de Moreno. Sus actos reviviendo Agio y Especulación del primer peronismo no son de historieta. Su paseo con guantes de boxeo son de una mala tira. Héctor Timerman y Jorge Asís pertenecen a la historia, pero se sienten cómodos en la historieta.

El mismo Moreno y el jefe de la Barra Brava de Boca hicieron el gesto: “ te voy a pasar a degüello”. Peligrosa historieta. Hebe de Bonafini y sus rondas son de la más dura épica, de la más fuerte historia. Sus discursos de ahora demuestran que ya vive en una nube de fumetti.

La historieta embriaga. Ensoñación. Sonrisa. Ilusiones.¿A quien no le gusta ser el último, que da la piedra libre y salva a todos?

Sufriría mucho Mignogna (doble “g”). El escribió, para la música de Lito Nebbia: “la verdadera historia, quien quiera oir que oiga” Somos sordos. Vivimos historietas. Aguante el Loco Chávez y Pampita.


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