Confusiones aparentes
Un señor, director de teatro en Europa con casa, familia nueva, hijos en colegios de pago (ojo, en Francia) tarjeta de crédito dorada, plateada o negra dijo:” no, que no me haga un reportaje ese señor, que es un gorila, que le de manija al espectáculo sin mi presencia”. Mientras tanto pidió que le pagasen su asesoramiento en dólares; sin constancia, claro.
Ante la visita de un escritor famoso (muy, pero muy) varios periodistas dijeron: “mejor ignorarlo, es un liberal, que no nos contamine su pensamiento”
Otro señor confiesa públicamente (así deben ser las confesiones) que:” Moyano, objetivamente, ayuda a la derecha liberal y frena un proceso de cambio”.
Un tercer gentilhombre, de saco, perfume francés y corbata de seda sostiene: “el dólar negro es sólo una molestia, lo mejor es tener que pagar cuentas en el extranjero y girar a precio legal. Acumular fuera. Lo que no se usa vuelve en negro, en mitad de la ropa sucia, en la valija. Así no se jode nadie”. Lo declara públicamente mientras manda a sus empleados a buscar divisas ”negras” en un bar céntrico. Besa a su secretaria en el desván. Suspira.
El analista dice en el café (el típico café de los analistas) “cobro la sesión a 75 dólares hace años y no me va mal, algunos pacientes abandonan, pero el mínimo lo sostengo. Casualmente estoy discutiendo el precio del alquiler del consultorio, el encargado pretende subirlo porque aumentaron mucho los gastos centrales”. En la mesa vip el empresario de la salud sostiene: “con el atraso de las obras sociales ya casi no es negocio”. Hasta el mozo dice lo suyo: “el plus ya no salva a nadie”.
El representante del jugador de fútbol confiesa en otro café, el de los intermediarios, su dilema: “lo tengo colocado en dólares, pero me piden una cuenta en el país, para depositar el adelanto y la parte proporcional para el clú por los derechos federativos de formación. Tengo líos con el secretario de la institución, que va en el negocio y le tengo que explicar que la mía me la dé en negro, cuando vayamos allá, pero no hay caso, los compradores quieren un contrato en regla, son extranjeros, no entienden nada)
La militante nacionalista sostiene: “cómo escuchar ese programa que pasa música extranjera. Nunca una chacarera, una zamba, nada de los pueblos originarios”
Un militante de 25 años, mas endurecido en sus argumentos explica: “la década menemista arruinó el país, fue nefasta. Logramos echarlo”.
Un conmilitón de Solano Lima, Federico Pinedo y Cueto Rúa recuerda: “antes de Perón y la negrada esto no era así”.
Sin autor original las paredes rebotan ecos. “Perón estaba viejo”. “Perón era sabio”. “A Alfonsín lo rajaron los peronistas y la inflación la fabricaron ellos”. “Los saqueos los organizaron los muchachos”. “Los montoneros eran el futuro y los asesinaron”. “A Fernando de la Rúa lo volteó la tinellización de la política” Cada día trae una nueva forma del equívoco. “Destituyente” es una palabra que deberían considerar mejor los que diagnostican el delirio persecutorio como una de las formas del discurso hormonal. El relato no es mas el relato. El plural tomo su lugar.
Desde diversos sitios de una ideología de maxi kiosco se disparan veredictos como acertijos y chismes como verdades reveladas.
Madero/Huergo. El terreno para construir Ezeiza. La California. Trigo Candeal. Mazar Barnet. Medicamentos. Mercedes Benz. Alberto J. Armando y las cubiertas. La Banelco. Los documentos. El teatro Colón. Los ferrocarriles. Las autopistas. Yaciretá. El puente Rosario - Victoria. Los accesos a Rosario. Los documentos otra vez. Las cuasi monedas. La pesificación asimétrica. Celestino Rodrigo. Las computadoras. El banquito ferroviario. La papelera contaminante. La minería a cielo abierto. La de Catamarca a cielo cerrado. El oro de Jujuy. Las aduanas secas. El exceso de éter en las compras hospitalarias. El caso Skanska. Medicamentos, caso dos: los troqueles. Privatizar quedándose con las comisiones por debajo de la mesa. Estatizar de la misma manera. Antonini Wilson. Aquella ministra, la caja fuerte y el sobre color manila. Los estudios jurídicos cercanos al gobierno y los juicios con privilegios. No hay modo de explicar al mundo una realidad comercial: los gremios convertidos en empresas ¡con sus propios afiliados como empleados y como clientes!
Para quienes no tienen memoria orgánica dos hechos. El primero, la construcción del puerto de Buenos Aires, el grupo Huergo y el grupo Madero, de distinguidos señores del país del 1.900, de la coima y la prostitución. Santas Pascuas. La misma Avenida para los dos coimeros. El segundo es el caso Banelco. Si de algo sirve la memoria es para el uso. El cerebro, solito, sabe que la manija de la pava en el fuego está caliente. No la toma. Nuestros políticos siguen usando tarjetas, depósitos. El dinero se guarda en dólares. Dicen que los pesificarán o aclaran que ni locos los venderán. Da lo mismo. Es una frase más en el aire regional.
En Argentina ya se entiende una frase que es atrevida. Muy. En Argentina aceptamos la corrupción como un hecho natural (de comportamiento) de los dirigentes. Y la transgresión, el incumplimiento de las normas como un hecho común del más común de los ciudadanos. Usted. Yo. Conviene repetir la frase: en Argentina aceptamos la corrupción como un hecho natural (de comportamiento) de los dirigentes. Comprendemos. Sonreímos. Justificamos. Digámoslo: la corrupción no es delito.
Es posible acrecentar la fortuna personal mientras se ejerce un cargo público de tiempo completo. Si señor, si señora, es posible acrecentar la fortuna personal mientras se trabaja funk life para la patria. Hay cierta heroicidad en la corrupción, cierta admiración del común por quien, con/por el ilícito se vuelve superior en la escala de valores de la sociedad. Triunfa. Llega.
Yankilandia, a quien tanto miramos y admiramos, tiene una frase que aquí se reproduce sin la fineza de la traducción. “El primer millón de dólares tiene algo de traición y algo de sangre”. Cruda aceptación de la corrupción. Es el mismo país del Watergate. En Argentina Bernasconi es un ídolo y Nixon no habría renunciado. El que no entendió a Barrionuevo que lo diga ahora. El filósofo aseveró: en Argentina nadie se hace rico trabajando.
La confusión es aparente. Nadie está confundido. Todos saben, sabemos, que la salida es el rigor intelectual para la educación sistemática, la transparencia de las cuentas públicas, la igualdad ante la ley, el cumplimiento de esas, de las leyes y el verdadero castigo a quienes las quiebren.
El mas limpio de los ejemplos de la confusión (aparente) es el plan de Educación Vial para los colegios. Colegios donde los padres de los alumnos, que están siendo educados en el respeto de las normas de tránsito, paran en doble fila para buscarlos. “Son dos minutos. Dos minutos no joden a nadie”. ¿En serio?
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