Sebastián Cinquerrui, ex diputado provincial por la provincia de Buenos Aires y co-autor del informe "Paco, la punta del iceberg"
-- Sebastián, durante los primeros años de este siglo XXI un informe sobre el paco en provincia de Buenos Aires daba cuenta de cómo la basura de droga fue tomando diversos lugares, diversos sitios. Y uno de los dogmas que yo que yo entendí de ese informe, que entiendo fuiste uno de los que preparaste o uno de los que comandó el trabajo que preparó el informe, es la siguiente: donde hay cocinas, está la basura de esa cocina y esa basura es el paco. En la ciudad de Rosario ayer el ministro Lamberto reconoció que habían desbaratado una cocina, y donde hay una cocina desbaratada puede haber dos o tres que sin desbaratarse están funcionando, y si están funcionando las cocinas hay paco. Eso es lo que pienso yo, el especialista sos vos.
Sí, es prácticamente así, porque en realidad como el paco es una droga residual se la ha encontrado - yo puedo hablar específicamente de lo que conozco que es la provincia de Buenos Aires- pero en la provincia de Buenos Aires se la ha encontrado ligada a lugares donde se producía cocaína. En realidad el paco, para ser exactos, habría que hablar de pacos, porque las fórmulas son muchas: se puede realizar desde la cocaína, se puede realizar desde la pasta base. Pero lo que se encontró en Argentina con mayor intensidad fue el paco vinculado a la producción de cocaína en la última instancia, porque la cocaína tiene vario niveles de producción y algunos se hacen in situ, donde se cocina la hoja de coca, y otros se hace donde hay acceso a precursores químicos y condiciones políticas favorables. ¿Qué quiero decir con esto? Si un país deja entrar la pasta base y además tiene acceso a precursores químicos entonces es un país amigable con la producción de cocaína en su última etapa, que es transformarlo en clorhidrato para el consumo vía aérea.
-- Sebastián, esto que fue un informe aterrador que plantearon ustedes -que se conoció en Argentina pero como vos decís es sobre Buenos Aires- no daba cuenta de una respuestas, pero a lo mejor no estaba la pregunta. La pregunta es: ¿se puede volver de eso?
¿Un consumo?
-- Sí, una sociedad que ya está consumiendo eso, cómo se puede parar, si es posible revertir la situación.
Sí, por supuesto que es posible. Hay que mirarlo desde dos ópticas, por lo menos: una de la salud y cómo los Estados, y ahí sí tienen un rol los municipios y las provincias para intervenir desde los social y lo socio-sanitario; y hay otro elemento que tiene que ver con la represión del delito y, sobre todo, con el desarrollo de recursos nacionales, es restringir la circulación de precursores químicos o el desvío de esos precursores y restringir el ingreso de sustancias al país.
-- ¿Y eso lo estamos haciendo?
No. La Argentina tiene una materia pendiente, una deuda social muy importante en este sentido porque es un fenómeno muy complejo, pero desde la aplicación del Plan Cóndor y la multiplicación de áreas cultivables en Colombia, en Bolivia, en Ecuador, en Perú, hubo todo un corrimiento de la producción de drogas hacia países amigables. Y Argentina fue un país amigable porque además tiene la característica de que tiene una industria química muy intensa, muy fuerte; o sea, acá tenemos todos los químicos necesarios para producir, transformar la hoja en clorhidrato. Pero también pasó, y para hacerlo más gráfico, con las sustancias de diseño, las metanfetaminas, cuando fue todo el fenómeno que se conoció por el efedrina, lo que había sucedido es que México y Estados Unidos prohibieron la efedrina para la producción legal de, por ejemplo, antigripales…
-- El querido Nastizol.
El Nastizol, exactamente. Y se prohibió directamente y se usaron sustancias de reemplazo porque lo que pasó en México y Estados Unidos es que se fabricaba la gran mayoría de las pastillas que se distribuían ilegalmente en el mundo. Cuando sucedió eso, ¿qué hizo el narcotráfico?, buscó un lugar amigable. El lugar amigable fue la Argentina, entonces el corrimiento se dio de manera mecánica. Entonces, la pregunta que usted me hace, la respuesta es muy gráfica porque flexibilizamos, en la última década, todas condiciones para que se pueda producir cocaína en la Argentina y para que se pueda producir droga de diseño en Argentina, y entonces por eso aparecen al cantidad de narcotraficantes viviendo en Nordestal, instalados con todas sus familias, porque además es un país que permite el lavado de activos.
-- Es completo el circuito.
Está todo el mecanismo habilitado, desde el ingreso de sustancias hasta el blanqueo.
-- Sebastián, me parece obvia la pregunta pero es necesario que un experto lo plantee. Esto es una política de Estado o no hay nada.
Hay política de Estado, el problema es que la política que decidió el gobierno nacional, especialmente cuando Aníbal Fernández estaba a cargo de todas estas áreas, fue flexibilizar las condiciones para que este sea un país amigable con el narcotráfico. Lo que no hay que pensar es que acá hubo falta de decisiones. Acá hubo decisiones; en el 2004 se firmó el primer convenio para radarizar el espacio aéreo y todavía no se radarizó; no se controlan las fronteras secas, que son muy amplias en Argentina; hay un descontrol absoluto en lo que se exporta, o sea la triangulación de drogas desde el exterior. Uno podría enumerar infinidad de elementos. Pero ¿qué quiero decir? Lo que hay que tener muy en claro es que esto no pasa porque el Estado nacional no puso en su justo lugar el problema del narcotráfico, sucede porque el Estado nacional decidió ser amigable con el narcotráfico. Y después se debilita con hechos concretos, se verifica con hechos concretos que tienen como la frutilla del postre el blanqueo del dinero y el financiamiento de la campaña presidencial, que es una denuncia que nosotros hicimos varios años atrás y todavía está en investigación.
-- Todo este trabajo que hicieron en 2001, 2002 y 2003, vos me decís, quedó en la nada. Vos también quedaste en la nada con esto ¿no?
No, yo creo que lo que nosotros hicimos permitió darle luz a la situación, ponerlo en evidencia. Uno lo hace por convicción, cuando uno trabaja lo primero que mira es lo que tiene al lado, que es a los hijos. Este país no le quiero dejar a mis hijos y actúo en consecuencia. Después, el resultado personal, si ha sido más o menos exitoso, y bueno, a veces hay caminos que son mucho más cortos y exitosos pero que no es el deseo de vida que uno tiene.
-- Pongo el timbre de alarma en la ciudad de Rosario con este descubrimiento de la cocina.
Sí, me parece muy bien. Además, por lo poco que he leído de algunas notas periodísticas de Santa Fe, me parece muy bien el rol que ha tomado el gobierno y el ministro Lamberto. Porque la declaración de Lamberto diciendo ‘estemos atentos porque en Rosario, Santa Fe, se está fabricando cocaína’ es poner en el justo lugar de la realidad, es no tapar una realidad que está sucediendo. Acá en la provincia de Buenos Aires, una de las cosas que cuando yo fui diputado cuestionaba fuertemente, es que aparecían cocinas o laboratorios de cocaína pero parecía que eran entelequias, que acá no se producía; aparecían los laboratorios pero no se producía. Entonces me parece que esta declaración que hace el ministro es muy importante porque es reconocer dónde estamos paradas, y cuando uno reconoce donde está parado puede desarrollar políticas para combatir esa falencia que tiene el Estado.
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