Google+ Raúl Acosta: Noble Iván, el dueño de la morocha.

miércoles, 26 de junio de 2013

Noble Iván, el dueño de la morocha.


- Bienvenido Iván. ¿Cómo estás?

Acá andamos.

- Este tema ¿de dónde es?

Este tema que escuchabas es del primer disco solista. Se llama ‘Un minuto antes de dejar de quererte’ la canción. Y es del disco ‘Preguntas equivocadas’, que es del año 2003. Fue mi primer disco solista.

- Lo que vas a hacer tiene que ver con esa historia ¿no?

Lo que vengo a hacer el sábado a Rosario es un show que se llama ‘Historia clínica’ y que resulta ser un resumen. Este año caí en la cuenta de que hacía 20 años que se había grabado el primer disco que grabé en mi vida. Con Caballeros por supuesto, el primero. Entonces decidí hacer un show que fuera eso, un inventario de canciones, y elegir dos o tres canciones de cada disco que grabé, que fueron 9 en total, y armar un show con eso, como una gran parentela de canciones, de la más vieja hasta la última.

- Te estaba mirando. Los viejos miran. Y te estaba escuchando. Lo que parece es medio raro: parecés un tipo absolutamente normal.

(risas)Tengo toda la intención de serlo.

- El tipo de liderazgo que exige la banda rockera, por ahí, es un outsider…

No, cuando era joven, hubo un rato, se supone que es eso, pero…

- Gustavo Lorenzatti :Te voy a dar pie para que desarrolles un poco de ese tema. Yo creo que Iván Noble, o los Caballeros, formaron parte de un nexo, de una época, como fueron todo lo que se había hecho en los 80 y lo que vino después. No sé si decir, lo que está ahora, no me animo a decir “lo que está ahora”. Pero fueron un nexo fundamental entre aquello y lo que vino.

-¿Aquello qué fue?


-Gustavo Lorenzatti : “Aquello” estoy hablando de la riqueza musical que hubo en la década del 80 en Argentina y de lo que fue después la música de los 90. Creo que está parado en el medio Caballeros.

Nosotros fuimos parte de esa camada de los 90, principios de los 90, donde de alguna manera el rock se empezó a volver multitudinario, se empezó a volver más masivo de lo que venía siendo. El rock de los 70 y 80 era un rock increíble y de una calidad artística tremenda pero no era tan masivo, tan multitudinario.

- Uno de lo pibes que laburaba en producción y era movilero, hace muchos años, había un recital de los Redondos por acá. Y le dije –“¿vas a ir?”. Y me dijo –“no, porque el vinilo lo conseguí ayer, todavía no tengo las canciones en la cabeza”. No podía ir a ver Redondos si no tenía la cabeza llena de las letras de los Redondos. Lo que advertí es que -para fijar un piso- a partir de los 90 el tipo de letras es más boludómetro, menos texto. Yo estaba escuchando lo tuyo y tengo nubes donde el texto, muchas cosas que vos ponés, tienen un armado lógico referido al idioma, referido al idioma con la música. Y esa es una cosa que se perdió con el siglo XX, para decirlo de una forma brutal.

Yo creo que el rock menospreció mucho a la birome. Eso es un error, porque pensá en los grandes escritores de tango, la tradición de música popular argentina del tango en adelante es muy rica en cuanto a la narrativa.

- Está bien. Pero quedate en lo tuyo. Yo creo que cuando Bob Dylan escribió, duro rock, escribió texto que vos lo sacás y valen solos.

Y en Argentina ni hablar. Moris, Javier Martínez, Spinetta, Charly García. Tipos que le prestaban mucha atención al texto en las canciones. Yo trato de hacerlo también.

- Pero lo que yo escuché es que acentúas las palabras, pronuncias las consonantes no parecés volado

Yo le presto atención a las letras porque pertenezco a la tradición de escuchar a esa gente que nombrábamos. Y me parece que si un tipo te está hablando en castellano al oído te está pidiendo que le prestes atención. Y si yo le presto atención quiero que, en el mejor de los casos me interese, y en el peor de los casos que no me moleste. Es lo que yo creo, tengo ese tipo de mirada sobre el rock. Pero hay otros autores que piensan, son decisiones estéticas, que en realidad la letra no es tan importante, que la cuestión pasa por otro lado, por la energía, por la melodía. Para mí es una conjunción de todo eso. Yo trato de prestarle atención a las letras porque me gusta leer y me gusta escribir. Y porque siento que cada canción es un oportunidad de tener un respeto por la palabra.

- ¿Qué escuchabas? ¿Radio arriba de la heladera?, ¿arriba del auto?

Por suerte, en la casa de mis viejos no había tantos pero sí discos buenos. Había discos de tango de mi viejo, discos de folklore, del primer rock, Sui Generis, Arcoiris, discos de los Beatles.

- ¿Te mandó a estudiar guitarra?

No, soy un eterno irresponsable autodidacta (suena tema en la emisión)

- Acá está la voz de Avanti Morocha.

Esa época. Es exactamente el mismo disco. Ese disco fue grabado en Los Ángeles. Era la época en que era más barato grabar en Estados Unidos que en Argentina. Te hablo del año 98.

- Pleno dólar.

Claro. Me acuerdo que llegamos y el segundo o tercer día de grabación estábamos esperando para entrar al estudio y vimos salir a un tipo con pelo largo y enorme. Y un tipo nos dijo que era David Lee Roth, que estaba grabando. Una ignota banda de Sudamérica iba a grabar al mismo estudio donde grababa David Lee Roth, por esas alquimias financieras ¿no?

- ¿Vos te crees un cantautor?

Es una de las definiciones. Lo que pasa es que, a primera vista, se emparenta sólo la cuestión del cantautor con un trovador absolutamente acústico, con la tradición de Serrat.

- A eso iba. Porque vos, con los Caballeros por un lado y como solista por otro, grabaste con Sabina, con Serrat. Es decir, ¿tomás referencias?

Tomo referencia. Y además, ojala tuviera la estatura de ellos en algún momento de mi vida. Lo que pasa es que tengo una formación más de rock.

- Generacionalmente.

Claro, y además vengo de diez años de tener una banda de rock.

- ¿Arrancaste de atrevido y dijiste “nos juntamos”?

Sí. Los Caballeros fue la clásica banda de barrio, de colegio – de las cuales había 10 por barrio-, que se juntaban a ensayar y tuvimos mucha suerte. Terminamos tocando muy seguido, y después alguien se fijó en nosotros para grabar un disco. Hace 20 años exactamente.

- Yo vengo como al costado de todo eso. Y en ese costado, lo que vi, los que tenían texto, importancia, laburo –para mí Charly es mucho más importante que Spinetta y Spinetta es mucho más lírico que Charly- pero al costado de eso venía otra cosa que era, para mí, Luca, de una fortaleza… Y después de eso advertí un parecido en Redondos. Parecido. Y después lo único que me quedó es eso del rock barrial. Pero de eso, los Caballeros de la Quema, venían por otro lado, me parecía que no eran tan cuadrado lo que hacían, por ejemplo, callejeros, que es toda una cima y un sino.

Es lo que intentábamos. Nosotros pertenecíamos a esa generación de rock barrial, aunque nunca estuvimos muy cómodos.

- Los esquemas te contienen mal y te abarcan peor.

Sí, porque son miradas como de trazo grueso. Lo que pasa es que veníamos de un barrio, de Morón, pero tratábamos de cuidar las formas, el texto. Y yo en particular, cuando me hice solista –te hacés solista y te das más permisos-, tal vez ahí sí, cuando sos solista, la veta de cantautor la podés explotar más. Porque no hace falta que esté el rock, con su estridencia, alrededor de la canción. A veces la canción puede ser tranquila, puede ser acústica. De hecho, yo hago muchos shows eléctricos, como va a ser el de este sábado en La Comedia.

- ¿Con qué banda venís?

Somos seis músicos arriba del escenario. Pero a veces hago shows acústicos, que me encantan. Esa cuestión más de living.

- ¿Qué tipos de oídos encontrás? ¿O a qué tipo de oídos tirás?

Eso nunca se sabe. Es un disparo a la oscuridad.

- Uno siempre habla para una persona, que es tal vez la propia o la propia que no está.

Uno piensa cuando escribe canciones que las primeras personas que se van a tener chances de emocionarse con esas canciones son las que se parecen a uno. En aficiones, en gustos. Pero después pasan cosas muy curiosas. Yo tengo 45 años, acabo de hacer un disco, que se llama ‘La parte de los ángeles’, y que es uno de los discos más autobiográficos que hice, que habla de un tipo recién divorciado y, sin embargo, había chicas de 17 o 18 años y que cantaban esas canciones. Pero viste que si las canciones tienen la suerte de arañar el corazón a la gente se lo arañan de una manera misteriosa.

- Eso que mencionás, de una cuestión autobiográfica, es medio como desnudarse delante de todo el mundo. ¿Es un proceso que ahora podés hacerlo? ¿Antes te cuidabas de no volcar en canciones esas cuestiones?

Cuando sos más pendejo, y tenés una banda de rock te sentís más resguardado y no hablás tanto de vos. Primero, porque no te conocés tanto, y segundo porque sos inmortal y entonces para qué te vas a hacer tantas preguntas. A los 40 sí, te empezás a hacer más preguntas y cada vez tenés menos respuestas, y se trasforman en canciones.

- Advierto que te mirás. Pero dijiste que uno no sabe el modo misterioso en que una canción se convierte en un éxito. ¿Con cuál te paso primero?

La canción más popular que yo escribí, y que ya dejé de intentar explicármelo, es Avanti morocha, que fue una canción que superó las expectativas. Para mí no hay explicación de verdad, no es una frase hecha.

- Te creo, porque con todas las grandes canciones que en el mundo dan vuelta vos le preguntás al que la hizo y te dice “inexplicable.

Yo creo que a cada autor si le preguntás por la canción que escribió…. Por ejemplo, Paul Anka, My Way, te dice no es mi mejor canción, ni por asomo”. Y yo, por ejemplo, si me preguntás por Avanti Morocha por supuesto que la quiero y mi historia, mi carrera se partió en dos por esa canción. Pero no la considero mi mejor canción.

- ¿Cuáles son los temas que vos elegís?

Es por épocas. No tengo un favorito.

- ¿Coincidió con algún gusto de la gente, en alguna oportunidad?

En ocasiones. Bueno, yo hace unos años le escribí una canción a mi hijo, que se llama Bienbenito, porque él se llama Benito, y es una de mis canciones favorito. Pero en realidad porque mi hijo es un favorito, o sea, no sé si puedo separar tanto eso. Y con esa canción, a pesar que no fue ultra popular, mucha gente me paraba para contarme cosas que le pasaban con esa canción. Al día de la fecha me pasa eso. Yo diferencio, hay canciones que suenen mucho en las radios, que pueden ser hits radiales, y hay otras que le arañan el corazón a la gente; y hay otras que tienen las dos cosas. Pero pensá en la cantidad de canciones que se hacen y…

- Las que elige la gente.

Son muy pocas. Lo que sí hay gente que tiene cierto don para estar muy cerca del pulso popular ¿no?

- Después vamos a hablar de Palito Ortega.

Por ejemplo.

- Pero, políticamente, Avanti moracha se convirtió en un tema de especificidad política. ¿Te jode eso?

No. Me jode la mirada de trazo grueso. Me jode la gente que cree que a partir de esa canción yo me convertí o en un paladín K o en un traidor.

- ¿Pero en la vida diaria?

No. Además, como esa canción fue escrita hace trece años… Y me contaron, yo no lo vi, que en TN o en Síntesis, el noticiero de la noche, eligen una canción para cerrar, elige la gente, y eligieron Avanti morocha y dicen que el conductor dijo “es fuerte el rumor de que Iván Noble le escribió esta canción a la presidenta”. Y en el 98 creo que Cristina no era ni intendenta. Lo que pasa es que son épocas bravas para eso ¿no?

- Bueno, ¿qué le pasó a Palito con la Felicidad y Yo tengo Fe en el Chile pos Pinochet?

Después hay malentendidos. Vos te acordás que en Estados Unidos Bruce Springsteen, cuando escribió Born in the USA, que es como el lado oscuro del sueño americano, y sin embargo me acuerdo que Ronald Reagan la había usado en la campaña porque no le había dado la lectura correcta.
Pero no sé. La dimensión política de las canciones… salvo que las escribas ad hoc, que un presidente te diga “quiero que me escribas una canción”.


- Creí que ibas a derivar para los cantautores al uso o con un basamento político, que son cantautores ligados a un partido.

Es una cuestión muy personal. A mí no me saldría hacerlo. No me saldría hacerlo porque siento mucho más compromiso con mis canciones que con cualquier político que conozca. Entonces no tengo convicciones tan enormes como para encolumnarme a ciegas atrás de nadie. Pero hay gente que decide embanderarse fuerte y, si es genuino, me parece bien. Mi mirada romántica es que si sos artista –que es una palabra que tomo con pinzas- deberías casi por definición tener una distancia con el poder, por prudencia y por mirada crítica. Lo que sí es verdad es que hay épocas en que hay entusiasmos políticos. Yo recuerdo de la primavera democrática, la de Alfonsín, a Spinetta, Baglieto, saliendo a hacer giras con Alfonsín. Pero era una figura muy fuerte. Es época de gente que encarna esperanza, después terminan como terminan, no sé. Pero yo, por las dudas, creo que los tipos que hacemos canciones deberíamos tener distancia.

-- es muy rotundo...

A pesar de que, perdón, tampoco me voy a hacer el boludo, y es medio histórico, te corre algo cuando en una plaza de Mayo repleta una presidente asume con una canción tuyo es fuerte. Yo inmediatamente pienso en mis nietos, cuando pasó eso, yo pensaba que ojalá algún día tenga un nieto que me conozca, peor si el tipo no me conoce y cuando en el colegio vea la asunción en el 2012 va a decir “esa canción era mi abuelo”. No es poco que pase eso. Después podemos sentarnos a discutir de política un rato largo, pero en épocas de Boca-River –políticamente hablando- o de Rosario-Newell’s se complica cuando la mirada es muy de trazo grueso ¿no? Entonces hay gente que te odia de golpe por tu canción y gente que se enamora de vos porque piensa que se la hiciste a la presidenta, y gente que te odia porque cree que se la vendiste. Hay muchos malentendidos.

- No es muy distinto lo que planteas a la cuestión periodística. Quiero decir, el periodista tiene que tener una distancia necesaria para esgrimir algo con lo que no estás de acuerdo. Si vos encarás el rol de militante político en tu profesión, en este caso periodista, está liquidado, no te van a dar posibilidad.

Pasa que vamos al detalle. A ver, a Cristina Fernández de Kirchner le gustó mucho Avanti Morocha y la usaba. Y a mí no me pidieron permiso y me pareció bien. Si hubiese pasado lo mismo con De Narváez a mí me hubiera molestado, por hablar de política. Lo cual no quiere decir que me convierta a mi en lo que algunos insisten en denominarme, que es artista K. Yo no me considero artista k. Primero no me considero artista, me considero un tipo que hace canciones cuando puede, y segundo que no soy un tipo militante. Soy un tipo con la capacidad de discernir. ¿Hablamos de política? Bueno, para mí de estos 10 años, esto se hizo bien, esto falta, pero no soy un tipo que se va a inmolar por ideas.

- Bueno, La Mancha de Rolando en su momento le impidió al PRO que lo usara en sus actos.

Bueno, pero los chicos de la Mancha de Rolando tienen una posición muy clara. El vicepresidente sube a cantar con ellos al escenario.

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