Google+ Raúl Acosta: Manifiesto Peronista

domingo, 26 de enero de 2014

Manifiesto Peronista

Hablamos del FPCyS, que será FAP. Hablamos del PRO. Hablemos ahora de genética. Movimiento siglo XX. Ideales mitad de siglo. Deudas. Adecuación siglo XXI Metas. Justicia social. Estado de Bienestar. Capacidad de resolución. Idealización de capacidades. Opositores. Aliados.

En mitad del Siglo XX el mundo salía de la Segunda Guerra Mundial. Los partidos con conexión internacional estaban ocupados en el comienzo de la Guerra Fría. En Argentina la última propuesta social fue del radicalismo. Originada por la llamada “Generación del 1880”. El voto y las empresas nacionales. El ser nacional como freno a la inmigración masiva. Radicales y conservadores se dividían Buenos Aires, el resto del país era parte de una gran factoría.

El 4 de junio de 1943 otro golpe militar. Perón es coronel. Participa. El 17 de octubre de 1945 una revuelta popular incruenta, organizada por gremios incipientes y dirigentes sociales de toda laya lo entroniza. El 23 de febrero de 1946 en las elecciones se produce el triunfo de Perón por sobre todos los partidos, reunidos en la Unión Democrática. El peronismo comienza con un cisma, que nunca abandonó. Ellos y nosotros. El peronismo acepta que sean los votos los que determinen vencedores y vencidos. Sigue sujeto a esa premisa. Con los votos, por los votos surgirán vencedores y vencidos. Con los votos propios gobernar para todos.

Las injusticias sociales dan el arma mas importante. La revancha de los que nada tienen dirigida a equilibrar la distribución del ingreso. El peronismo reconoce la existencia de los desclasados, marginados, trabajadores fuera de cualquier sistema. La presencia de una economía que reconoce el salario, el poder adquisitivo, la distribución de los dineros fue un eje central. Un proto “Estado de Bienestar”.

La invención del sector gremial en la política activa es la definición mas importante del peronismo. ”Los trabajadores son la columna vertebral del movimiento”. Primero los define por sector, por trabajo y la Central Única, por decreto, termina por alejar a Comunistas, Socialistas y Anarquistas. Los esclarecidos, las vanguardias siempre son menos que el total del grupo. El peronismo trabaja sobre el total del grupo.

El poder de los gremios, la reivindicación de los que nada tienen, el cuidado de niños y ancianos fue básico. No hay quien pueda quitar del relato histórico de Argentina estos hechos, propios del peronismo. Lo trascienden.

El peronismo es, por construcción, vertical. El peronismo tiene un jefe. El peronismo distribuye tareas y pide cuentas. El peronismo no abandona la idea, en toda su primera etapa, que su fuerza es por la construcción de adhesiones de abajo hacia arriba. No abandona la idea de legitimación por el voto. También entiende que las vanguardias siempre son apresuradas. Perón define en apresurados y retardatarios. También califica. Conozco una sola clase de hombres, los que trabajan. Es evidente la elección de Perón por la clase trabajadora.

Los golpes militares, apoyados por los civiles aquellos, los que integraron la Unión Democrática, quitan a Perón y su movimiento del poder. El intento es, también, quitarle el poder del voto. La mas férrea resistencia peronista estuvo en el voto. Después de la lucha armada, equivocación de las vanguardias apresuradas y la traición de los gremios colaboracionistas de los golpes militares, después de la preeminencia de apresurados y retardatarios es que el peronismo, al perder el centrismo pierde el relato del país. Perón era el relato nacional. El peronismo lo pierde a manos de Alfonsín. El siglo termina sin relato.

Las décadas finales del siglo XX reprograman el mundo. Otros ejes políticos, distintas formas de llegar al poder, otras alianzas. El peronismo oscila. Se conforma. No revisa sus fuentes. El argentino medio no encuentra aquella división que le resultaba comprensible. Con la dubitación del peronismo la del país. La oposición al peronismo también se encontraba cómoda en el rol de analista y de crítico. Obligada a construir flaquea, se equivoca, se confunde. Un peronismo excéntrico deja el país al garete. La oposición no manda y el peronismo yerra las formas. En el peronismo las formas son el fondo.

El eje del peronismo, la comprensión de la realidad social, ha desaparecido. No puede ejecutar políticas. Se refugia en el voto, lucha por el poder formal. La llegada de Néstor Kirchner, en el siglo XXI, reivindica un eje. El poder se ejerce, la autoridad es central y es única. Es con Kirchner que el peronismo vuelve a la verticalidad.

No es, sin embargo, Néstor Kirchner un visionario que advierta que la narcocriminalidad, la corrupción estructural, el decaimiento de las instituciones legales (tribunales, parlamentos) dominan la realidad. No mira al mundo, en este siglo las políticas globales no aíslan, asignan roles diferentes a los de Yalta y Breton Woods. Ni siquiera escapa a la corrupción estructural, la asimila. Con Néstor Kirchner se cambia el modo de peticionar y se acepta la violencia como lenguaje político diario. NK reformula el diálogo político. El piquete callejero queda institucionalizado. Néstor Kirchner es un jefe que resume el total de un peronismo del siglo XX, lejano de los sucesos reales. Ese peronismo se mostró obsoleto. Incapaz. No puede responder al menú estratégico del siglo XXI. Tesis, antítesis y síntesis. El peronismo ha cerrado un ciclo, con deudas, pero definitivamente colocado en el siglo XX.

Argentina afronta dos problemas graves. Enfocarse en el siglo y adecuar el peronismo. En realidad uno solo.

(Publicado en diario El Litoral, 26 de enero de 2014)

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