Google+ Raúl Acosta: Todos somos "selfies"

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Todos somos "selfies"

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 17 de diciembre


El balance del año 2014 puede resumirse en una constancia: no es posible esquivar el siglo XXI. No hay modo. La mejor prueba es que nadie quiere "la fosa común del tiempo y del olvido", como cantaba Georges Brassens. Queremos trascender. Está en nuestra índole. Los medios técnicos fueron perfeccionados para crearnos más fuertemente esa ilusión.

Cuando un científico, pensador y escritor como Facundo Manes difunde su libro sobre neurociencia, cerebro, química y conexiones, sobre microbiología cerebral, en una llamada de "Twiter" ("gracias por la nota de El Heraldo de Beravebú sobre mi libro…") sin miedo intelectual por reducir su pensamiento a 140 caracteres, es que, sin dudas, los 140 caracteres dominan al mensaje. Reducen. Conservan. Limitan. Mandan, los 140 caracteres mandan.

Chau McLuhan, ganaste, chau. Hoy en el medio los diminutivos, apócopes, signos y sobreentendidos del lenguaje cíber son la realidad y desde los griegos se sabe: a través de la realidad nos aproximamos a la verdad. Queda para otra oportunidad dilucidar qué verdad es la verdad y esquivar el dogma más materialista que conozco: es el hombre la medida de todas las cosas ¿Es el hombre una "autofotito" referencial y 140 caracteres? Sí. Si no lo es, al menos lo conforma. La rebelión es inconformista, tal vez por eso no hay mas revoluciones ni tempranas ni tardías ni recidivas. No estamos tan disconformes como pregonamos.

Cuando todo el boato de la entrega de los premios Oscar se redujo a una fotito autorreferencial que dio vuelta al mundo en millones de reproducciones y menciones el espectáculo, el arte estaba dando su mensaje. La vida imita al arte. Vamos por la "selfie" como paradigma del negocio "hollywodense". Todas las inversiones industriales del cine apostadas en una toma directa. Si tu teléfono sólo sirve como teléfono, adiós. Somos dependientes. No somos más una neocolonia con desarrollo capitalista dependiente. Somos tecnológicamente dependientes. Para siempre.

Cuando un personaje tan metido en la historia menuda de Argentina como Fernando "Pino" Solanas avisa …"estaré esta noche en el programa de Fulanito hablando de minas a cielo abierto"… no hay pornografía ni futurología, sólo adecuación de un veterano al modo de comunicarse. Ni Actualización Doctrinaria ni el exilio del Morocho del Abasto. La vida intelectual de un porteño de ley en 140 caracteres y lo dicho: una "selfie" y un sitio donde están las fotos, los textos, la biografía, el pasado. Misterio: también el futuro ("estaré")

No es impotencia la de CFK cuando remite y remite su vida política a los 140 caracteres. Asume el siglo XXI. Los mensajes por el sistema de los interconectados en "familias tuiteras" son la puñalada bajo el poncho. Son inatajables, virales, retrovirales, resuelven el pensamiento y el bla-bla. Es un buen ejemplo de las contradicciones que una viuda, elogiada por su verba inflamada ("habla tres horas seguidas sin mirar un papel"), deba refugiarse en el tuiteo para comunicarse con un pueblo que no está unido ni dominado, está "guasapeado".

El siglo XXI plantea un porvenir pactado y, a la vez, no deseado. Falta la sorpresa del mañana. La angustia por la ignorancia del minuto que sigue. No se viaja, se viaja para mandar la foto instantánea a quienes queremos contarles de modo absoluto lo que nos pasa.

Algo de esto intuyó el compañero Zygmunt cuando pronosticó, debido a la promiscuidad de Facebook, que la tendencia era a desnudarse en público. El compañero Baumann acertó.

Daniel Filmus avisa dónde está. Jorge Capitanich explica, en 140 caracteres, lo que no explicó en 70 minutos. Binner, Cobos, Ciciliani, Stolbizer, Urribarri, Macri, Javkin, De la Sota, Massa, compiten con CFK no solamente en el mensaje, compiten por los retuit y la cantidad de afiliados, que no son eso, pero deberían serlo. El siglo los adapta.

Se han creado dos nuevas profesiones. Una es la extensión de las oficinas publicitarias, que necesitan la adecuación a estos medios. Está el pensamiento aunque el líder no esté. Los líderes piden estar, participar. Psiquiátricamente se sabe: el que participa pertenece. La otra profesión es la contraofensiva. Se sumó la guerrilla mediática. Mirarse en una "selfie" antes que en un espejo y revisar los porcentajes de retuits antes que los números de la inflación, recesión y desocupación, conforman lo verdaderamente peligroso; el relato no es la vida sino eso: un relato.

El ejemplo del desatino del cuento como sustancia (nuestro mal contemporáneo) remite a la princesa de "las mil noches en una noche", tal vez por admiración a Borges, a quien tanto le interesaba la realidad (irreal) que simula otra realidad distinta y etcétera, etcétera. Hagamos uso de otra opción. Calderón de la Barca. Repasemos. Con las "selfies" somos protagonistas absolutos. La vida es un sueño. Parece, no lo es. Será duro despertar, con o sin fotito.

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