Google+ Raúl Acosta: Cristina y Ricardo

sábado, 3 de enero de 2015

Cristina y Ricardo

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital de Mar del Plata

     
      Fui al teatro Roxy Radio City de Mar del Plata al estreno marplatense de “Escenas de la vida conyugal”. Son, según me informan, 1360 butacas. Como dicen los chicos: una bocha. Muchas, en rigor. Si se llenan…” pocas”, piensa/sufre cualquier productor, Estaba lleno el teatro.

      Un teatro, una plaza llena es lo mejor para el discurso, para cualquier discurso. Es leyenda que el espectáculo debe continuar y que, como decía Osvaldo Dragún, “para pocos o muchos, lo importante es contarla…” El mejor cuento es para muchos.

      Desde “pulman, izquierda, fila 15, asiento 15” lo que se ve es el escenario. Se oye bien, mejor a Darín que a”la chica” (ya hablaremos de ella). Y lo gestual. Desde tan lejos no hay rostro, solo inflexiones de voz y gestos corporales. Qué buen actor Darín, su cuerpo me convence. También lo que dice.

      No hay buen actor sin cuerpo, no lo hay. No hay buen actor sin texto. O pocos. Quien abusa de su cuerpo y su capacidad de cuento, si miente en exceso termina fuera del escenario. Es una constante. La mentira no es un buen cuento.

      El texto y la idea es de Bergman. Un teatro como el que vi, en “onda verano”, era un riesgo. A esos riesgos hay que tomarlos.

      El lenguaje es importante, si no se entiende lo que se dice no se dice nada. No se habla para oírse uno, es uno el que habla para los demás.

      Darín hablaba para los demás, para mi. Los aplausos estiran la obra, mezclan los tiempos. Una carcajada obliga al respeto. Pagó. Se rie. Le gustó. Estiremos que necesitamos que oigan el parlamento que viene.

      En algunos actores la tendencia a repetir, por condescendencia o falta de respeto al público, entorpece el texto, lo ensucia. No sucedió. Consejo, que nunca suceda. Menospreciar al que escucha es doloroso. Alguien se da cuenta. Finalmente todos se dan cuenta

      Darín es generoso. Se da cuenta que, si quisiese, llenaría el escenario hasta quedarse solo con el espacio escénico lleno de gente al cuete. Ya sucedía en Art, donde trabajaban otros dos actores, uno de ellos muy bueno. No alcanzaba. Es su generosidad la que permite a los otros compartir escenario y libreto.

      Ay de quienes, sabiendo que por capacidad pueden llenar un escenario, no dejan que participen los demás. Se quedan solos un día, con su ego y su discurso. Con su orgullo, sus fantasmas, sus complejos. Se quedan solos gritando al viento. En el escenario del egoísmo el viento siempre sale a escena.

      Verdad o mentira, que importa: rodar varias veces la escena del discurso en “Luna de Avellaneda” porque los extras lloraban por los dichos de Darín debería ser muy cierto. Mentira o verdad que importa. Querían que contratasen a Bielinsky en Saatchi and Sachs, Londres, para un comercial. Le dijeron hizo esto (le mostraron “Nueve reinas”) y el jefe de los jefes de la agencia dijo “okey con el director, consigan ese actor para lo que sea”. Es mentira y es verdad que el crítico de El Pais, España dijo, después de ver ART con Darín. “Estaba el tío ese, Richard Darín, con dos mas que no recuerdo…” Cuando, en cada noche de este verano de vacaciones marplatenses sube a escena, nada de lo que se cuenta aparece. Todo va de nuevo. Ganar. Convencer. Generosidad primero, rigor permanente

      No es mentira, es verdad y es necesario que nadie suba a escena pensando en los premios que tuvo. La honestidad de cuanto se dice definirá el aplauso, que crean lo que se cuenta. Eso es condición necesaria y suficiente. Si falta el convencimiento todo es un mal cuento. Subir a contar que antes se hizo algo bueno no es bueno. Es nocivo. Tóxico. Envenena el mañana. Quita porvenir.

      Dos cosas tiene Darín que son parte de su personalidad. Nos debe un Shakespeare y/o similar (¿habrá algo similar?) y no se sobresaturó de TV. Ambas cosas son parte de su vida. De su buena vida, si se juzga por lo que se ve.

      Un discurso sobre otro discurso, la sobre dosis de TV quita verosimilitud, espontaneidad, certeza. Quien se cuida de esta adicción tiene mas larga vida y menos riesgo de mentiras y flaquezas. Quien se excede bueno, termina mintiendo.

      El teatro de verano tiene ése riesgo, el aplauso de los admiradores donde sea y como sea. No es malo. Debe decirse, en este punto, que la popularidad del programa que co-protagonizó con Franchella/Peña puso a Erica Rivas en un punto altísimo. Eso es bueno. Con un buen GPS para recalcular sus mohines el asunto mejorará. Quitar la popularidad es imposible y mejor que exista. Hace un esfuerzo para no caer en aquella fenomenal ”macchieta” que sigue reprogramándose en los canales.
      La popularidad, esa enfermedad del conocimiento, tiene un riesgo infinito. Esto es lo que gusta, esto es lo que haré. Yo/ya/se/to/do. Muchas personalidades tienen ese problema, ese riesgo, ese defecto. El populismo no es creciente, es decreciente para con el rigor, la capacidad de mejorar, de crecer. Todos deberían cuidarse.

      Fernando Masllorens, Federico González del Pino figuran como adaptadores del texto. La ubicación con celulares, el juego del idioma “argentino” reconforta. Ni los “tu” tan melifluos ni las adjetivaciones acartonadas. La calle cerca. Eso es bueno en cualquier texto. Esta es una obra de texto.

      Los que deben decir un texto día tras dia necesitan cuidarse del lenguaje, de las repeticiones, de los riesgos del lenguaje. Nada que quite naturalidad al nudo dramático es bueno. Nada que lo exagere tampoco. Muchas veces, por exagerar un texto, se termina mintiendo. El riesgo de los textos, de las obras de texto, es ese: terminar en la mentira como sustento.

      He visto trabajar a Alcón desde Fray Mocho. A Inda, Cipe, María Rosa, Norma, Alfredo, Pepe, Héctor (che, yo vi las criadas con Héctor, Walter y Beto). Darín es de ése juego.

      Nadie debería enojarse si se opina sobre los dineros bien/mal ganados. Nadie debería enojarse. Ojalá algún día la señora pueda ver estos trabajos teatrales de Darín. A todos nos vendría bien (Los párrafos pares están especialmente dedicados).

No hay comentarios. :

Publicar un comentario