Google+ Raúl Acosta: Democracia de alpargatas

domingo, 13 de noviembre de 2016

Democracia de alpargatas


Publicado en diario "La Calle", de Concepción del Uruguay, 13 de noviembre de 2016

El discurso presidencial es una pieza distinta en los relatos históricos y es distintiva del relato K, como del relato M. Entre las deudas de los analistas políticos conviene agregar una, acaso de las mas importantes. Repasar el primer discurso de NK. El de “asunción”. Pocas cosas mas reveladoras de la desconexión y el recorte de la sociedad que  los dichos de esa pieza. En la cátedra de periodismo los estudiantes deberían hacerlo. El discurso de MM, farfullado, es/fue  otra cosa. Cristina bailó otra polca. Son los tres discursos del siglo XXI.

Vamos con lo básico ¿Qué es un discurso presidencial? Un discurso presidencial es el de alguien que manda. Quien preside lo dice pero ¿para quién lo dice?, el presi habla para todos aquellos sobre quienes tiene mando. Ese mando es delegado. Excepto en las monarquías, en todos las otras formas de gobierno el voto es decisorio. Le damos mandato. Directo o indirecto (¡Cómo se añora el colegio electoral ! ... que frenaba la supremacía porteña, la frenaba. Cómo y cuánto nos diferenciaría un parlamento federal y la obligación de “parlamentare”. Estamos ensayando. Punto)

Convendría, se insiste, convendría dejar claro lo siguiente. Estas mínimas especulaciones periodísticas refieren, de aquí en adelante, a un club de Bochas, ni siquiera al mitológico “Chanta 4”, de la ciudad de Santa Fe, por la derivación de la palabra “chanta”, tan vapuleada hoy día

El Presidente del Club de Bochas Sudor y Esfuerzo hace su discurso. Sigamos por el caminito obvio. Habla para los bochófilos. Pero habla para todos los bochófilos porque ha sido elegido presidente del Club Sudor y Esfuerzo. Es el triunfador en las elecciones, pertenecía al partido Bochofista que le ganó, en elección reñida, al partido Bochofero. El presidente es un  viejo militante de “Vivan las bochas, me quedo con las rayadas”. Viene de la fracción Lacan, la mas antigua.
 Es su primer discurso y le aconsejan los viejos sabios: usted no puede, si es presidente del club de bochas, decir: “hablo para los que usan alpargatas blancas y no para los que usan alpargatas negras, porque los que usan alpargatas negras en este club de bochas son una porquería”.
Le recuerdan lo que fue su lucha. Base de cáñamo o yute, pero capellada de cualquier color. Si no había blancas las alpargatas negras, o las azules con cordones. Alpargatas si, zapatos no. Lucharon tanto por eso… Todos pueden jugar. Todos.

Usted es presidente, le dicen, y los que usan alpargatas negras y alpargatas blancas juegan a las bochas. Y usted los dejó jugar con esas alpargatas negras. Salimos a la calle y nos jugamos la vida para que cualquiera juegue a las bochas. De modo que usted no puede, no puede, discriminar entre alpargatas buenas y alpargatas malas para jugar a las bochas en el club del cual usted es presidente.

Nada, que se tranca, se empaca, pone cara de malito, se le nota una arruga especial en mitad de la frente y se le estira el cuello de tortuga. Cuando se pone malo es malo. Insisten. Si usted dice “no, no voy a ser presidente, voy a seguir siendo el líder de las alpargatas blancas, estamos en pelea final y absoluta contra las alpargatas negras”. Bueno, dígalo, que detrás suyo se encolumnarán todas las alpargatas blancas, porque entonces usted ya no es el presidente, usted es el líder de una fracción y estará en guerra. Enfrente estarán todos los bochófilos con alpargatas negras y tendrán su líder, que se enfrentará con usted. Usted no acepta como suyos a los que usan alpargatas negras, dice que son  traidores y que no podrán jugar a las bochas. Que si quiere les saca el carné. El conflicto está en la cancha y en el buffet, también en la calle y en las cenas familiares. El conflicto atraviesa toda la sociedad.

Ahora, le aclaran, en el instante que usted decide ser candidato a presidente para los de alpargatas negras y los de alpargatas blancas, si usted no habla para todas las alpargatas usted es malo, usted está equivocado, usted es peligroso, usted no sirve como presidente, porque usted mantiene, como presidente, la disputa y la pelea partidaria. No ganamos nada si nos peleamos, nos devoran los de afuera, los del sapo, el tejo y la rayuela enjabonada.

Se lo aclaran ante escribano, lo hacen jurar por los Santos Evangelios y el libro redondo de Lisas y Rayadas. Si usted va a ser presidente de todos, de los que usan alpargatas blancas y, también,  de los que calzan alpargatas negras -no hablemos de las alpargatas azules, floreadas y de diversos colores, ahora liberados y con voz y voto-, si usted va a ser presidente de todas las alpargatas, lo elemental es que usted no obligue a más peleas entre las alpargatas, que les sugiera que se abracen y pidan un  vermú comunitario en el bufet. Si usted, como presidente del Club de Bochas Sudor y Esfuerzo, solo tolera a las alpargatas blancas y desde el púlpito de los discursos dice que los otros alpargatudos son infames traidores a la patria bochófila, pedazos de buitres mal nacidos, hijos de la corporación antibochas, solo porque usted es un irascible que no soporta que sus alpargatas sean distintas a las que usted ostenta,  entonces usted no es presidente, usted es un líder faccioso que quiere que se mueran las alpargatas distintas a las suyas. Eso es peligroso. Al club de bochas le hace daño, a la práctica mundial del juego entre lisas y rayadas también. A la historia. A la democracia. Y al bufet, que venderá solo la mitad de los vermú por culpa suya. El bufet es uno de los ejes del club. Lo que vende ayuda a las finanzas. Y allí se encuentran todos los bochófilos, porque todos comen a determinada hora y el comercio, se sabe, salva las finanzas, además de la panza. Para quien entienda de alpargatas una referencia histórica:

            … Las primeras manifestaciones masivas anti-peronistas fueron organizadas por el movimiento estudiantil, bajo el lema de "abajo la dictadura de las alpargatas". Las manifestaciones obreras que apoyaban las leyes laborales que iba promoviendo Perón, contestaban "alpargatas sí, libros no”.

Pero a no confundirse. Eso es un dato histórico para Argentina y la grieta, no para un club de bochas. Nosotros somos parte de un club de bochas. Muchos de nosotros apuntamos con la lisa y tiramos con la rayada. No es bueno ni lo mejor, pero nos pasa a cada rato.

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