Google+ Raúl Acosta: Cristina y Luisito

viernes, 15 de septiembre de 2017

Cristina y Luisito

Se merece, claro que se merece una mínima reflexión el hecho periodístico del 14 de octubre. Cristina se entrevistó con un periodista. Nada de lo que dijo se juzga en esta nota como hecho político y sus trascendencias posibles. Lo miré desde otro lado. Mínimo. Íntimo. Con otras esdrújulas posibles: básico, pálido, flácido: cómico.  
Algunas de las cuestiones de los debates, de las conversaciones en los que vengo participando desde el año 60, discusiones entre personas que no pensamos lo mismo, que es lo básico, entre quienes no pensamos igual, tenían/ tienen como eje un pacto previo.   
¿De qué vamos a hablar? ¿En el marco de qué vamos a hablar? ¿En qué lugar nos paramos? Una conversación sin posiciones previas tiene una falla de origen. Los dos deben saber quienes son y qué quieren. CFK lo sabía, se sabe. Luisito: ¿que quería?  
Cualquier entrevista con la compañera Cristina debe llevar, implícitamente, el conocimiento de donde esta parada Cristina y esto no debe ser motivo de sorpresa para quién se siente a charlar con Cristina. Está demasiado claro que es ella quien elige con quien hablar y esto no debe ser ni oculto ni desmerecido. Es ella la que eligió a Luisito.  
El sitio donde está parada Cristina -para que se entienda-  es este. Cristina se sube a un ring de boxeo donde hay un réferi, hay guantes, los round duran 3 minutos y Cristina viene a la pelea, suena el gong y no tiene los guantes, tiene una cuchilla y te acuchilla, esto es, no hay código en una conversación con  Cristina. Es ella la que pone las leyes y, como si fuese un personaje caprichoso de Lewis Carrol, los cambia a cada momento.  
Lo primero que hay que saber es que, en una conversación con Cristina no hay código, por algo absolutamente fácil de  entender, Cristina es una reina y ¿quien dijo  que las reinas tienen que atenerse a los protocolos ciudadanos?. Los demás tienen que atenerse al protocolo de la reina, en este sentido a Luis Novaresio creo que le dijo un par de  veces  “Luisito”, pero muchas veces Luis. El plebeyo Luis.  
Luis, el plebeyo  que nunca gestionó y quisiera detenerme en eso. Con tantos años de periodismo, creo que soy de los mas veteranos en actividad, de la misma generación que el ruso Gelblung, Fernando Bravo, Hanglin, todos mas jóvenes que Verbitsky. Todos los veteranos lo sabemos, lo advertimos. El que nunca gestionó, y está claro que los periodistas no gestionamos, no entiende la lógica de la lapicera. Los ministros, los intendentes, los gobernadores, los presidentes deciden ante cada cosa, la luz, el día, el velador, el viaje, el presupuesto. Todo es decisión. Se ve distinto si el eje es, en todos los casos, decidir. La reina Cristina habla como quien decide hace mucho tiempo. Se insiste: es una reina ejecutiva.  
A Luis Novaresio le tocó subirse al ring con alguien que es una reina y que, por tanto, no acepta otro protocolo que el propio y el propio lo inventa en cada minuto. Después le tocó a Luis otra cuestión inapelable: charlar con alguien que tiene muchas mas horas de vuelo que Luis. Trataré de ser claro, si es por cuestiones de debate, si es por cuestiones de gestión,  Cristina está en gestión desde 1990 y entender la gestión es saber de qué modo resolver cada nudo de la conversación para seguir hacia el objetivo. Cristina sabía resolver los nudos de la conversación para seguir hacia el objetivo porque desde el año 90 está gestionando. Hay mas gerundios. Decidiendo, traficando, pactando, resolviendo, degollando, engañando.  
En cuanto a la imagen televisiva el asunto es peor, Cristina es una imagen pública que conoce toda la Republica Argentina sin excepción, ¿Cómo empatar con eso? Cómo hace Novaresio para empatar con eso, se me dirá “Luisito no tiene que empatar”, claro que no tiene que empatar  en cuanto a “no me peleo con el entrevistado”, eso es de manual inicial, pero tiene que empatar en cuanto a la jerarquización de con quién conversa y Luis hizo todo lo humanamente posible para estar cerca de una Reina pero es un plebeyo. Había una salida, que ensayó al final. Las citas, las referencias al conocimiento geberal, a “la biblioteca” porque algo está claro en cuanto a conocimiento teórico de filosofía, de doctrinas periodísticas, de humanismo, Luis está mejor formado que Cristina. Por allí la hubiese descolocado. Nunca la sacó del libreto. Lástima.  
Como plebeyo hizo lo que pudo, alcanzó/no alcanzó, le hubiese dicho otra cosa, cuantos estarán mascullando, yo en su lugar hubiese…. Hoy lo envidian a Luisito.
No es mi caso, no deseaba esa entrevista, creo que Luis ocupó ese lugar porque a Cristina le vino bien como reina que Luis ocupara ese lugar. Yo me siento más orgulloso que haya estado Luis y no que hubiese estado Majul, que hubiese estado Fantino, que hubiese estado alguno de los personajes que no tienen por detrás un bagaje de conocimientos teóricos y una instrucción tan seria como la de Luis. Que eso no alcanzó okey, claro que no alcanza; para plantarse frente a Cristina hay que pensar que uno está subiendo a un ring con alguien que no tiene código y que es una reina y que resolver ese tema  no es posible si uno no es un rey y Luisito no es un rey. Es un plebeyo que creció y entra en la historia mundana de Buenos Aires y en el ranking ya que, eso si se lo envidian, el entrevistó a una reina sin libreto, con pactos claro está, pero sin libretos. Es muy, muy, muy mucho.  
No creo que haya reyes periodísticos a su medida, creo que hubiese sido malísimo que apareciese una entrevista con Lanata, que es un actor político disfrazado que no sabe jugar al empate, porque una pelea con Cristina tampoco es la resultante que hacía falta, en cuanto a los saldos, decidirla en ganar, empatar o perder, eso es PRODE,  creo que Luis Novaresio -rosarino y de la escuela Dante Alighieri- Luisito no es “rosarigasino”, no tiene barrio ni barro, creo que Luis creció con esto que sucedió el 14 de setiembre, creció muchísimo y ahora estará en su casa o donde sea diciendo “La pucha que lindo es si hubiera hecho tal cosa o tal otra” y la verdad es que sucedió. Lo hizo. 
El saldo es que Luis creció, el otro saldo es que Cristina  sigue igual. Uno le pregunta como está el día y ella te contesta “ayer estuvo lindo y mañana va a estar peor”, nunca te va  contestar  lo que vos querés, porque es un reina y contesta lo que se le antoja.  
El problema es un país que tiene un gerente como Macri y una reina como Cristina. ¿Dónde vamos a parar con un gerente como Macri y una reina como Cristina? No me lo pregunte a mí, tampoco se lo pregunte a Novaresio. Las cuestiones de ese modo se resuelven en otro sitio. Ojala se resuelvan el  22 de octubre. Pero soy periodista. Soy cínico, escéptico, ludópata, hepático y otras esdrújulas tan inconvenientes como esta:  tanático.

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