Google+ Raúl Acosta: Músicos #AntesQueMeOlvide

viernes, 15 de septiembre de 2017

Músicos #AntesQueMeOlvide


Publicado en diario La Capital

Sobre aquel caminito de ida, de los años ’60, cuando todo se despertaba, aún la píldora anticonceptiva, a la que alguna vez deberían homenajear como se debe, por su servicio en favor de la igualdad de decisiones. Es un servicio, hay otros. Sobre aquel caminito de ida ya Rosario tenía músicas. Muchas.

En aquellos años apareció (tal vez estaba de antes, uno conoce el mundo cuando llega y sólo es necesario saber, para no meter la pata, que estaba de antes y que continuará aun después de…) en aquellos años apareció una Escuela Superior de Música, acaso con otro nombre, pero se empezó a entender el estudio de la música como una disciplina que superaba a la profesora de piano, teoría y solfeo y que era una ciencia tan perfecta como la matemática y que, como esta, es universal. Los números y las notas son iguales: idioma universal. Un mundo de dos mas dos  y división y multiplicación y blancas sobre negras y corcheas y semi corcheas. Esté donde esté se entiende.

Uno de aquellos muchachos que vino porque la dodecafonía existía en Rosario en aquellos años, fue Gustavo Beytelman. Aun recuerdo su explicación sobre Rosario y el tango. Yo iba a comprar cigarrillos “particulares” el sábado y en el kiosco escuchaban la matiné del tango y esto es un puerto. Eso es todo. El tango es música de puertos. Años después grabó con Piazzolla, pero eso él ya lo sabía. Sabía que eso iba a pasar. Un músico atorrante lo dejaba “de cruce”, de remplazo en bodegones rantifusos y no se enojaba. Su destino no era el viejo “Roxy”, sobre calle Maipú.

Un día juntó 50 arreglos de discos y 10 músicas de películas y se fue a París. Un día se rajó. Otro día se fueron  Mariano Zarich, los Corvini, Enzo Gieco, el flautista, dicen que con Leandro Barbieri pasó lo mismo, pero no lo conocí.

El mismísimo Cholo Montironi, en Trottoirs de París por 10 años, el legendario Antonio Ríos, el entrañable Fernando Tell. Agri, Antonio. Rosario es un suma y sigue de buenos sonidos por el aire.

La suma de estudiantes de música por 50 años (para no pelear, una cifra fija que redondee) dio músicos y oídos. Por eso es difícil mentir, musicalmente, en Rosario y muchas aventuras no prosperan. No todos terminaron en instrumentistas, pero todos aprendieron a escuchar.

Gustavo, como “el chivo” González, siempre homenajean, en sus recuerdos, a Grande Castelli. Pese a sus rabietas, sus contradicciones y sus venganzas, Cristian Hernández Larguía es otro fenómeno mundial.

Que pierdan audiencia ante radioemisoras dedicadas al reggaetón mañana, tarde y noche, no significa nada porque ninguno de ellos intentó la riqueza y el oro con sus ejecuciones, sino un mundo mejor. Bueno, los partidarios del “tachín, tachín” dicen lo mismo y tal vez tengan razón porque el sol es así. Alumbra a los pelados y los que tiene pelo. Un  mundo mejor es con todos, pero yo pondría a los músicos primero.

2 comentarios :

  1. 55 años alejado del rosario que ud, nos cuenta, radicado al sur de la provincia de buenos aires. sus viñetas han revivido muchos recuerdo , pero la de hoy, me llevo a mis años de juventud ,y a las noches en el "tango bar" ovidio lagos y zeballos si la memoria no me falla, largas noches escuchando a " los poetas del tango " gran cuarteto, antonio rios bandoneon, antonio agri violin, puertas en el piano y murtagh en el bajo.muchas gracias amigo acosta

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  2. Rosario, siempre estuvo cerca.
    Mi papá me envía este hermoso artículo publicado en el diario La Capítal de Rosario.
    En este artículo se menciona a mi queridísima Facultad de Música, a Cristián Hernadez Larguía, a la Música, a París, a dejar el lugar natal por otros horizontes... Este artículo también habla de mi historia. Gracias RAUL ACOSTA, por tu BELLO relato!!!!!

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