Google+ Raúl Acosta: Tribunas #AntesQueMeOlvide

martes, 10 de julio de 2018

Tribunas #AntesQueMeOlvide

Publicado en el diario La Capital el 9 de Julio


Antes, en las canchas de fútbol, había tribuna de mujeres o, mejor dicho: para mujeres.
El lenguaje tribunero tenía lo suyo y suponíamos, con un sobre entendido muy profundo, que determinadas cuestiones  no debían ser escuchadas por oídos femeninos.
Prejuicios en parte misóginos, en parte arcaicos y en parte presuntuosos. Partes de un mismo atraso social que está desapareciendo. Quien haya entrado a los baños públicos de mujeres sabe que estas presunciones nada tenían que ver con la realidad. 
Recuerdo que los alambrados que las separaban eran especiales, parecían mas débiles, menos carcelarios. 
Un personaje: “la beba” atrae los recuerdos. Era parte de la tribuna de Central y, además, la mamá de Antonio Vanrell, “el trucha”. Un personaje absolutamente particular de la política. Fue vicegobernador de la provincia. 
Ríver tenía a “la gorda Matosas”, pido disculpas, pero así le decían y en Boca el personaje trascendió el fútbol y consagró a una actriz. Marilina Ros caracterizada como “la Raulito”. 
No se piensa, en este siglo, en aquellas tribunas laterales donde intentaban refugiarse. No pasaban desapercibidas. 
Eran años de tercera, reserva y primera y aquellas señoras y señoritas traían hasta canasta de picnic. El fervor futbolero era cercano a costumbres familiares (maridos e hijos hinchas sufridos) o el punto mas alto. Un hijo jugando en alguna división. 
La televisión, una espiral de violencia acelerada y costumbres diferentes pusieron a las mujeres en la misma tribuna que los varones, con gritos parecidos y festejos que no difieren en nada. La espiral de violencia alejó la familia. 
El crecimiento de la cuestión de género dejó a las mujeres mas cercanas a una tribuna común donde cualquier fotografía o filmación las muestra festejando a grito pelado o sufrientes antes de un penal. 
En la cancha, al estar ubicadas en el mismo sitio ( un ghetto, si se lo piensa en términos reales) sus voces sonaban diferentes. Era un coro femenino quejándose o gritando con alegría un gol. 
Al igual que los varones las mujeres tenían su vestimenta para la cancha. La camiseta y/o la bufanda con los colores partidarios. Gritaban e insultaban con la tranquilidad que da la multitud. 
Cuando Erich Fromm describe el “hombre masa” , ese que en mitad de una tribuna piensa, dice y hace cosas que no se corresponden con su actuación individual, supongo que hablará en sentido general, porque las mujeres también hacían, decían, resolvían cosas que nadie podía imaginar en el barrio, en la carnicería, en la feria. En la oficina y el consultorio. Lapasión no discrimina oficios o profesiones. 
He conocido estupendas muchachas que han ido con Central fuera del país y otras que acompañaron a Ñul hasta mas allá de cualquier duda razonable. 
Un discurso enceguecido de pasión unifica las discusiones sobre un gol, un penal o un referí. No hay en este siglo diferencias entre varones, mujeres y un referí bombero. 
Si uno lo pensase en términos de luchas y reivindicaciones el asunto es clarísimo. Si una mujer tiene, porque así debe ser sin discusión alguna, las mismas oportunidades, sueldos, prerrogativas y mas, el derecho a ser elegidos por el voto popular con las mismas posibilidades que cualquier señorito, va de suyo que en la tribuna, el insulto y la comisión directiva la situación se iguala. 
En la ciudad de Rosario conozco un club, con activa participación barrial y un respetable equipo de básquet, que lo conduce una bella mujer, que es un “sol” ( no es piropo tan solo, es el nombre que le pusieron los padres). 
Si las cuestiones de género invaden con justicia y justeza las relaciones en partidos políticos, representaciones parlamentarias, pronto también en las gremiales, como en la justicia como cuerpo orgánico, es necesario recordar que en las canchas hace tiempo que el gol, el insulto y la alegría no discriminan.
Las tribunas entendieron que la pasión no discrimina ni esconde. Son tribunas. Uno de los sitios absolutamente democráticos. Todos opinan. Un sitio infinitamente sectario. Solo los que traen la misma camiseta pueden opinar sin enojos tremebundos. Todo está bien bajo la misma camiseta. Que no hace falta que se muestre, pero es indispensable que se lleve en el corazón. Podría decirse y todos lo entenderían. Una tribuna tiene una sola camiseta.

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