Google+ Raúl Acosta: Tinelli no es broma

jueves, 13 de febrero de 2014

Tinelli no es broma

Entender todo cuanto se hace desde la administración nacional en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner es fácil. Se depende de ella. Todo. Es así. El acercamiento primero y el divorcio después pone a Tinelli cerca y lejos de ese centro. Del núcleo de la monarquía de baja intensidad donde vivimos todos.

La lucha de ególatras es una disputa que acompaña a la historia. No se conoce de modo universal el código de Napoleón, si, en cambio su locura. Su ego como estandarte de trascendencia en la historia universal.

Es el relato actual el que quita seriedad al día a día. Ezequiel Martínez Estrada, Scalabrini Ortiz, todo el grupo FORJA, los muchachos del tango, Catulo, Homero, Discepolín. Perón y el primer relato del peronismo pone en situación de envidia a quienes quieren continuar el texto.

Es muy grande la distorsión para un mismo tema. Peronismo. "Los sacaremos de sus sucias madrigueras "decía Evita. Por favor reparemos en quien dice las frases sin filtro en esta monarquía. Hebe de Bonafini es quien usa el idioma con menos filtro. Hay diferencias.

Reconocer la Argentina en décadas obliga a un ejercicio de tinte histórico. Ponerle "ahistoricismo" es jugar a las escondidas con el viejo cauce. No nos bañamos en las mismas aguas, pero las aguas están. El peronismo es uno solo y suyos son todos los gobiernos peronistas. Todos. Perón, Isabel, Menem y Kirchner es parte de una sola genética política.

Mordisquito en los 50. Con Pepe Arias, Niní Marshall, Libertad Lamarque como "los contreras". El espectáculo, verdadero eje para entender Argentina, brindaba su primera clave. El compromiso con los gobiernos. El peronismo es abierto y desembozado, eso asusta a los pacatos. No hay remilgos. Todo en superficie. Es el espectáculo el que brinda la clave del país. La componenda inocultable por la sola razón que es espectáculo. Vive del aplauso. Je.

Que los piquetes sean parte del lenguaje político deviene de la toma de conciencia del espectáculo. Si se transmite en vivo es show. La queja es show. La queja sin cámaras es inexistente. La política de cenáculo, de alambique, es para táctica y estrategia, la factibilidad la da el show. Sin show no hay comunicación y sin comunicación no hay relato y sin relato no hay mentira que valga porque si no es verdad al menos está bien contada y con eso alcanza. ¡Caramba!

Dos personajes superaron la década del 70 asomándose al Parnaso popular. Palito Ortega y Olmedo. Seguir la carrera de Ramón Ortega será necesario para explicar la teleología de la supervivencia. Seguir la de Olmedo es necesario para cruzar el umbral de La Gracia. Olmedo vivía en estado de gracia. Destrozó todos los códigos de la comunicación y fabricó otros. Después de Olmedo la cuarta pared no existió en la cámara fría de tevé. Muchos lo intentan. CFK consiguió despanzurrarla, como Olmedo. Pero no nos adelantemos.

Mirar la realidad desde el espectáculo es verla (en realidad) es estar más cerca de la verdad. El espectáculo no es mentiroso. Existe un acuerdo. Yo cuento vos crees, todos contentos. Aplausos otra vez.

Tinelli llevó a la tevé la bromita, la jerga, el juego y los guiños entre conocidos. Alcanzó un nivel de rating insuperable. Todos jugamos años enteros con los juegos de Tinelli. Todos creemos que Tinelli es una broma y una diversión.

Un discurso presidencial, un clásico de fútbol, un recital de alguien muy famoso. Pocas cosas unen en torno a una cámara fría a la que sólo los que saben logran volverla caliente. Porque no unirlas. Discurso. Bromita. Penal y gol es gol. Viva Perón.

Cruzando las décadas aquellos textos de Mordisquito suenan vencidos, les pegó fuerte el viejazo. Este es otro mundo. Pero igual, el mensaje más limpio viene desde el espectáculo. Es más fácil.

No es casualidad Olmedo en el fin del 70 durante los 80 y ya en la cúspide en la década del ‘90. Olmedo es el escape. Argentina se escapaba y el negro Olmedo fue el mejor atajo.

Argentina jugaba a no entenderse y Olmedo fue el camino. No hay más libreto, hay tres y cuatro lenguajes paralelos, "deconstruimos" el drama, "descontracturamos" y fumamos. Todo es igual, nada es mejor. Discépolo sonríe. Volvió.

Sobre los 90 el reinado de Tinelli viene asomando. La vida fue/es una bromita para Video Match. Todos nos reímos con la burla ajena. Todos. Jugar. Que se sepa nadie lo veía. Nadie. Nadie con poder y complejos. Nadie con ego. Cómo yo, justamente yo, voy a depender de este sujeto tan "pasatiempista", tan nada de contenido, tan superficial. Los rating decían otra cosa. Dicen otra cosa. La Tinellización de la política, frase divulgada por José María Baylac, aquel bahiense del entorno de De la Rúa, se sostiene en el tiempo. Boleteó un presidente, consagró un diputado enfrentando a NK y desde lo alto de su ego es, a su modo, un Pygmalion de la chabacanería muy, muy exitoso.

CFK quiso desatarlo del palo y "chiflarle" el silbo de las sirenas. Casi. Casi. Por poquito. Los egos nos quitaron la posibilidad de ver a CFK con el voto secreto en el "bailando" y a Tinelli saludando desde el balcón. Pero esto es Argentina. Folletín por entregas. No está dicha la última palabra. El espectáculo debe continuar.

(Publicado en diario La Capital, miércoles 12 de febrero de 2014)

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