Google+ Raúl Acosta: Ideologías no, preferencias sí

miércoles, 7 de mayo de 2014

Ideologías no, preferencias sí

Manuel Mora y Araujo, analista político y sociólogo, en La Vereda de Enfrente


-Desde Buenos Aires, desde los medios que hacen análisis político, se plantea la necesidad de una unión del grupo PRO, Macri, y grupo FAU, Frente Amplio UNEN. Mirándolo desde su análisis, ¿es esto posible?

Posible es, indudablemente, porque se está hablando de eso. Indudablemente es posible. Hay varias preguntas. ¿Cómo lo ven los miembros de esa posible alianza? Parecería que no a todos les gusta. Algunos sí y otros no. Segundo, ¿cómo lo ven los votantes]?

-Allí está el nudo. Según las encuestas, ¿cómo lo ven los votantes?

Está dividido. Bastante dividido. Hay algunos que lo ven muy bien, y otros que más bien no les gusta mucho esa nueva alianza.

-Le decía esto porque en una elección anterior, la última, parecía que un 10, 11 %de Margarita Stolbizer, y un 11, 10 % de Alfonsín, daba un número superior. Cuando se fue a votar desaparecieron esos votos y quedaron en 10, 11 %.

Exactamente. Eso pasa. Y no es una cosa que se pueda adivinar, para eso se hacen encuestas.

-¿Usted qué está viendo en esas encuestas?

No he visto tanto. Pero lo que he visto, está bastante dividido el electorado. No es obvio que automáticamente se suman todos los votos. Para nada.

-Ahora, en ese análisis, ¿de qué modo aparece el hecho ideológico? Porque los que leen estos argumentos sostienen que, por ejemplo, Binnery Stolbizer no estarían uy cerca del señor Macri, y otros dicen que sí. ¿Han desaparecido las ideologías?

Sí, han desaparecido, indudablemente. Pero lo que no ha desaparecido son las preferencias. O sea, muy poca gente vota porque se siente de izquierda o centro izquierda, o progresista o socialdemócrata, o al contrario, conservador o de derecha. Muy poca gente, eso es así. Pero por otra parte, la gente tiene preferencias, le gusta más este candidato o aquel. Y no le parece razonable que se mezclen, que se junten. Alguna gente, no toda. Otra gente piensa que lo más importante ahora es votar en contra del gobierno nacional, entonces le parecería mejor sumar todo lo que está en contra.

-La forma de gobernar de la señora Presidente, que es con una concentración abusiva del poder, puede llevar a pensar –y eso es lo que estoy preguntando- si la ausencia de esta concentración no será tomada como un poder desvalido o enflaquecido y extrañaremos la concentración que tenía la señora. ¿Puede suceder algo de eso?

Sí, claro que sí. Uno puede decir la concentración de poder, pero también hay una palabra que se usa que es la gobernabilidad. Entonces, en Argentina el problema es de cultura política argentina, que es un problema de fondo, que es que esto que se llama el “gobierno de las instituciones” a la gente le despierta un poquito de desconfianza o de temor. Venimos de una tradición de mucho tiempo, muchos años, de gobiernos personalistas, entonces a mucha gente de vez en cuando le gusta esto de las instituciones pero, más bien, les dura poco y se vuelve al personalismo. Ahora, el personalismo es una cosa y las personalidades son otras. En cualquier país del mundo, en cualquier tipo de cultura política, hay gente a la que le gusta un candidato y hay gente a la que le gusta otro.

-En esa mirada, sobre este 2014, que ya tanto se parece al 2015, habría que preguntarse si el peronismo, que tiene como base un 38, un 45 o un 52% de los votos, según como se sumen, no tendrá finalmente una derivación para un solo candidato cerca de Massa o Scioli, que termine con esta conclusión: no podemos escaparnos del peronismo.

Sí, es una manera de decir o de verlo. Yo personalmente siento que no se trata del peronismo, que se trata de las ofertas políticas de cada momento, de candidaturas, y que finalmente, hoy en día, hay muchos peronistas en todos lados. Y hay mucho no peronistas donde supuestamente están la mayoría de los peronistas. Me parece a mí que la gente no vota por peronistas o no peronistas. Ahora, lo hemos visto en 2003, que hubo tres candidatos peronistas y tuvieron votos distintos. Y no eran trasferibles. O sea, si uno de ellos se bajaba no lo votaban al otro.

-En su nota de "Tiempos preelectorales" usted plantea que el gobierno ajusta y busca ganar aire. ¿Qué está haciendo el gobierno? ¿Buena letra con respecto a esto que usted mencionaba, las instituciones y la gobernabilidad, como para que no le tengan miedo al populismo extremo?

Por miedo al populismo extremo o simplemente por necesidad de que la economía se vaya encauzando un poco mejor. Hay política económica también.

-Usted cree entonces que la adecuación a una situación difícil va a pasar por lo económico y no otro tipo de libertades que asegure este gobierno.

Bueno, puede pasar por lo otro, pero especialmente va a ser por lo económico. Uno podría decir que el estilo más duro de este gobierno está dando lugar a un estilo más blando. Eso diría yo. Pero que esencialmente en la política económica.

-Estamos hablando en un día en que la provincia de Santa Fe es 38%, en la nación 35%, bajó la venta de autos, y de hecho las empresas ensambladoras de automóviles están licenciando personal. Se viene, sobre la inflación y la recesión, un tiempo duro para el gremialismo. ¿Habrá alguna política desde el peronismo para zafar de esto o asumirán la culpa?

Parecería que la única política que a la larga funciona es esta política que uno llama “sincerar la economía”. Por eso estos ajustes del gobierno, estas correcciones. Porque es obvio que no funciona, ¿no? Manejarlo todo por decreto no funciona. Llega un momento en que la realidad pesa más. Y ahora vienen los conflictos sociales, gremiales, pero no quiere decir que resuelvan las cosas. Yo creo que el gobierno está buscando inversión, está buscando un clima más amigable para las inversiones, está volviendo a hacer lo que siempre decía que no iba a hacer.

-Supongo que eso uno lo considera bueno. Es imposible escaparse de que eso sea bondadoso. El asunto es si lo podrán concretar.

Ah, bueno, por supuesto. En ese sentido, admitamos que Argentina es una larga historia de fracasos. Tarde o temprano parece que siempre terminamos en lo mismo. Algún día habrá que apostar a que esto funcione.

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