Google+ Raúl Acosta: Tranquilos bajo el volcán

domingo, 14 de septiembre de 2014

Tranquilos bajo el volcán

Mirada desde el sur por Raúl Bigote Acosta

(Publicado en diario El Litoral, 14 de septiembre de 2014)


Los argentinos vivimos tranquilos bajo el volcán.

Nuestros más importantes candidatos para suceder a la viuda transitan mansamente el último año del kirchnerismo.

Daniel Scioli, como Sergio Massa, lo mismo que Mauricio Macri y Hermes Binner y/o Cobos no tienen un talante violento, disparatado o excéntrico.

Por debajo de ellos la economía no tiene buenos índices.

La política para apaciguar la economía no es lisa ni honesta.

La sociedad muestra índices de violencia criminal en permanente suba.

La inflación no puede medirse con seriedad y, de entenderse como buenos los valores de la canasta familiar, se necesitan, a la fecha, 11.000 pesos para llenarla mensualmente. En buen romance, hay inflación. Mucho, muchísima.Tanta que no se la menciona. Somos ahorcados que no hablamos de la soga.

Posiblemente, una inflación del 35% anual.

Inflación, recesión, violencia, inseguridad, droga. Un volcán.

Los candidatos van tranquilos, ellos son sus encuestas.

El país real no tienen tanta tranquilidad, pero no es malo que quienes deban suceder a CFK no se sientan tentados por el demonio de la ansiedad y de la paranoia.

Lo que no hace falta es una sucesión que duplique la paranoia.

Con que la baje a la mitad estaremos más tranquilos y dejaremos de culpar a los otros de nuestros yerros.

Sin medir las consecuencias, el grupo duro de los K oferta varios candidatos.

El multiple choise del oficialismo es ridículo. Que Kicillof, Randazzo, Rossi, Taiana y Fernández se postulen es eso: ridículo. También peligroso y confesional. Demuestran la necesidad de conservarse en el puesto público. Quien es candidato a presidente puede ser gobernador, senador, diputado. Algo con fueros y reportajes.

También es peligroso. Mucho.

Como peligroso es lo decidido por Fernando Solanas o Elisa Carrió. Una candidatura a presidente para perpetuar la posibilidad de negociación no es lo más grato para dialogar. Hay candidaturas a presidente que son un desatino.

Un acto público cuesta medio millón de pesos. No menos. Si se hacen cinco actos en el país un candidato agradecerá a quien lo ‘esponsoree’ pero todos sabremos que dispuso de 2,5 millones. Una buena cantidad, en el año en que las declaraciones juradas pasaron a ser, a la vez, secretos de Estado y escondite de la desvergüenza. En las declaraciones se confiesa que se robó, pero es más negocio confesarlo hoy, que ser descubierto mañana.

Los candidatos tranquilos tienen diferente modo de convivir en la ladera de la zona de erupción. Scioli una gobernación y Macri otro tanto. Gobernar es contar a terceros que se está muy bien en el propio territorio.

Quién sabrá en Barranquitas que en Lugano manda la droga. Quién.

Y quién recordará que en el interior agroganadero de la provincia de Buenos Aires lo que hay es agua de más y canales aliviadores de menos.

Los otros tranquilos, Massa y Binner/Cobos, tienen lo suyo.

Convivir con el tándem Barrionuevo/Camaño es participar de los Simpson subdesarrollados.

Y Luis Juez, Elisa Carrió y Pino Solanas no son una delicia. Humor cordobés, arrestos wagnerianos y la gesta del cine liberación con retraso y en la misma sala. Un menú durísimo.

En esa misma ladera del mismo volcán, los actores políticos deben bailar una polca que tiene dos partituras.

Los medios que apuestan a la chequera gubernamental cuentan exageraciones.

Los que buscan el otro sol también.

El país no está fundido ni mucho menos. Está mal administrado. No es lo mismo.

Acaso allí se encuentra la calma de los candidatos.

Los problemas, sin embargo, son los mencionados.

El mundo no ataca a la Argentina ni CFK es Juana de Arco y/o Evita.

Nada de eso.

Cuesta entender el arrebato y la ansiedad de la compañera Cristina por entrar en la historia.

Más cuesta sobrellevar a sus exegetas dispuestos a que creamos que suma a Juanita de Arco y a la Evita.

El país no estallará en diciembre, ni en el día y la hora que decida Luis Barrionuevo y su filosofía de adicionista. Tampoco saldrá bien parado de la viuda y de su ignorancia sobre los temas profundos del país. Educación. Salud. Economía. Nunca ha dado un buen discurso sobre estos asuntos. Encanutar autos o ‘botonear’ empresarios, sí. Más cerca del lunfardo que de la ciencia y tecnología, lleva a pensar que el título de la nota debería corregirse.

Convivir con la señora es lo que debería sugerirse. Convivir con el volcán CFK es entrar en la historia. Les pasa a los volcanes pero no del modo que necesitan los pueblos del valle, donde la erupción es la pesadilla de cada fin de fiesta.

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