Google+ Raúl Acosta: K: No hubo historia militante

martes, 18 de noviembre de 2014

K: No hubo historia militante

Julio Bárbaro habló en La Vereda de Enfrente sobre su nuevo libro: "Lejos del bronce"




-Julio Bárbaro es autor del libro “Lejos del bronce, cuando Kirchner no era K”. Reconstruye el lado no tan conocido del doctor Kirchner, Presidente de la República Argentina, ya fallecido. ¿Cómo te va?

Bien. Tengo un recuerdo de la última entrevista que me hiciste en Rosario, la verdad, fue muy lindo dialogar con vos en público.


-Faltaba el mate.

Faltaba el mate, sí. Pero lo demás estaba. Y yo creo que la gente lo disfrutó mucha al diálogo de 30 minutos. Panel de la democracia, Fundqcion Libertsd.

-Por lo menos nosotros lo disfrutamos.

Por lo menos vos y yo, exacto.

-Julio, ¿qué es esto del libro “Lejos del bronce”?

El año pasado me invitaron a Santa Cruz a una unidad básica. Y la verdad que allá se pusieron un montón, varios, a hablar sobre su relación con Néstor Kirchner. Hubo una serie de entrevistas donde distintas personas describían como veían a Néstor joven, cómo era el desarrollo. Y a partir de esas entrevistas yo convoqué a un radical, Oscar Muiño, que es el que escribió la vida de Raúl Alfonsín, y puse lo mío. Y bueno, analizamos en una mirada, no de fondo, pero tampoco un relato de estos que inventan pasados que no existieron.

-Era un militante PJ, ¿o no?

Ahí están todas las historias. Algunos le tienen más bronca, otros menos. Pero hay una cuestión que está clara. Hoy es el día del militante. Y uno dice, ahí no hubo historia militante. Punto. Después la inventaron. Hoy me decía Ernesto Tenembaum a la mañana: “eso está mal”. Digo, no está mal, pero hay que hacer un relato… Los derechos humanos no existieron, la privatización de YPF la hicieron los Kirchner como actores principales. No tenemos a Pepe Mujica unos cuantos años preso y con una historia de rebeldía desde siempre. Tenemos otra cosa. Aceptemos lo que tenemos.

-Ahora ni siquiera eso. Porque de última con Néstor Kirchner hay una par de cuestiones que se reubicaron. Una de ellas el valor presidencial. Era un duro y te cascoteaba, pero el valor del Poder Ejecutivo después de De La Rúa, que había quedado chanfleado, fue reorganizado. Y ahora ni siquiera eso me parece.

Bueno, yo lo acompañé en los cuatro años y creo que en ese sentido los valores… Es decir, Yo cuando hablaba decía que hizo una Corte Suprema importante, le devolvió a la justicia el prestigio, estabilizó la moneda, ya no tenemos miedo al dólar. Todo aquello que yo decía en el gobierno de Néstor hoy ya no lo podría decir.

-Ayúdame con una. Te digo lo que me pasa. Me pasa como a vos, ya pocas cosas nos enfervorizan, pero cuando nos enfervorizan es muy difícil olvidarla. Yo leí la transcripción de los dichos del diputado Larroque pidiendo el Día de la identidad villera, o algo así, y por mi vida en el diario Crónica nosotros le hacíamos notas al cura a cada rato en los 70; y plantear que Argentina debe ponerse orgullosa de su vida villera, siendo peronista me parece jodido, siendo gorila, bueno, allá vos con tus historias. Pero me gustaría una reflexión tuya sobre este tema. Aquello de la reivindicación social y la movilidad ascendente, ¿en qué quedó con esta gente?

Me parece que el peronismo tuvo con el dolor de los caídos una voluntad de integración. Y en alguna medida ese estaba basado esencialmente en que no era la lástima, era la justicia. Y ahora lo que vos están planteando de Larroque, es que toman al caído no como la obligación histórica de integrarlo. Y entonces empieza la explotación de la debilidad del caído y se lo convierte en clientela electoral. Eso es la negación del peronismo. Es el retorno a las damas de caridad, ¿no?

-A las que Evita rajó bien rajadas.

Exactamente. Esto es las damas de caridad: “mirá que lindos son los pobres”. Es así, es triste. Es triste porque se lo hace desde una supuesta militancia pero que se enriquece. O sea, hablar desde Puerto madero para decir “qué linda es la villa”, la verdad que termina siendo nefasto.

-Este libro, “Lejos del bronce”, ¿lo traes a Rosario?

Si lo hago, si me invitan a dialogar con usted de estas cosas, sería muy importante en mi vida.

-¿Qué editorial lo saca?

Sudamericana. Es un honor que usted me llame.

-Yo sigo diciendo que soy peronista. Y en algunos momentos, como este de Larroque, me agarra la locura de negro militante, porque yo soy cabecita. Eso se sabe.

Escúchame, nosotros venimos de una historia distinta, donde ser militante era la contracara de ser empleado público. Vivía la víspera de un mundo mejor y entregaba todo, no el que se montaba en la prebenda. Era otra cosa.

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