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miércoles, 4 de marzo de 2015

Cristina no miente

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 4 de marzo


Cristina no miente por Bigote Acosta
¿Debemos estudiar verdad y mentira en el discurso de la más importante líder del siglo XXI en Argentina, CFK ? Sería un error. El discurso tiene leyes. Las cumple. El uso del mismo (del discurso) como herramienta de una dominación o de un desfalco es otra cosa. ¿Quién hace un discurso sin una intención?, ¿quién?

Debemos aceptar que no miente, que simplemente es un discurso, que tiene sus reglas. CFK no traiciona esas reglas, de otro modo nosotros no escucharíamos, ella no estaría donde está y las convenciones del lenguaje, esto es: la palabra, estaría demás.

En el destrabalenguas de la verdad y lo que no puede serlo, la verosimilitud es el eje.

Barthes y Todorov conforman un dúo que se preocupó seriamente de este tema. De una parte la definición. "Verosímil es aquello que tiene apariencia de verdadero, que resulta creíble para quien lo observa". Esto no implica que se trate de una situación real, sino que es transmitida en un determinado contexto, en un día, una hora y un lugar (referencias inevitables) respetando una serie de reglas de lenguaje y manteniendo un nivel aceptable de coherencia entre los diferentes elementos que la constituyen. Si no es verdad al menos está bien contada, dice el refrán.

Todo discurso tiene pasado. Todo discurso es un acto real y si no lo altera lo consagra. En los actores sociales es visible: el discurso es la continuidad de una seducción. De una pasión. Amor u odio, lo mismo da. Escuchamos y nos complicamos con sus dichos. Estamos dentro.

Repasemos la teoría: "En los tribunales, la gente no se inquieta en lo más mínimo por decir la verdad, sino por persuadir, y la persuasión depende de la verosimilitud"; Platón.

Según Szvetan Todorov: "Lo verosímil es la relación de un texto particular con otro texto, general y difuso, que se llama la opinión pública", el que hace las veces de filtro cultural y censurador de los posibles reales. Si se avanza enfrentando lo consagrado, lo aceptado, aparecen las dificultades. Cae la verosimilitud. Nos volvemos increíbles.

El discurso es una construcción. Si no tiene verosimilitud no se entiende, no se transmite, desaparece. Lo inverosímil no convence, se acepta mágicamente. Se aleja de "lo verdadero". Construido cerca de la verdad. Ese es el punto.

Detrás del discurso como herramienta, como máscara, aparece la sumisión como su objeto. No habría discurso si no existiese la intención del sometimiento. El discurso es una herramienta de dominación. Nada nuevo.

Estamos complicados. Estudiar el discurso es aceptar que hay un discurso cuyo texto obedece a un verosímil ideológico, literario, que nos lleva a ocuparnos de lo verosímil. Nos definimos en una definición. Demasiado oscuro.

Cuando criticamos los discursos de CFK en rigor los estamos aceptando y simplemente nos oponemos a sus propuestas. Su discurso es, en términos de lo verosímil, perfecto. El solo enojo y el insulto que provoca consagra su calidad.

Vamos a los bifes. CFK existe por esta razón, que ya estaba estudiada: "Un día, en el siglo V aC en Sicilia, dos individuos discuten y se produce una accidente. Al día siguiente, aparecen ante las autoridades que deben decidir cuál de los dos es culpable. Pero; ¿cómo elegir? La disputa no se ha producido ante los ojos de los jueces, quienes no han podido observar y constatar la verdad; los sentidos son impotentes, sólo queda un medio: escuchar los relatos de los querellantes. Con este hecho, la posición de estos últimos se ve modificada: ya no se trata de establecer una verdad (lo que es imposible) sino de aproximársele, de dar la impresión de ella, y esta impresión será tanto más fuerte, cuanto más hábil sea el relato. Para ganar el proceso importa menos haber obrado bien que hablar bien".

Cuando CFK nos habla es lo mismo. No estamos ni en el accidente, ni en el puente, ni en las pensiones graciables, ni en el tren o la usina atómica. No estamos en los anuncios, como no estuvimos en el caso que se litiga en tribunales. Aceptamos su lenguaje.

Enfrentar a CFK diciendo que miente es un error. Superarla en calidad, un buen intento. Es la primera actora social que resuelve el discurso en multimedia. "Multimedialmente" deberá ofertarse algo superador. Hum.

Se la puede enfrentar con posibilidades de éxito si se la confronta con todos sus relatos. Las tantas veces que dijo y las tantas cosas (que dijo). Oponerse a un discurso es inútil. La confrontación es con la película, con la continuidad.

Volvamos con los griegos. Inventaron tantas cosas…

Los que sostenían que por la realidad se llega a la verdad fueron ellos, los griegos. Si se mira la realidad indispensable, la del día inseguro, la luz, la electricidad, el gas, la luz otra vez, el agua potable, los caminos, el precio de la yerba, el salario, el robo, el asesinato, la violación, la muerte, narcocriminalidad, corrupción estructural, miedo urbano, el discurso se quedará en lo suyo: el mejor relato político del siglo XXI y, por fuera del atril, resonará la frase que estaba escrita en la tapa de la carpeta azul que le presentó Rogelio Frigerio a Perón, tomada de Kant y de los griegos: "Solo a través de la realidad se llega a la verdad". Era la carpeta con el pacto, el plan para la transferencia de votos de Perón a Frondizi. Como dijo "el Viejo", desde entonces. "La única verdad es…"

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