Google+ Raúl Acosta: Nos estamos quedando sin conductores

domingo, 13 de septiembre de 2015

Nos estamos quedando sin conductores

Mirada desde el sur por Raúl Bigote Acosta



(Publicado en diario El Litoral, 13 de septiembre de 2015)


La política regional tiene un rango, cuando se lo sobrepasa se convierte en cuestión nacional; otro rango.

En la política regional, hubo actores políticos destacados. Algunos pocos alcanzaron categoría nacional.

Todos los actores tienen una pertenencia partidaria. Se puede seguir su trayecto siguiendo el de estas agrupaciones.
Tomando como punto de partida la llegada de la democracia, en 1983, hay un esquema visible sobre trayectorias y consecuencias. La llegada de Raúl Alfonsín a la presidencia puso al radicalismo en tareas de conducción. En la provincia, Luis Cáceres y Horacio Usandizaga fueron sus figuras centrales. El primero, un efusivo que nunca logró que lo votasen. Nunca se sabrá qué quería hacer con la provincia y el partido. El otro, un carismático cercano al cisma y al suicidio político, que finalmente realizó. Los radicales fueron/son dueños de las universidades (UNR y UNL) compartidas con el socialismo.

Hoy, los radicales son los burócratas de la democracia, partícipes necesarios.

Raúl Alfonsín puso en minoría al peronismo santafesino. Aquí también la denuncia del “pacto militar sindical” tuvo sus efectos. Ya no estaban Osella Muñoz ni “Tito” Rodenas, que representaban la componenda y la resistencia. Raúl Carignano, Carlos Taparelli, Luis Rubeo, Eduardo Cevallo, Rubén Cardozo, Aurelio Martínez, un Lamberto (Oscar), Antonio Vanrell (siguen las firmas). Finalmente, un acuerdo de partes y José María Vernet. El peronismo tuvo un gobernador, pero no un jefe. Se identificaban como “la Cooperativa”. La segunda gobernación, la de Reviglio, sostuvo esta cooperativa. El desaguisado de Vanrell devino en la llegada de un jefe. Reutemann. Ni bien ni mal.

Decidía en soledad; le hacían caso. Fue el jefe. Aún hay latidos. Obeid fue su oscura sombra a quien la sola existencia de Reutemann condenó a la envidia. Los sectores “progresistas” tenían tres nombres, acaso cuatro. Rafael Martínez Raymonda fue funcionario de los militares y Alberto Natale el intendente/interventor de Rosario con decreto militar. Guillermo Estévez Boero y René Balestra los socialistas (moderada izquierda tradicional, básicamente antiperonista) que participaron en política regional. Todos jefes de partidos minoritarios o de exitosísimas agrupaciones estudiantiles. Poca base en votos. Pocos votos. La existencia de Héctor Cavallero altera las relaciones de fuerza en el sur, donde está el 60% de los votos, con el 40% directo en Rosario.

Los dos socialismos (el popular y el democrático) y el conservadurismo conviven en esos votos y toman la ciudad ante la defección de Usandizaga. El “abc1” acompaña. No es Cavallero el líder absoluto, la injerencia de Estévez Boero es ideológica y siquiátrica. Es el padre de cualquier criatura socialista. Su muerte, la aparición de Binner y el desvío personal de Cavallero ponen al socialismo en manos de un médico rafaelino a quienes los rosarinos no le desconfían. Hay un jefe. No hay tanta derecha como orden cerrado. Tareas. El partido de cuadros se arremanga tras Binner y gobierna. La resignación radical acompaña.

En este 2015, dos evidencias y una ausencia. Las dos evidencias: tanto Reutemann como Binner están bailando la última polca electoral. Ambos trascendieron la región. El radicalismo aún no tiene un nombre de esa categoría mediática y/o política.

El peronismo no logra enfocarse tras la luz de Omar Perotti. No es un líder natural, es una luna con la luz solar del cristinismo. La luz de luna no entibia. Lo sueñan sol. Ojalá.

El socialismo está despidiendo a Binner de la peor manera. Encriptándose. No hay mensaje para renovarse, triunfar y la consigna básica: crecer. Ojalá. Hum.

Detrás de Reutemann y Binner no hay ”línea” (herencia). No supieron, no pudieron no tuvieron tiempo. Cáceres envejeció. Usandizaga también. El radicalismo, de tanto acompañar, perdió reflejos.

Obeid desalambró la provincia. Binner y sus herederos no la supieron cerrar. El radicalismo sólo quiere participación en las ganancias electorales.

En la fila para sacar el carné de conductor están: Lifschitz, Corral, Javkin, Grandinetti, Bonfatti, Barletta, Galassi, Vucasovich, Roy López Molina, Di Pollina, Rubeo, Perotti. Mucha dependencia, juventud y entusiasmo. Ninguno de ellos conduce. Se hace necesario insistir: gobernar no es conducir. Conducir es tomar riesgos. No es menor. No es suficiente. Es condición necesaria.

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