Google+ Raúl Acosta: Chispita y la Chona

miércoles, 28 de octubre de 2015

Chispita y la Chona

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 28 de octubre


Lo mejor sería apelar a las triquiñuelas clásicas. Nada de lo que sigue refiere a persona física alguna. Cualquier parecido con la realidad es absoluta casualidad.

Debemos agregar que la gran pregunta de estos textos, estas reflexiones, tienen un solo final. ¿Qué es el peronismo ? Este cuento cuenta eso. Un costado real/ irreal del peronismo. Cada día mas inexplicable por la razón y si, finalmente, es un relato, lo que cabe es eso: contarlo. Como si fuese (perdón) mil plazas en una plaza. Una noche. Una princesa que inventa una Argentina para no llegar al día.

La relación entre "Chispita" y "la Chona" se remonta a los años de estudiantes de danza. "Chispita", por cómo pestañeaba, como abría y cerraba los ojos. Menuda y eso: chispeante. Ni buena ni mala bailarina. Una más.

Su amiga no tenía sobrenombre. Haydée era solamente Haydée. La vida en un arranque de artistas. Los problemas hasta conseguir las zapatillas para bailar de punta. Caras. Y las horas invertidas en una disciplina exigente y costosa. Una Buenos Aires menos vertiginosa pero era. Extraña.

El hermano de Haydée, metido en las negras artes del Brasil y la negritud pasaba, como santo y seña, adivinanzas y predicciones a su familia. Haydée, un poco jugando y un poco soñando, practicaba quiromancia con sus amigas del Conservatorio.

La historia se reconstruye muchos años después. Un día "Chispita" avisa que se va de gira con una compañía de danzas. Es joven y tiene sueños. Arriesga. Costa del Pacífico. Fin.

Haydée se vuelve mamá por una heroica decisión personal y piensa que vivirá de un modo. No es sencilla la vida de nadie, para los artistas, incorporados sus alias al nombre propio, tampoco es fácil. La contradicción es su modo. A la discusión por el día laboral, Haydée le suma el hijo. Es la década del ‘70 y Argentina es más veloz que los artistas y más enloquecida que los asesinos del porvenir.

Un día la llaman de "presidencia" y cuando acude le dicen: "Haydée, tenías razón, me casé con un príncipe, vos me lo dijiste, tenías razón…" y comienzan a contarse su vida. Poco. Lo que se puede. Lo que se sabe. Lo que no se puede ocultar.

Ya de vuelta por las calles de su barrio, cerca de Avenida Pueyrredón, Haydée reconstruye aquella charla de jovencitas, la lectura de la mano de su amiga y la predicción: "Te vas a encontrar con un príncipe en tu mente…". Copia del hermano escenógrafo, regisseur en Brasil. Aventura de gitana atrevida. Juegos de jóvenes.

En la mano de "Chispita",

Haydée le encontró un príncipe en el futuro.

Nos decía (supongamos eso) nos decía que no imaginaba que aquella lectura de manos al paso, de estudiantes de ballet, fuese guardada en el corazón de "Chispita" con tanto esmero. Suponía que, acaso, por el hecho de su relación posterior con alguien a quien admiraba mucho,

reapareció en la memoria y lo convirtió en realidad porque ella y para ella, sin dudas, en su vida se encontró con un príncipe, el príncipe de sus sueños.

Abrumaban la casa de Haydée las cajas y cajas de pañales, baberos, mamaderas, leche en polvo. Haydée se convirtió en generosa Mecenas de sus amistades parturientas. Un hada puerperal en la colonia artística.

Edificada la vida de un modo aventurero, bailarina de una troupe trashumante, esta muchacha, "Chispita", se encuentra en Venezuela con Perón, que la acepta. Al principio sin que participe en las reuniones, luego misteriosa y silenciosa delegada en Argentina, finalmente su compañera de fórmula. La muerte de El General la convierte en la primera presidente mujer de Argentina y una de las primeras de Latinoamérica. En su confesión de vida lo que le dijo Haydée: "Tenías razón, me casé con un príncipe…".

Esa idolatría, ese afán de convertir en ídolo al esposo viene de Xantipa y sigue y sigue por la historia, cruza Bodas de Sangre, llega a Evita, sigue con Isabel y parecería, ojalá pronto suceda, parecería que concluye con la jerarquización de la tercera persona del singular: EL .

La mención que hace CFK de su esposo muerto, NK, como las mayúsculas sugieren (EL) llevan aquel cuento a la repetición infinita. Toda mujer de un líder argentino encontró un príncipe encantado que le abrió el Jardín de Alicia y allí se quedó.

¿Que es el peronismo…? El peronismo también es esto. Mujeres que se encontraron con la reina de corazones y el sombrerero loco y se creyeron dueñas del jardín. El peronismo es parte de Lewis Carrol. ¿Qué duda cabe? Surrealismo y patafísica. Un matemático loco enamorado, de modo enfermizo, de una pre púber. Argentina es pre púber. Mujeres iluminadas que aprovechan la luz de su sol de fantasía para creerse el centro de una galaxia de maravillas. Un día, como corresponde, aparece Carlos García Moreno y llama a la reflexión: "Quien sabe Alicia este país no estuvo hecho porque sí. Te vas a ir, vas a salir pero te quedas, ¿dónde más vas a ir? Y es que aquí, sabes, el trabalenguas trabalenguas, el asesino te asesina y es mucho para ti. Se acabó ese juego que te hacía feliz…".

El peronismo también es esto: un juego que nos hace felices.

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