Google+ Raúl Acosta: Cien días de perdón

martes, 15 de diciembre de 2015

Cien días de perdón

Editorial en La Vereda de Enfrente



Todavía el compañero Mauricio Macri está gastando a cuenta de el stock que tiene acumulado de "perdones", de "franquicias", de "pases libres", porque el grupo K fue una peste virósica -tan- grande que generó -tantos- anticuerpos, que con tanto retroviral adentro para que volteen a Macri, van a hacer falta cuatro años, y en cuatro años es lógico que se vaya. Lo cierto es que muchas de las cuestiones que está anunciando deben resolverse.

Resolver las cuestiones no es, como se ha dicho, anunciarlas, y si algo dejó el grupo K, entre las muchas barbaridades, podemos contar una como beneficiosa: ya no es fácil engrupirnos con estampitas. Ya no es tan sencillo contarnos un cuento. O vamos a lo mejor, para contarnos un cuento a lo mejor precisábamos una "cuentera de cuentos" como Cristina, una fenomenal cuentera que podía contarnos esas cosas; Macri si habla tres horas y media el rating no se va a cero, sino a menos diez como en el chinchón.

Por lo tanto, resolver estas cuestiones de los anuncios, mientras siga en anuncios, fenómeno. Pero estamos en los cien días de perdón que tiene cualquier gobernante. ¿Cómo los va a gastar Macri? Es parte de la solución y es parte del problema. Si los gasta con resoluciones además de anuncios, fenómeno, pero estas resoluciones se tienen que ver.

La de las retenciones, bueno, fenómeno, vamos a ver cuánta área de trigo, vamos a ver si incide sobre los vendedores internacionales y no sólo los productores, vamos a ver si cambia el sentido del maíz y vuelve a ser usado de manera diferente, y no como comida de las vacas para convertirlo en kilo de costeleta. Vamos a ver. Y vamos a ver si ese 5% menos en la soja redunda en que venden todo lo que está ensilado y se disponen a sembrar más del área que estaba calculada para tener más cosecha, que es lo que faltaría.

Pero por debajo de esto hay un metatexto, algo verdaderamente importante; el río profundo que viene por debajo es "desarrollismo". Tardaron en darse cuenta los colegas porteños porque no lo quieren ver.

En el discurso de las cámaras y en lo que está proponiendo, Macri está diciendo "soy desarrollista, y el ministro que tengo para el interior y para obras públicas es nieto de un marxista que con Arturo Frondizi en Argentina del 60' hizo el planteo de un desarrollismo que es 'está bueno lo de la vaca, está bueno lo del grano, nos alcanza. Necesitamos un desarrollo industrial competente para tener precios internacionales y, de ese modo, incidir primero en el mercado interno y después en Latinoamérica".

Ese era el sueño. Ese sueño lo degollaron los milicos allá sobre el 61' o 62', y se lo viene degollando desde hace mucho tiempo, y ahora parece que ha vuelto. Pero insisto, estamos en las buenas intenciones. Veremos cómo se convierten en buenas resoluciones.

Por supuesto los que se refriegan las manos son los de la centro-izquierda, y no porque armen un partido, que sería su tarea para que haya competencia y alternancia, sino porque tienen la oportunidad de criticar. Más sencilla que nunca la crítica de la centro-izquierda. No hay Calafate ni Boudou, entonces todo sencillito. En todo caso, sobre esto habría que recordarle a Máximo si el está dentro o fuera del peronismo, y si Cristina está dentro o fuera también.

Por lo pronto, si Hotesur y Calafate siguen así, no va a estar dentro o fuera del peronismo. Va a estar muy cerca de Comodoro Py.

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