Google+ Raúl Acosta: Democracia o populismo

domingo, 20 de diciembre de 2015

Democracia o populismo

Nota de opinión publicada en diario El Litoral el día domingo 20 de diciembre

En lo profundo, detrás de la gruesa división que hoy oferta el país, está el balance, siempre inestable, entre orden y libertad. El descalabro institucional recibido podía confundir. Bueno, confundió.
La República Argentina está cansada de guapos, cansada de Decretos de Necesidad y Urgencia, cansada de improperios, cansada de resoluciones a espaldas de la sociedad, que no sabe lo que sucede hasta que el acontecimiento se lo lleva por delante.
El tema de la Suprema Corte y los dos miembros invitados a participar en ella, hasta el diez de diciembre de 2016, no es otra cosa que una equivocación fantástica. ¿Por qué? Porque la única manera que tiene de diferenciarse Macri es no caer en los yerros, en los defectos de la monarquía atenuada de Cristina Fernández de Kirchner y su decisión en unicato, en soledad, cantándole tres belines la sociedad.
La presencia de estos dos jueces, invitados a participar de la Corte Suprema, con la que la República se desayunó un día, no es otra cosa que una decisión unipersonal hasta tanto se explicite lo contrario.
No está el Senado, no están las fuerzas vivas, no están siquiera los otros candidatos con los que se sacó la foto.
Si Macri desea conservar, como hasta ahora, la agenda, el estropicio fue correcto: ahora estamos bailando según la polka de la agenda de Macri.
Se le pedía una diferencia a Macri. La diferencia que se le pedía era transparencia, Mauricio. Consenso, Mauricio. Conversación, Mauricio. Entre todos, Mauricio. Resolver como decía Perón. Esto lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie.
Con el 54% de los votos, bien o mal habidos, la compañera Cristina se olvidó del 46% restante, resolvió lo que se le cantó y nunca consultó nada. Parecía que habíamos cambiado. Parecía. La Corte Suprema resuelta entre todos es una cosa, la Corte Suprema resuelta por sí sólo es otra cosa.
Se dirá, puede que haya razón en esto, que el Senado es un territorio hostil porque hay muchos peronistas, cristinistas, peronistas de derecha, peronistas de cualquier otro lado... ejem, peronistas. Ahora, ¿no estábamos planteándonos que este era un tema de consenso? ¿De conversación entre todos? ¿O hay acá una mecánica de trabajo “cristinista”? Digámoslo con toda claridad. No era así la mecánica. No está bien. Y aquellos que, endulzados por este yerro, le pegan en los tobillos a Macri, tienen razón.
Está bien pegarle en los tobillos y decir “por favor, llévenlo al Senado y que el Senado lo apruebe”, porque eso sería criticar por la positiva. Decir “Macri está equivocado, debe llevarlo al Senado ahora. Para llevarlo al Senado ahora tiene que llamar a sesiones extraordinarias”. No está bueno lo que sucede para un gobierno de centro-derecha que, además, tiene una obligación para con su conducta transparente, inatajable, inobjetable, ejemplar.
Los autoritarismos, cuando son de izquierda se autocalifican: son “revolucionarios”, cuando son de derecha la izquierda los califica: son fascistas. Macri no es fascista. Punto. Macri, además, debe apoyar el crecimiento de un partido de centro-izquierda para que haya alternancia, porque sin izquierda organizada, cualquier foco suelto dice “yo soy el pueblo”. Cualquier “foquista” consigue un micrófono y dice tonterías sobre un partido de centro-derecha que se excedió.
Macri tiene que pararse claramente en donde estaba por concepción, en donde está por los votos, en la centro-derecha de la República Argentina, ganando una elección libremente por primera vez en la historia.
No es sin explicaciones que se consigue un crecimiento y un desarrollo de un partido de centro-derecha, no es así. Ya tuvo un yerro: lo de la banda, el bastón y la impunidad de la viuda debería haberlo aclarado públicamente. No lo hizo. En esto de la CSJ debería haberlo dicho públicamente, “buenas: puse a Juan, Perico y Andrés, correspondía por tales y cuales razones”. Era eso y la fiesta en paz.
Con el populismo aparentábamos libertad y teníamos orden cerrado. Argentina necesita transparencia y resolución. Macri aparenta la solución. No está aparentando transparencia y no es bueno, porque aquellos que no fueron transparentes, que fueron corruptos, que fueron ladrones, que fueron lo peor del siglo XX medrando en el siglo XXI, finalmente pueden reírse. No es lo mejor para la República que los delincuentes se rían de la transparencia y el consenso.

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