Google+ Raúl Acosta: Macri y la Vara

viernes, 11 de marzo de 2016

Macri y la Vara

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Una de las cuestiones que definen a la justicia es  medir con la misma vara a todos. Un homicidio es un homicidio, un asesinato es un asesinato, un robo es un robo, un perdón es un perdón, una condena es una condena. La resolución de "la misma vara" equilibra y una de las cuestiones de la democracia es el equilibrio. Mauricio Macri, su gobierno, están resolviendo algunas cuestiones fuera de la democracia.

Durante muchos años, desde 2003 y/o 2005, pero seguro desde 2005  y hasta 2015, la República Argentina vivió fuera de la democracia. Había un gobierno fuerte, populista, que estas cuestiones básicas de la igualdad ante la ley no las cumplía.

La monarquía atenuada, o el populismo monárquico que nos gobernó 2003 y / o 2015, pero claramente 2005-2015 no era democrático en cuanto a la igualdad ante la ley. Había, para recitar el Martín Fierro, hijos y entenados o, para seguir con el Martín Fierro, había quienes eran amigos del juez y no les daban de qué quejarse  y, por lo tanto, tenían “palenque ande ir a rascarse”… .

Puestas así las cosas hubo, desde capitalistas empresarios cercanos, hasta funcionarios impunes; el más claro y evidente el vicepresidente Boudou, y la más clara y evidente, la ganancia personal, fuera de la ley, de la señora presidente. Ganancia fuera de la ley que nadie puede, en su sano juicio, decir que es justo que tal sea. Son dineros mal habidos. No hubo una justicia igual para todos. Aún tenemos esa deuda social, deuda con la sociedad

Una de las razones por las cuales Macri, sin partido de territorio, sin líderes territoriales, sin una resolución partidaria extendida en la República Argentina, una de las razones fundamentales por las que triunfa es porque había cansancio social, cansancio moral sobre el régimen populista monárquico de la familia Kirchner: el voto a favor de Macri es un voto a favor de "basta de aquello". Aquello era la monarquía populista. Por esa razón asustaron los DNU de Macri, asustaron las resoluciones sobre miembros de la corte, asustaron los dineros de más a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dineros injustos, como asusta que todavía no está resuelto el tema subsidios para el transporte en la República Argentina y en esta ciudad donde habitamos estamos jodidos, porque el régimen sigue siendo indulgente para con Ciudad de Buenos Aires, y claramente injusto con la ciudad de Rosario y la ciudad de Córdoba. Pero donde esto estalla de un modo muy específico, muy claro e imposible de ocultar, es con la señora Laura Alonso. El caso Laura Alonso

Hagamos un pequeño paréntesis. El gobierno de Cambiemos, que no tiene territorio, que no tiene partido, que no tiene resolución de un programa partidario a resolver, tiene sólo declaraciones aéreas, virtuales, que Macri dijo en algún momento. Es un gobierno virtual el de la República Argentina. No es el radicalismo, no es una cabeza socialista y un cuerpo radical, como en Santa Fe, no es un peronismo más excéntrico como el de Córdoba, ni más gorila ni más revolucionario; no es nada.

El gobierno nacional existe porque lo aceptamos. Es así. Es algo virtual, por fuera de la filosofía partidaria, de los encuadres filosóficos, de los encuadres sociológicos de los partidos. No hay plataforma nacional ni programa de gobierno. Hubo mociones de anhelo de Macri y sus cercanos habitantes virtuales. Estamos gobernados por Pro-Cambiemos, que se sitúa en el cíber espacio pero actúa sobre la realidad y la realidad es (ahora vuelvo al tema) que la señora Laura Alonso a alguien pertenece. ¿A quién pertenece la señora Laura Alonso? Bueno, la señora Laura Alonso, si uno le mira la espalda, pertenece a Pro-Cambiemos. A esta señora la hemos visto llorar en televisión -llorar verdaderamente en televisión- por lo injusto de la causa Nisman, su crimen, porque ella era una de las más que amigas de Nisman, al igual que Patricia Bullrich. Ambas están en el gobierno del Pro-Cambiemos.

Vuelvo a hacer un paréntesis. Patricia Bullrich no es como Laura Alonso. Patricia Bullrich es, digámoslo así: un ejemplar político que ya en la década del 70' estaba dando vueltas y para hacer una metáfora de gourmet berreta, no se la cocina en un primer hervor. Es profesional llena de callos políticos. Por lo tanto cualquier equívoco suyo es ex profeso, porque tiene demasiada experiencia para saber que está en los lugares que no tiene que estar, que dice cosas que no tiene que decir, y que, en realidad, que la policía y la resolución de las injusticias nacionales estén en sus manos, a más de uno (me incluyo) lo asusta. Patricia Bullrich es una política profesional que es responsabilidad de todos los que la aceptan.

Volvamos. Laura Alonso es, por su espalda, prácticamente Pro-Cambiemos y Macri. He dicho que la hemos visto llorar en televisión por la causa Nisman. Y otra de las razones por las que se la invitaba a televisión, era porque denunciaba corrupción, denunciaba injusticia. Denunciaba la diferente vara para medir algunas cosas, y también los misterios de cuestiones que la democracia no puede, de ninguna manera, mantener ni justificar y que debe resolver, ya mismo, con la publicación de cada una de las cuestiones que la democracia, insisto, no puede tener como secreto.

No hay secretos en la democracia. Hay igualdad. Donde hay secretos es en una corte. Fulanito con fulanita, tal obispo con tal... Las cortes, los reyes, tienen secretos. La democracia no tiene reyes. La democracia no tiene épica, no hay héroes, hay gente laburando todos los días y Laura Alonso está destrozando la vara igualitaria de la democracia que ofertaba el partido virtual Pro-Cambiemos.

Cuando ella dice "no voy a contar cada una de las cuestiones que están en el contrato YPF-Chevron" está diciéndole al pueblo argentino "no voy a ejercer la democracia y voy a seguir con una vara irregular, injusta, diferente, muy parecida a la de Cristina Kirchner".


Laura Alonso se da cuenta que ella se está comportando como Cristina Kirchner que no era justa, era injusta. Se da cuenta pero, como es militante obediente de un jefe, acepta esta situación. Lo que me pregunto es: Ese jefe que le ha dado la orden de "mentí, escondé, no digas, pese a que la Corte Suprema de Justicia te dijo, diga toda  la verdad no la digás"... ¿Hasta qué punto no es con estas cuestiones una versión light y aturullada de Néstor y Cristina? La respuesta no está aquí. Está en el porvenir. ¿Queremos un país transparente?

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