Publicado en diario El Litoral, 12 de junio de 2016
En el final
de una calle céntrica, mirando al paseo ribereño y al río hay un pozo y un
cartel. Ya está todo vendido. Un millón doscientos mil dólares cada
departamento de lujo. El cartel lo anuncia: “aquí se construirá…” Etcétera,
etcétera.
“Venta en
pozo” es el mejor negocio dice un abogado y veterano vendedor de terrenos y
fideicomisos…” se paró un poco, pero lo mas caro se sigue vendiendo…”
La venta
sobre “la costa rosarina”, zona y paisaje descubiertos con posterioridad a
1994, ha crecido. Se deben erradicar villas y asentamientos, disputar con el
Estado Nacional algunos terrenos, pero la inversión no se detiene.
“Esa
propiedad a la que hace mención”, prosigue, “tiene todas las unidades vendidas.
Un abogado colega compró tres unidades…”
Las unidades
súper costosas se venden fácilmente. No asombra el tema, no tanto como debiera.
Un abogado, un financista de contratistas del estado, un intermediario que
(supuestamente) hizo compras por mas de cuatro millones de dólares es mas usual
de lo que se supone ¿Especulación financiera?, ¿inversión? ¿blanqueo de
capitales? ¿dinero renegrido que ve la luz del sol?
“Usted parece
de otro siglo, mi amigo…” (el vendedor no me ve como agente de impuestos y
habla mas suelto, mas distendido) todos los barrios cerrados tienen ésa
característica: alto costo que se declara…” yo sonrío y el entiende mi
ignorancia…” si se logra la escritura el valor está asegurado y hay quien lo
vende y quien no, pero pisa sobre tierra segura, no se si me entiende…”
La novela de
las ”marinas” con un ex ministro nacional no son una ficción, son una realidad
cercana, se siguen construyendo. La saga del intermediario que le pagó a los
usurpadores para su retiro y estos, después, firmaron el mandato de entrega y
abandono con otro intermediario parece de una película de estafas, pero no lo
es; uno se quedó sin la torta y otro exhibe una autorización sin ponerse
colorado. Construir es el mandato.
El eje de
Rosario, ciudad sin fundador, tan aluvional y portuaria, se sostenía en el
campo y la cosecha. Ha cambiado.
Se dice que
en muchas de las “torres”, ganadas al terrenito fiscal donde se construyeron,
el boleto compra venta es suficiente y el título de propiedad una lejanía. En
otras este argumento las encarece.
En la esquina
de Bar el Cairo (Sarmiento y Santa Fe) un departamento en el Palacio Fuentes
cotiza a 2.000 dólares el m2. Los hay de 490 m2 propios. No hay, se repite, no
hay quien pague un millón de dólares por un sitio tan emblemático como sólido.
¿Qué razón
lleva a la compra sistemática y compulsiva de propiedades horizontales
(verticales) en sitios menos sólidos y mas especulativos? ¿Sin resolución
definitiva de gas, electricidad, catastro, cloacas, y seguridad?
El vendedor
concluye:”vea, mi amigo, mientras sigan sin preguntar de donde viene el dinero
seguirán creciendo los pozos, en esos agujeros se entierra la oscuridad de las
finanzas…”
Poesía aparte
esa es la certeza. Si se deja fuera el origen de un millón de dólares…sin
origen… pronto se convierte en un millón de dólares posible, realizable,
convertible, practicable, intercambiable por un blanco porvenir.
Abogados,
financistas, funcionarios recién retirados (y otros no tanto) esperan que pasen
los almanaques y puedan vender, cotizar, convertir en oro la ilicitud que los
acompaña desde el origen. La novela negra yanqui habla del dólar caliente que,
al enfriarse, se convierte en 0,33 y es un negocio brillante al desaparecer la
sangre, la coima, el pecado. En Rosario estaríamos “blanqueando” a uno por uno.
Todo depende del precio de venta. Del boleto. La escritura. Eslogan:
“escriturar es blanquear”.
Si Mauricio Macri y su gente no hacen algo con la
oscuridad, el suyo será el gobierno que convierta al pozo en propiedad
horizontal y al pecado en certificado de buena conducta.
“En Rosario se pone de manifiesto la importancia de la
ordenanza 9204/14 que refiere al Sistema de Control Económico Financiero de
Inversiones, que hace obligatorio requerir declaración Jurada sobre la licitud
de los fondos a invertir en Rosario, datos sobre socios o asociados, detalle
sobre aportes de capital y aportes no dinerarios y el plan de inversiones a fin
de controlar la coherencia con la situación patrimonial del solicitante y
avalado por profesionales en Ciencias Económicas”. Roy López Molina, del PRO Cambiemos,
lo pedía específicamente.
La
declaración de bienes y la necesidad de acreditar origen en las compras
inmobiliarias en Rosario nos sacaría de la oscuridad de los ilícitos y nos
permitiría pensar que el futuro es mas claro, honesto, posible. Citemos al mayo
francés y sus grafitis: “sea realista, pida un imposible”. La escritura de un
departamento en una torre, por ejemplo.
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