Publicado en diario El Litoral, 18 de septiembre de 2016
La “Ley
de Aduana de 1835” estableció un sistema proteccionista para la economía
de la Confederación Argentina. Fue creado por el entonces gobernador de la
provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, el 18 de diciembre
de 1835.
En 1815,
Juan Manuel de Rosas, quien por entonces contaba con veintidós años de edad, se
asoció con su primer amigo Juan Nepomuceno Terrero y con Luis Dorrego (hermano
de Manuel), bajo la razón social “Rosas, Terrero y Cía.”. Esta tuvo por
objeto comercial la explotación ganadera y el acopio de frutos del país, así
como también la salazón de carnes y pescados. Esta última actividad comenzó el
25 de noviembre de 1815 cuando inauguró lo que a la sazón sería el primer
establecimiento industrial de los argentinos.
La Aduana
y el saladero constituyen un eje de la construcción socio / económica del país.
Explotación
de productos primarios y el control de lo que entra y lo que sale.
Proteccionismo. Barreras aduaneras. Fiscalización. Poder central. Control
discrecional.
Para
muchos la construcción del país comienza, seriamente, con su gobierno. El poder
popular, el paternalismo, la regulación económica y el embudo. Todo a Buenos
Aires. Con Rosas se construye el primer relato verdaderamente paternal, el
primer caudillo del que se narran sucesos y, por tanto, importa este hecho, la
narración, tanto como el facto. Con él se empieza. La fascinación del relato
cubre la historia nacional desde entonces. No se explica el revisionismo, el
contra revisionismo y las relecturas regionales de la historia si no fuese que
hay luces que encandilan los simples hechos. Juan Manuel de Rosas la primera de
suma importancia.
A Buenos
Aires, ya desde entonces, la pagan todos y la disfrutan pocos. Hay
ciudades sumamente urbanas que luchan por parecerse, como Rosario, y otras que
luchan por diferenciarse, como Córdoba capital. Se puede seguir un sendero de
dependencias y sujeciones, de células liberadas y autónomas, revisando
economías regionales y caudillos; pero no hay una saga nacional que no empiece
y termine en Buenos Aires.
El
desarrollo de la inmigración interna (pobrerío en la búsqueda de un trabajo,
una comida, un porvenir) y de inmigración europea (un futuro, una vida por
sobre las hambrunas) conforma el perfil de la ciudad y, también, de sus
arrabales, hoy “Conurbano Bonaerense”
El peso
específico de su territorio, de su crecimiento desmesurado, pone dos rostros de
Buenos Aires en primer plano. Esos arrabales poco a poco se vuelven peligrosos
e indomables y la producción de una llanura súper fértil fabrica riquezas,
divisas, finalmente poder. El país agrícola ganadero se define
La
organización nacional, con los caprichos de los caudillos de Buenos Aires
resueltos en 1860, pone al país en situación de cúbito ventral. Empezamos a
diferenciarnos en economías regionales, lunares de civilización y urbanismo y
dependencia del puerto de Buenos Aires. El país es un embudo. El tendido
ferroviario termina certificándolo.
El
periodismo es un buen lugar para el mejor ejemplo. En todas las redacciones de
Buenos Aires las noticias son Locales, de Provincia y del Interior. Traducción:
locales refieren a Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Provincia es una sola. El
resto del país es “Interior”. En un criterio más amplio: Internacionales y
Nacionales. Las nacionales son las de Ciudad Autónoma.
¿Qué ha
cambiado de aquella formación original de Argentina? Una reforma, la de 1994,
pone varias cuestiones en situación extrema. Distrito único. Elección directa,
sin colegios electorales. Tercer senador. Régimen de coparticipación
empantanado para siempre. Reelección. Ausencia de control sobre el
financiamiento de los partidos políticos. Descontrol sobre delitos federales y
provinciales. Si Ciudad Autónoma es el 14% y Provincia de Buenos Aires el 42 %
de los votos del país es fácil entender que aquello que empezó con un saladero,
un contrabando o peaje extraoficial y una aduana, finalmente un peaje oficial,
solo adaptó formalismos, el idioma, los signos del siglo XXI, pero poco de lo
mejor y conservación de lo peor.
Mauricio
Macri es, hoy, después de ser el Gobernador de la Ciudad Autónoma, el
presidente de los argentinos. El voto lo puso en ése cargo siendo, la suya, la
primera vez que el proyecto de derecha democrática toma el poder mediante la
voluntad popular.
Hay que ir
muy lejos para encontrar una determinación mayoritaria de estas
características. Y tal vez no la encontremos. Con él se inaugura el ciclo
democrático conservador con el voto como estandarte. Todo el poder a la Aduana
de Buenos Aires. A su puerto. A sus representantes.
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