Google+ Raúl Acosta: Discriminación #UnaDeSalUnaDeArena

martes, 31 de enero de 2017

Discriminación #UnaDeSalUnaDeArena



Publicado en el diario La Capital, 31 de enero de 2017 
  
Martes 31 de enero. Junto al mar. El convenio que trae las obras auspiciadas por el Teatro Nacional Cervantes a Mar del Plata permite que veamos obras como la que se presenta en la sala Payró, al costado del Casino Central. “Ni con perros ni con chicos” de Fernando Albinarrate 

El ministerio de Cultura en su página dice: ¿Qué es? Es un musical de Fernando Albinarrate, con dirección de Javier Daulte, que cuenta la vida del actor y director de cine y teatro Charles Laughton –célebre durante la época dorada de Hollywood– y su mujer, la actriz Elsa Lanchester. La intimidad de la pareja va descubriéndose a la vez que entretelones de la historia del cine y el teatro de la época aparecen, y los personajes van y vienen en el tiempo y el espacio. Omar Calicchio y Laura Oliva se ponen en la piel de los protagonistas y completan el elenco Federico Coates y Daniela Pantano. 

Jorge Montiel en su comentario dice:  “El argumento aborda la particular relación del sensacional actor inglés y su esposa Elsa Lanchester, también actriz. Para quienes peinamos canas, la imagen de Laughton (1899-1962) estará eternamente asociada a las grandes películas de la edad dorada de Hollywood y los personajes que encarnó. Desde el inflexible inspector Javert de “Los miserables”, un irascible capitán Bligh de “Motín a bordo”, el sensible jorobado Quasimodo hasta su inescrupuloso Herodes, en “Salomé”, entre muchos otros. 


A diferencia de las estrellas de entonces, Laughton no tenía rostro agraciado ni cuerpo esbelto pero sí talento, extraordinario. En 1929 se casó con Lanchester (icónica protagonista de la película “La novia de Frankenstein”) y compartieron labores en diferentes oportunidades. La más memorable, “Testigo de cargo”, el film donde Elsa fue la enfermera cancerbera de un abogado enfermo y gruñón. 


La propuesta de Albinarrate refleja muy bien cómo se entendían y protegían mutuamente y hace hincapié en las debilidades y fluctuaciones del actor. Tras un año de matrimonio, Lanchester advirtió que Laughton era homosexual, y a pesar de ser un tanto posesiva y hostil hacia los que eventualmente se acercaban a su marido, se encargó de estimular la carrera del actor y blindar su intimidad ante una sociedad que no terminaba de comprenderlos. 

Calicchio y Oliva son la pareja ideal para representar a estos seres frágiles que se retroalimentan ante la adversidad. Cantan, bailan y conmueven con un compromiso que impacta. También reluce la talentosa y ascendente actriz y cantante Daniela Pantano”. 

Hay algo mas, en la función del domingo 29 de enero vimos algo mas. Aquella sociedad de la pre guerra, que luego soportaría el negro Macarthismo y diferentes oscuridades, sirve para que se atienda a varios problemas que aparecen, con música y poesía, pero muy firmes. Las discriminaciones. 

“Nunca se te ocurra hacer una película con animales, ni con niños, ni con Charles Laughton”, afirmó el gran director Alfred Hitchcock.No hay nada escondido en esto. Los perros y los chicos no son queridos por el intelecto de aquellos años y su sensacional “feeling”, cuando aparecen en cámara, quita presencia  a lo irreal: el actor. Es este, el actor, el que debe ocupar la escena y los niños, como los animales, al no actuar, simplemente vivir de verdad, les  roban las miradas (y el cariño). No resultará fácil conocer las razones mas profundas de esto, que evidentemente sucede, pero lo cierto es que Hitchcok lo dijo y se traslada de generación en generación. Se acepta. 

Cuesta escapar de lo que la obra trae. El concepto que ”todo es teatro”. El motivo para una creación artística (se puede construir un personaje desde el odio, dice el autor por medio del actor) que siempre debe “trabajarse”  y  esa relación amorosa que solo es posible comprendiendo al otro (ése es el mensaje) construyen “paredes sólidas en un dibujo lógico” diría Chico Buarque. 

Si puede verla, si tiene oportunidad, recuerde que deberá concurrir dos veces. Sólo después de la segunda  comprenderá que hace Laura Oliva sobre ése escenario y de qué modo esta obra es tan solo su canción de amor.

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