Google+ Raúl Acosta: Planificación #UnaDeSalUnaDeArena

martes, 17 de enero de 2017

Planificación #UnaDeSalUnaDeArena



Publicado en el diario La Capital, 17 de enero de 2017

Martes 17 de enero. Junto al mar. Marcelo Maran es autor, actor, hombre del teatro marplatense y por tanto de la cultura. Está enojado con el gobierno municipal y el “como” del tratamiento de los hechos culturales. Establecemos un  pacto. Hablamos del desarrollo cultural en ciudades portuarias, aluvionales. A partir del punto de encuentro llegamos al asombro. Ciudades vivas y en formación, como los magmas volcánicos. No hay adocenamiento ni paisaje final. Brecht compuso y estrenó en un Berlín alocado y terrible.

En ambos sitios (MDQ y Rosario) los que llegan se suman a los que están y el hecho cultural es abierto y, si se quiere, inatajable. Escuelas de teatro y de música conforman un panorama, un sedimento, una acumulación que no se destruye con un decreto. Que, apenas, un decreto retrasa o adelanta. Punto. Dejamos en silencio (mutismo) que los hechos culturales 2016/17 tienen en llaga viva las cuestiones político filosóficas que, por exacerbadas, suelen nublar la secuencia, también las consecuencias. En MDQ la coyuntura ciega y atrasa pero es real. No se es “progresista” si no se es contestatario a lo establecido. Tan cierto como un clásico.

Un hecho raro (pregunté) es la ciudad Mar del Plata Puerto. Los buques factorías, la diferente posesión del sitio, hay otro juego de calles y vecinos (Marcelo recuerda un viejo cartel que, desde el puerto, con una flecha indicaba: “A Mar del Plata”) que la convierten en sustancia diferenciada.

Hugo Alfonso (Alfonso el apellido) viejo cronista marplatense explica: “es cierto, los buques factorías son  parte de un negocio mundial. Millones, muchos millones de dólares. Algunas compañías de la costa marplatense tienen casas centrales en Bilbao, en otros sitios de España y de Italia. El pescado enlatado es una producción que tiene el mundo como destino”. Habrá notado mi cara de asombro. Siguió: “da gusto ver los langostinos todos igualitos, para exposición, lo mismo que los kiwis…” (mas asombro en mi cara) y siguió:…” si, no es novedad, hace años que se empezaron a sembrar kiwis… parecen bombones en sus cajas de exportación, todos igualitos, los que comemos en la ciudad son frescos, mas grandes o mas chicos que los que ponen en cajas… ¿ Le conté del champan?...”

La cultura es un hecho mutante, impredecible que, como el agua, busca su nivel y sigue y sigue. Se puede demorar y obligarla a que elija atajos, pero el agua busca su nivel y el hombre crece. El hecho cultural es la suma de todos los actos humanos. No deja de asombrar como nosotros, los humanos, reformulamos y modificamos. Un vino marplatense pone las cosas en un plano loco, atrevido. Vamos, che, que el vino es cultura.

El viejo periodista cuenta “Hace unos años, a 3.000 metros del mar, lejos de la costa, un  productor colombiano, que ya tenía plantaciones en otros lados de Argentina, trajo cepas de uvas de Burdeos y planificó 200 Ha. con sus vides. El tinto mas o menos, el blanco bastante bueno y el champán lindo, lindo…” Es obvio que los probó.

Latitas marplatenses por el mundo distribuyendo frutos del mar, el kiwi (por la misma posición en el globo terráqueo que Nueva Zelandia y Australia parecida posibilidad) y el champan marplatense a 3.000 metros de la costa deja las cuestiones en este punto: si los privados planifican y los estados no joden demasiado el crecimiento es posible.

¿Y la cultura? Cuando Toynbee sostiene que todo lo que no es obra de Dios es obra de los hombres y eso es cultura deja las cosas en un punto de no retorno.

En la zona de los boliches del puerto, con sus cantinas y sus olores, una pequeña sala, para 100 personas, defiende cada noche el mas importante enigma: elevarse pese a todo. Una  consigna y una pregunta: ¿porqué? Nadie lo sabe. Los gringos tienen su sitio propio. Piano, butacas. Teatro.

Para las industrias planificación y protección estatal. Para el pensamiento solo libertad. En cada pueblo, en el país, hay una sala para cantar y elevarse. No hay decreto que la cierre… o la salve. No es un kiwi ni un langostino. Ni siquiera un champan.

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