Google+ Raúl Acosta: Defendiendo los grises

lunes, 27 de marzo de 2017

Defendiendo los grises

Publicado en el diario "El Litoral", el 27 de enero de 2017


En la semana anterior, en Rosario, ciudad donde mucha actividad política se descascara y queda despintada, hubo demasiado silencio. No hay, a la fecha, segunda mitad, primer semestre de 2017, opositores definidos de las cuestiones municipales que, a la vez, sean críticos de la cuestión provincial y, públicamente, mantengan el mismo pensamiento crítico en cuestiones nacionales.

Es dura la vida para la izquierda rosarigasina, aún enamorada de la ex presidente Cristina y su monarquía atenuada y que, diariamente, deben transitar los jardines socialistas y entender que los votos son algo mas que una medalla. La contradicción alimenta la panza y atrasa al cerebro. Por allí va la cosa. CFK es el 25% de los votos.

Un buen ejemplo de las contradicciones aparece con los castigos, según leyes, a la droga. No se piensa ni se resuelve y, mucho menos, se critica del mismo modo a las faltas, los yerros y los pifies de las gestiones, para un mismo tema, en los tres niveles.
  
Un punto culminante ha sido el comportamiento de actores políticos de primer grado y nosotros, los periodistas, actores de segundo grado, con temas como el Indio Solari y la fiesta de pastillas en Metropolitano (viernes 17 de marzo). Una fiesta privada. Cuidada por ambulancias privadas y “control de daños” organizado y autorizado por la Municipalidad. Aquello fue un horror y la fiesta pastillera un éxito. Si. Eso dicen.

Muchos optaron por canibalizar al Redondo Mayor y cerrar los ojos ante una fiesta electrónica que, se sabe, tiene su costado inevitable. Las pastillas son ilegales, como toda droga. No hay fiestas sin pastillas ¿ se entiende?

Oir (leer) que la municipalidad facilitaba el acceso libre y gratuito al agua (una fiesta de pastillas la necesita o se mueren los “empastillados”) es entender las cosas de un modo muy particular. Muchos de ellos entendieron que “el Indio Solari” era culpable de tantas cosas…En casa todo en orden. Ja.

Está claro que se asume la droga sintética como inevitable. Deberían explicitarlo. Los hechos consumados no son la mejor publicidad. Rosario es la ciudad donde los  “afters” que venden droga a las 6 de la mañana no están permitidos, están clausurados, si señor, pero existen igual y nadie dice nada hasta que, una madrugada cualquiera, mueren dos enojados que pelean por falta de droga. Sucedió. Sucede. Dos muertos, igual que en Olavarría, pero peor. Aquí violencia asesina. Allá no.

Este juego de los grises operando sobre el blanco y negro (¿se permite o no se permite… se castiga o no se castiga…?) tiene su contracara en otras cuestiones. Uno de los mas importantes dirigentes gremiales de la región rosarigasina, en un  programa del sábado 18 de marzo sostenía que:…” ante este gobierno nacional no pueden aparecer los grises, las cosas son blanco o negro, este gobierno que nos lleva al exterminio…” Etc. Su discurso público está construido sobre datos generales difusos que torna definitivos. Nos fundimos. Perdemos. Desocupados. Inanición. Retroceso. Fuentes de trabajo. Repreguntado sobre el valor del voto, la necesaria espera hasta diciembre de 2019 para cambiar mandato, según votación de octubre del mismo año,  no se detuvo. Esquivó la piedra en la oratoria y continuó: ”… con su modelo están empobreciendo a la clase trabajadora”. Ante la tercera repregunta, ubicando la re conversión industrial mundial y los excesos argentinos ensamblando basura y sosteniendo que  es industria nacional, que de ése modo (ciego, oscuro) quedamos otra vez fuera, que esta es la segunda Revolución industrial, que equipara cruces y tragedias con la primera revolución industrial (aprox. 1890/1910) y deberíamos pensar el futuro común ante un  progreso inatajable sostuvo:… “debemos volver a los niveles de ocupación  que teníamos antes de Macri…” No explicó el cómo.

La sociedad no se juega a cara o cruz, al menos esto sostiene la mayoría de grises que conforman el mundo entre dos extremos. El blanco y el negro.

Defender los grises es defender al común, a la mayoría que no juega al todo o nada su vida en una ruleta donde parecería, hoy parecería, que expulsar a Macri del gobierno es algo bueno, bondadoso, sin secuelas. Honesto y posible.

Es difícil la encrucijada. Algunos estamos dispuestos a defender los grises porque de sus tonalidades se compone la vida que solo reconoce un blanco y un negro. Nacimiento y muerte.

Con la misma vehemencia defendemos que no haya grises en las leyes. Si la droga tiene penalidades pedimos que se cumplan. Caso contrario que liberen la producción y venta.

Algunos rosarigasinos quieren ser grises en la legalidad de las drogas y blanco y negro en odiemos a Mauricio. Parece peligroso.
  
Pensar al revés no es políticamente correcto en algunos barrios, cenáculos, claustros, gremios. Solo los votos salvan a los grises, pero no hay seguridad que continúe el salvataje contra los extremistas del black and white. Hay olvidos voluntarios que complican todo.

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