Google+ Raúl Acosta: Los progresistas en el Titánic

martes, 2 de mayo de 2017

Los progresistas en el Titánic

Publicado en el diario "El Litoral", el 2 de mayo de 2017

El triunfo de Macri en noviembre de 2015 provocó contradicciones de difícil solución y agujeros bajo la línea de flotación.

Elisa Carrió era una evolucionada progresista contra la Monarquía K que devino en una republicana de “derechas” que odia al peronismo y debe sostener el gobierno al que pertenece, de Centro Derecha Democrática. No debe ser sencillo viajar desnuda por la vida, sin trapos para disimular el verdadero pensamiento. La Carrió es lo que se ve.

La compañera Cristina está en lo suyo, una acaudalada señora feudal con escasa visión empresarial que, ya sin escribidores importantes, relata el mundo desde su castillito de arena. Una rarísima habilidad le permite mantener el encanto sobre su alquimia mas perfecta. Tenía 6 pesos papel y los convirtió en 600 pesos de oro. Todos queremos que siga con su riqueza. Inexplicable. Nos sucede.

Los progresistas de viejo cuño, en general figuras aisladas, con formación marxista o drones sobrevolando a Engels y a “Il Manifesto”, atacaban el progresismo populista y decían: “estamos mas cerca de la verdad que ustedes” pero ay, ay, ay, desde el 2016/17 comparten cartel con los kirchneristas, devenidos en progresistas ante el gobierno de la derecha popular democrática, rejuntada en PRO Cambiemos y sus adyacencias, excrecencias e indulgencias.

Convengamos que sostener que Campanella, D’Elia, Pérsico, Pino Solanas, Alicia Ciciliani, Beatriz Sarlo, Vicky Donda, Recalde, Pitrola, Lanata, Maggie Stolbizer, Graciela Camaño, Pablo Etcharri, Abal Medina y Kicillof pueden compartir una Arcadia progresista lleva a la duda. La duda es metódica y conceptual: ¿quien es “EL Progresismo” en Argentina? Cómo acomodar el cuerpo para un mismo barco… Parece obvio. Si Mauricio es la derecha alguien debe ser la izquierda.

Hay un enojo social con el PRO Cambiemos y una nebulosa que impide definir el opositor confiable. Aún para aquellos para quienes “el Mauri” es solo un petimetre afortunado, la posibilidad del retorno de CFK los arrincona en el pasillo del pragmatismo mas cínico. Dejen que siga este. No hagan olas.

En diversos territorios provinciales el asunto pasa por el pedido mencionado. Calma, poco oleaje. En los territorios provinciales hay cinismo y conveniencias de caciquejos de mucho plumaje y poco vuelo.

En el territorio santafesino, cada vez mas bicéfalo, la contradicción la maneja Moebius. Dan vueltas y vueltas para volver al punto original. El radicalismo no manda y el socialismo, que es quien manda, sin  el radicalismo es hiperminoritario. El peronismo es una mayoría difusa que tiende a la dispersión como tendencia y mandato. Los sectores de virulencia y vehemencia extrema han crecido y ninguno de estos conglomerados burocráticos los contiene. Los sindicatos de base y las “oenegés” con trabajo político de campo son muchas. Por construcción son anárquicas. Se las oye.

Los senadores provinciales santafesinos tienen territorios y no ejercen ni progresismo ni evolucionismo ni atraso. Cordón cuneta y pavimento. Obras. Poco desfasaje. Nada de locura.

Los socialistas se debaten en una misteriosa planicie a la que no logran descifrar. Si son progresistas su ruta es la misma que recorren los “Camporitos”, los “Movimiento Evita”, los Kirchneristas, los Cristinistas y los minúsculos grupitos que se debaten en sueños individuales de una dieta y un sellito. Duele. Es así. Variante: Padre, pequé, soy derechista de izquierda y quiero disimular sin pecado concebido… Vade retro, Satanás. Jamás lo diremos. Jamás sucederá otra vez. No se oye una orquesta afinada.

El radicalismo progresista, aquel que sigue afiliado a la internacional socialista no puede, sin el mismo pecado en la concepción, decir que ama a Mauricio sin que se le sonroje hasta el caracú. Las mentiras flagrantes se ven desde la tribuna. Los radicales están desnudos en la azotea. Quien los vote sabe que está votando la conveniencia y el burocrático pan del acomodo.

¿Qué queda de aquel peronismo que transitaba bajo la sombra del reclamo de Justicia Social?. Nada. La Revolución Industrial del Siglo XXI  y la tiranía del conocimiento se llevará el 50% de los puestos de trabajo y el embargo tecnológico nos hace cada vez mas dependientes. Agrícolos / Ganaderos y poco mas. Ensamblar no es producir, es depender. La violencia urbana, el código narco y la corrupción estructural son los protagonistas que aceptamos. Los gremialistas tienen discursos inoperables.

Un reciente visitante, arquitecto y urbanista descubrió, en Rosario, lo que ya sabíamos. Cada ciudad es dos ciudades. Una posible la otra a la buena de Dios. Un dios que, además, está en discusión. Si le hubiesen preguntado por Argentina daría la misma respuesta. Y haría lo que hizo, volverse a su pago, bajarse del Titánic. Algo para imitar.

Sería un buen ejercicio, para el progresismo, pedirle que defina a qué ciudad dedica sus mejores afanes, sus mas limpios anhelos, sus mejores planes. El progresismo está necesitando salir a caminar. Si puede salir de la cubierta del Titánic mejor que mejor. El progreso siempre ha sido real en tierra firme.

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