Google+ Raúl Acosta: Soy periodista, soy candidato

lunes, 22 de mayo de 2017

Soy periodista, soy candidato

Publicado en el diario "El mirador provincial",  22 de mayo de 2017


Hay cuestiones, en los pagos rosarigasinos, que se entienden poco porque no se quiere ver el árbol. Peor: no se menciona que existe un bosque. El periodismo es una de los reservorios mas firmes para encontrar candidatos políticos.

Si partimos del origen de algunas cuestiones argentinas deberíamos recordar que Mariano Moreno escribía y su medio de comunicación era partidario. La Gaceta, su medio, no era inocente ni incoloro, inodoro e insípido. No era posible. Ya no era posible. No lo es. No lo será.

Asumir posiciones es lo obvio y me lamento por quienes sostienen la imparcialidad o la independencia como armas o medallas. No lo son. Mienten y/o nos mienten. Vivir es un compromiso. Vivir periodísticamente lo re significa.

Allí se debe encontrar una de las razones profundas de la atracción de los periodistas por la tarea político partidaria y, luego, por la gestión en el Estado.

El grado de conocimiento público que los periodistas tenemos es el otro elemento. Menos cuestiones a explicar y menos dinero en inversión para eso: “grado de conocimiento”. Conocer es votar… este es un oscuro dogma de la practicidad. Existe.

En Rosario, tomando como punto de partida el año 1983, la relación del periodismo activo y las funciones de gobierno siempre fue directa.

Dos periodistas integraron el primer gabinete de Horacio Usandizaga, radical, primer intendente de la democracia.  Pablo Andrés Lisandro Cribioli, comentarista deportivo, fue su Secretario de Información Pública y Rafael Oscar Ielpi,  conductor radial y libretista junto a Carlos Gabetta, su Secretario de Cultura y Educación. Ambos, después, participaron de elecciones como candidatos y fueron electos en diversas oportunidades.

Gary Vila Ortiz, como Luis Etcheverry y Elbio Martínez integraron la última intervención de Alberto Natale (de tinte demo progresista) previa a la democracia. Elbio volvería como concejal electo por el pueblo rosarino. Los otros dos mencionados formaron parte importante del staff del diario La Capital. Gary, el inefable Gary, un personaje que integró el afecto de muchos. Me cuento dentro.

El aporte periodístico a la política partidaria se completaría, en ésa misma época (1983 en adelante) con locutores que integraron el gabinete de José María Vernet. No era extraño, incómodo ni poco usual. Ha sido una práctica habitual del resto de los gobernadores.
  
Se ha dado una corriente fluída que lleva de un lado al otro. Un comentarista tanguero, Luis Vicente Cuñado, fue concejal, con activa participación en debates y acusaciones ciudadanas. Evaristo Monti tal vez sea el mas claro ejemplo de la atracción por la gestión y el voto. Al punto de abrazar una carrera en detrimento de otra.

Los casos de Cribioli y Rafael Ielpi son ejemplares. Aún hoy ejercen cargos, lo que indica su capacidad y el reconocimiento que obtuvieron.

Enrique Llopis es un ejemplo de las fuentes de donde se abreva. Sumó por su condición de creador artístico, al igual que Néstor Zapata y “chiqui” González. Llopis fue Secretario de Cultura, como los otros dos. Además diputado nacional. “Chiqui “González (Hermes Binner) elevó el rango de la secretaría a Ministerio y allí está.

Daniel Aleart, locutor, como Pedro Alberto Aramburu, periodista, probaron suerte presentándose para cargos electivos y su determinación fue y es firme. Son protagonistas que aún entienden su profesión como parte de un pensamiento “filosófico político nacional”. María Herminia Grande fue legisladora, candidata y funcionaria. Ejerce el periodismo y el canto.

Carlos Del Frade, colega vehemente, protagonista de fuertes y polémicas investigaciones, es un político activo. Llegó a diputado provincial. Toda su carrera está cimentada en sus impactantes denuncias periodísticas.

Carlos Cardozo, Norma López, Anita Martínez, Alejandro Grandinetti (los primeros dos concejales, los otros dos diputados nacionales) no sorprenden a la sociedad porque ejercen su rol de políticos partidarios y su pasado mas directo fue el compromiso, en casi todos los casos, con la opinión partidaria de los hechos diarios. De allí surgieron. Es con la misma honesta ansiedad que en estos días esperan sus nominaciones Beatriz Priotti y Leo Ricciardino.

El veterinario televisivo, Carlos Cossia, es un ejemplar que confirma la categoría del mensaje mediático como un eficaz artilugio de las candidaturas.

Deberíamos hablar del mensaje unívoco como el eje (o disparador) para la identificación. Lograda la identificación y el grado de conocimiento la sociedad acepta. Esto es: lo vota. Transfiere a la acción política algo que ya tiene resuelto en su memoria, en sus hábitos. Resuelve dudas el rostro conopcido.

El desafío de la sociedad con sus límites lo componen personajes como Miguel del Sel, Amalia Granata y Anita Martínez. Es avasallante su grado de conocimiento, como era desconocida su percepción de los problemas sociales, problemas a los que (se suponía y se supone) debería enfrentarse un actor de primer grado en su posterior gestión. Nunca fue esto un escollo, una dificultad o una quita de sus posibilidades. Todos podemos advertirlo. El Midachi peleó la gobernación dos veces, sumando mas posibilidades en la segunda que en la primera. Anita Martínez es diputada nacional y la señorita Granata recorre los medios con declaraciones de aflicción social que no se leen como desacertadas, apenas como ilusionadas.

Repetiré un concepto. Hay actores de primer grado y de segundo grado en la sociedad. Los que gestionan la “res pública”, en oficialismo u oposición, son de primer grado y los periodistas lo somos, pero de segundo grado. Todos crecemos.

Este límite difuso lo atravesó un ejemplar como Jorge Lanata que, con sus producciones, pasó de segundo a primer grado. Otros tiempos, pero repitió a Bernardo Neustad. Hubo aceptaciones empresariales y sociales para que esto sucediese. Desde aquel sitio, de los actores sociales de primer grado, se cruza hacia el periodismo la señora Carrió, verdadero ejemplar de la concepción mediática de gobierno. En ambos casos el sentido del show, de la comedia, del especial lenguaje televisivo los ayuda. No es este el artículo para desarrollarlo extensamente al asunto, pero dejemos un mojón: el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus … medios comunicacionales tradicionales, nuevos y experimentales. De allí surgen sus representantes. Los medios también son representantes. Una Nova, el magma en estado incandescente nos contiene. Todo está por verse. No se ha enfriado el Universo.

Volvamos a los periodistas que son políticos o lo quieren ser. En mi caso desde el año 1994 se me oferta una candidatura que solo por cobardía declino, casi siempre a último momento. Carlos Tessandori, el veterano comentarista deportivo de Canal 3, hizo algo similar en la última elección (2015, con las listas ya entregadas a la justicia electoral).

Las nominaciones que acompañaron a Marcelo Fernández (por entonces miembro activo de Fundación Libertad y Radio Fisherton) tanto para una postulación a la intendencia, como luego a la comisión de Ñul, son públicas, serias y definitivas. Declinó el ofrecimiento en tiempo y forma.

Las invitaciones a Alberto Lotuff para que integrase una lista partidaria, tanto del FPCyS como de Rosario Central, no pasaron de comidas privadas y agasajos, pero la “medición” en encuestas existió y existe.

Los estrategas políticos “miden” y sacan cuentas económicas. La relación costo beneficio obliga a pensar las ideologías como los folletos de los remedios. Pocos los leen. La calidad de la herramienta electoral (“frentes” electorales) elimina la carta partidaria.

Podrá ser negada la existencia de la invitación, hace unos años, realizada a Luis Novaresio para el “espacio Carrió”, pero existió. Lo mismo para Fantino, esta “medición” mucho mas reciente, pero en este caso la medición y las “sugerencias” refieren a la provincia de Santa Fe, no a la ciudad de Rosario. El sondeo a Batistuta, como la presencia del papá de Soledad Pastorutti en una lista no son nada mas que extremos de una ansiedad. Tan real (la ansiedad) como frustrante.

Cuando se conversa con los hacedores de perfiles y de ejercicios actorales con los candidatos (léase Coaching) el boceto del candidato ideal refiere, en estos días, a personalidades como las de Luis Novaresio, Pablo Javkin, Alejandro Grandinetti, Diego Giuliano, el señor Bertini (padre del pibe trágicamente desaparecido) que aparecen como practicables. El punto en común, mas allá del grado de conocimiento, es el perfil sin sombras y, también, que no representan el fracaso ni la discusión ociosa. Tal parece que la frontalidad es buena y lo controversial poco conveniente, pero necesario.

Algo hemos crecido. Ya nadie se ruboriza, enardece y desmiente algo posible. Un periodista candidato. Las encuestas están. Los votos que los consagraron también. La sociedad ya está advertida que en muchos periodistas hay un candidato. Que no está mal. Un corte, una quebrada y votamos.

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