A poco de las PASO hay un caso, en la provincia de Santa Fe, que pone a la democracia de Macri en serio cuestionamiento. Antes del incendio avisemos. La construcción política define la forma del edificio. Con ladrillos chuecos no habrá paredes rectas. Mauricio no construye democracia. No cambiamos. Trocamos.
“Los gobernantes y políticos usualmente manipulan la realidad para acomodarla a sus intereses y estrategias de comunicación, con lo cual muchas veces propagan informaciones inciertas, parcialmente ciertas o abiertamente falsas. Y mucho más en tiempos electorales”.
“Mientras el interior sigue mendigando su lugar en el mundo ante los gobiernos centrales de turno, las macropolíticas nacionales concentran todos sus esfuerzos en planificar el eje porteño-bonaerense. Así, el tándem ciudad autónoma-megaprovincia le viene costando demasiado caro al país”
“Uno podría preguntarse dónde están los diputados y senadores nacionales del interior. ¿Sólo sobreactúan los reclamos de federalismo cuando se acercan las elecciones? ¿Por qué no se plantan firmes cuando cada año se vota el presupuesto en el Congreso? ¿Todo es moneda de cambio en la política?”
Los tres párrafos anteriores se corresponden con una nota publicada por Adrian Gerber, uno de los secretaros de redacción del diario La Capital, de Rosario, con el título que se transcribe: “Santa Fe, ¿la que más obras recibe de la Nación?” Conserva el tono de las viejas editoriales de los periódicos, hoy abandonadas, al menos en La Capital. La aflicción una cuestión central. El uso indiscriminado de los dineros públicos.
Solo una objeción: no me agradan los títulos con una pregunta como eje. Santa Fe no recibe dineros para obras como sugieren los funcionarios nacionales y como afirmó Macri. En rigor es menos del 5% contra 19% de provincia de Buenos Aires y el 8,8% de CABA . Si Macri no fuese “exagerado” diría eso: le trajimos a los santafesinos casi el 5% de los dineros destinados a obra pública para Argentina a ustedes, que son el 11% de la república. Sería una verdad propia de un ingeniero que sabe de números. Dejaría tranquilo a muchos. A la democracia no, porque hace falta una distribución mas justa de los dineros que la nación se apropia de la riqueza total pero no alcanza.
Hay una preocupación específica, que supera la aflicción del colega. Esta preocupación, que es propia, se sostiene en el dedazo macrista para sus candidatos a diputados nacionales.
Hagamos historia. Boasso, Jorge, radical, concejal rosarino, suma mas intención de votos que cualquiera de tal sector, habida cuenta que perdieron, hace menos de 2 años, la gobernación por apenas 500 votos. Era el binomio Midachi / Boaso. Boaso no los perdió a esos votos. No en su enclave sureño.
Es sencillo inferir que el grado de conocimiento provincial es 100, que la intención de voto es alta y que, con la espalda de Mauricio un abogado, funcionario y concejal con 20 años de trayectoria y una campaña provincial a cuestas, resolvía (hasta en costo económico) una elección de medio término. Era paliza para un socialismo menguante. Esa es una misteriosa cuestión. Una fórmula con Boaso aseguraba un triunfo apabullante (el socialismo oferta una lista pálida y melindrosa, propia de una formación en retirada)
Mediante una maniobra cuasi fraudulenta y, sin ninguna duda, lejana de la democracia partidaria, el titular de la UCR, José Corral, le quitó primero el lugar en la lista y luego la posibilidad de participar en las internas donde, casi con seguridad, obtenía el triunfo.
Ese miedo del intendente santafesino no habla de minusvalía intelectual, si de egoísmo y preferencias que alguien en Buenos Aires, cercano a Macri, avaló y/ o decidió. Aun están, en los chats de Boaso, las declaraciones de Mauricio: presentate Jorge, sos útil, te precisamos.
No era verdad. Corral, al censurar y expulsar a Boaso, deja en el sitio de los traicionados al gran armador radical, al “Coti” Nosiglia (el promovió a Corral) y obliga a ladear la cara a la línea media: Morales, Sanz y Aguad. Todos conocen a Boaso. Todos estaban de acuerdo que participase. Era y es el radical mas conocido de la provincia de Santa Fe.
A la Carrió no hay nada que le venga bien, excepto ladrillos para su castillo de ego y vanidad. Una odontóloga de su amistad integra la lista. Esta odontóloga ya la abandonará, como todas, cuando se canse de su egocentrismo. La Carrió no movió un dedo a favor de una democracia partidaria que la UCR abandonó. No hay rosarigasinos activos en la lista de Macri. Está la cara de Macri detrás y eso parece suficiente.
Boaso define lo que el colega Gerber indica en una frase general: “el tándem ciudad autónoma-megaprovincia le viene costando demasiado caro al país”. No daba garantías, Boaso, de sumisión. Eso es un eje. Los candidatos macristas prestan /deben sumisión al jefe. No se advierten diferencias con el antiguo reinado de CFK. Los voceros del PRO Cambiemos decía que peleaban contra el “SiCristina”. Era para cambiarlo por “SiMauricio”. A la Argentina le está costando caro la falta de democracia partidaria que ni las PASO solucionan totalmente y se advierte, quieren abolirlas para sumar mas sumisión.
El candidato elegido para encabezar la lista de Diputados Nacionales (sin lucha interna, por un “úkase” de Corral con guiño de Marcos Peña) hasta puede ser un buen tipo, pero es un desconocido que no estimula la lucha política, ha sido un “aparatchik”, un burócrata de las universidades y de los segundos planos del radicalismo. Es útil para que se vote la cara de Mauricio, porque la cara de Albor Cantard…francamente… en fin: la nada. Agua mineral. Ni bien ni mal. Nada.
No es un capricho macrista, es la continuidad de la película de la monarquía atenuada. Hace dos años (octubre 2015) que una señora Sacnum vota lo que dice “la Cámpora”. Será senadora por el estado santafesino hasta el 2021 y no fue una decisión primero del pueblo de la provincia y después de las autoridades partidarias. Fue un capricho camporista. Desafío. Que alguien diga que la conoce por sus actividades políticas en el territorio y/o en el partido. Así pasará con Cantard. Todo es igual, nada es mejor.
Volvamos a la nota del colega: “Uno podría preguntarse dónde están los diputados y senadores nacionales del interior” Agrandemos la pregunta. Por el PROCambiemos Jorge Boasso era el mas conocido. No está. Por el socialismo los tres mas conocidos son: Antonio Bonfatti, Ruben Giustiniani. Alicia Ciciliani. No están. El radicalismo se presenta a jugar con un equipo de emergencia, para demostrar que existe. Y les mete miedo. Al radicalismo no le interesa la democracia sino la obediencia debida. En el socialismo dos desconocidos remplazan a los dos varoncitos, candidatos obvios y con muchas posibilidades. No ascendieron de categoría a la Ciciliani, las cuestiones de igualdad de género no son parte del ideario socialista, sus dirigentes piensan que las mujeres deben estar para lavar los platos y organizar la cena de fin de año.
Boaso es el disparador para demostrar que democracia, igualdad de género y crecimiento independiente en la provincia de Santa Fe no son temas trascendentales. Ah, por el peronismo el primer término lo ocupa Agustín Rossi. Un hermoso cactus, todos lo ven, nadie quiere abrazarlo. Tampoco trabaja para salvar la provincia, es soldado de la reina.
Lo que debe analizarse es si el caso Boaso es uno o si, por el contrario, Cambiemos quiere unificar, amansar, domesticar el discurso remedando a los K. Lousteau es, en Buenos Aires, un síntoma que la epidemia de autoritarismo en Santa Fe tendría características de pandemia. No es lo mejor para un país pasar de un autoritarismo a otro.
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