Google+ Raúl Acosta: Sectas #AntesQueMeOlvide

viernes, 29 de septiembre de 2017

Sectas #AntesQueMeOlvide


Publicado en diario La Capital

He pertenecido, pertenezco a algunas sectas, cofradías, circuitos íntimos que nunca terminan por cerrarse. Los que vieron jugar a “el trinche” es una secta que suele recordarae entre si jugadas y momentos.

Acepto esas logias con el ayer, las del presente no logro asirlas, tengo para mi que la nostalgia fabrica compartimentos donde es posible encontrar amistades, recuerdos, violencias contra el olvido.

El “cholo” Montironi prestándole su bandoneón a Astor para que, agasajando a Rita tocase, con ella parada desnuda a su lado, el adagio de “Adios Nonino”. Hay que recordarlo y  llorar. Nada es fácil. Fue una noche. No hay bises ni los novios saludarán en el atrio.

Todavía es posible recordar el estruendo del comienzo de Queen en Rosario Central.

Días pasados “chivo”González (saxofonista sobreviviente) recordaba como compró el disco de Dave Brubeck en Casa Romano (Rom) y nos complotábamos diciendo: el santo y seña debería ser…” yo se quien fue Paul Desmond”

La palomita de Poy acaso sea una de las mas bullangueras cofradías y hasta parece tonto, para quien no entiende, que muchachones grandotes, pelados, barrigones, teñidos, se alborocen una y otra vez  recordando pero ahí está lo dicho. Es la nostalgia que se niega a matar un día, unas horas, un minuto y nadie sabe con seguridad si las cosas ocurrieron, la palomita, los que decían que estaban, los que imaginan que estuvieron, porque con las sectas pasa eso: nadie sabe la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad.

Tango gente amiga que se entregó, depuso las armas y luego de las cárceles, torturas y demás se encuentran en una iglesia de un pueblo tucumano un  día por año, cuando pueden. Si llegan. Qué les queda sino esa intemperie. Hacia ella marchan.

Antes de 1950 (y pido y pido otra vez la foto porque la perdí, me fue robada pero existe) antes de 1950 o por allí Evita estuvo en la cancha de Colon de Santa Fe y pateó una pelota y  yo creo que estaba porque fui socio número 49 de infantiles porque mi padre (el viejo) tenía dos fanatismos: colonista y peronista, en ése orden. Eso no es cofradía ni secta, es cazador del pasado, que es otro rubro.

Nos reunimos, a veces, periodistas que compartimos un salón donde las máquinas, el café, los cigarros y las palabras fuertes indicaban que eso era una redacción. Sin gremios ni patrones, apenas recordando el último subtítulo, tan cercano a la segunda copa de licor.

Qué otra cosa que la secta, el fanatismo, la sin razón de los afectos tiene vivo a Gardel desde  1935. Esas guitarritas enlatadas, esa musiquita con el cascajo de las técnicas primarias de grabación y el engolado de su voz engominada.

Claro que no es lo mismo cualquiera de estas sectas que las oscuras que mencionan las crónicas policiales. La división es sencilla. Hablamos de las que evocan el pasado, alguna muerte y buscan afectos similares. Distintas las que buscan la  muerte. Tienen otro nombre, son otra cosa. Toda nostalgia tiende al amor imposible pero cercano. De eso hablamos.

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