Google+ Raúl Acosta: Sordera #AntesQueMeOlvide

miércoles, 25 de abril de 2018

Sordera #AntesQueMeOlvide

Publicado en el diario La Capital el 25 de Abril 


Mas allá de la imposibilidad de oir, por razones absolutamente personales, que llevan a la deficiencia de uno de los sentidos conocidos hay otra “sordera”.
La música propone casos sensacionales de estas sorderas pasionales. Los padres y consejeros otra. La abuela Josefa Tuells de Alzugaray, meciéndose en su sillón aseveraba, con la certeza del  canto rodado y, seguramente, tomado de alguno de sus mayores, “no hay peor sordo que quien no quiere oir”.
Días pasados, al escuchar un disco de Dionne Warwick  conjeturé que era mejor que su sobrina, Witney Houston y un compañero de trabajo saltó a mi yugular con la certeza de quien ha vivido todas las vidas: “vos porque defendés a los de tu generación, esa es tu música, después vinieron otras que no escuchás…”
En alguna otra oportunidad al decir que Julio Sosa no era el mejor cantor de tangos y que este, el tango, ofertaba un abanico inmenso no faltó quien, por cuestiones de respeto, no dijese: “¿te parece”…? Con el secreto en su pecho: Julio Sosa es el el mejor.
Otro personaje, ya cercano a la “absurdidad” (¿existirá esa palabra?) mantiene firme su absoluto: el mejor es Osvaldo Pugliese y no hay otro.
La discusión Rolling Stones, tan fenomenales en vivo y Beatles, con tan poca vida en los escenarios, recorre varias mesas y Redondos versus Soda Stereo ha sabido dividir generaciones.
Atravesado por generaciones (muchas) y proponiendo musicalmente, desde 1970, diversos programas y emisoras se que lo mío es, como todo criterio individual, limitado por el corazón y los amores que lo arropan.  Por fuera un mundo que siempre será diferente. Mas grande, diverso, amplio. 
Mi madre sostenía que Ignacio Corsini era mejor que Carlos Gardel y murió convencida de su absolutismo. La orquesta sinfónica que no programa, no toca contemporáneos, elimina el siglo XX, como el conjunto Pro Música Barroca definen sus amores y listo. Poco mas que eso. Tome o deje.
El compañero de trabajo se merecía la respuesta que callé. Me gustan Mozart y Piazzolla, Guastavino y Atahualpa. No es convivencia o estacionalidad y almanaque. Creo en Carlos García Moreno. Uno es tan amplio como puede, aprendió y lo dejan. Creer que la música se maneja por generaciones es cerrarse. Para zanjar la conversación en esa oportunidad le presenté otro absoluto: la mejor de todos los tiempos ha sido Ella Fitzgerald. No respondió. Recordé que yo tampoco respondí cuando un atrevido dijo Bill Evans  tiene 250 discos, yo tengo una colección de 100 de ellos, por eso es el mejor músico de jazz. Sorderas. Todos somos parcialmente sordos al universalismo y es difícil aceptar al otro en cuestiones donde nunca habrá un dos mas dos. Vamos, hubo en Argentina una división Juan D’Arienzo versus Piazzolla, reproducida después Héctor Varela contra Piazzolla.
El Boca contra Ríver, como Central contra Ñul y Colón ante Unión (siempre sabalero, obvio)  pone las cosas en la verde gramilla. La sordera provoca antagonismos porque cada quien se aferra a su pedacito de música, de camiseta, su fracción de amor. Que de eso se trata.
Distintas sorderas sociales son mas calamitosas. No oir el silbato del tren. O las alarmas antes de las barreras. No escuchar a los que ya han cruzado el río y dicen: con sudestada mas vale esperar. 
Hay, socialmente hablando, una sordera de hijos contra padres y alumnos contra maestros. Deviene de las ganas de encontrar el mañana mas rápidamente y apoderarse del futuro. La frase de Roberto Arlt define un modo:” el futuro es nuestro por prepotencia de trabajo…” Algunos la han cambiado o recortado: el futuro es nuestro por prepotencia. Trae problemas.
Es Pestalozzi el que sostiene: “la educación es paso a paso y acabadamente”. Excepto un prodigio nadie nace sabiendo tocar el violín, ni resolviendo ecuaciones de dos incógnitas y ese personaje prodigioso afirma la normalidad del resto. Primero sumar y restar, después multiplicar y dividir, primero las escalas, después el movimiento perpetuo de Nicolo Paganini.
Cuando a los hijos los padres le dicen si te doy 100 pesos no podés gastar 120 porque no los tenés los hijos deberían entender y si no lo hacen alguna sordera servirá de origen a la calamidad. Son calamitosos los bolsillos que gastan ciento veinte cuando solo guardaban cien y eso rebuscando monedas. Tal vez Sabina, en mitad de sus excesos, repite un dicho popular muy sabio, inapropiado para sordos: “como pago al contado nunca me falta un peso”.
Dos preguntas finales sobre sordera: ¿cuando esos hijos que gastaron 120 teniendo 100 sean los que manden en el hogar… que pasará? La otra: parado frente al mar Giuseppe Ungareti escribió una poesía de un solo verso: “Mar, me ilumino de inmensidad”. Los que atribuyen amores a generaciones, ¿ entenderán al italiano que confesaba su absoluta pequeñez…? Billeteras sordas y ojos sin sonido de infinito y medida de lo posible suelen provocar mayores sorderas. Catástrofes. No todas las catástrofes son naturales. Nadie debería perforar el tímpano de la historia. 

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