Google+ Raúl Acosta: Entonando #AntesQueMeOlvide

jueves, 7 de junio de 2018

Entonando #AntesQueMeOlvide

Publicado en el diario La Capital el 7 de Junio

Los verbos en gerundio, en este caso del verbo entonar, remiten a una acción en tránsito. “Entonando una canción” sería la frase para usar de ejemplo.
Podríamos usar otro gerundio: recordando. Hacer un desafío ¿Quién recuerda cuando aprendió el himno? ¿Cuál es el mommento en que se recuerda entonándolo. 
Busco en mis recuerdos y no encuentro fecha para la primera vez de ”aquí está la bandera idolatrada”. Tampoco se cuando dije por primera vez, amagando ser cantor, esta otra frase:…”fue la lucha, tu vida y tu elemento”…  Están incorporadas y, como la mayoría de los argentinos, sabemos de qué se trata. Digo mayoría porque ya hay quienes no lo saben, porque en algunos sitios no es obligatoria, o no se toma como obligación ni la marcha a la bandera ni el himno a Sarmiento. 
“Oid mortales el grito sagrado…” Cantarlo en la multitud es fácil. No siempre. En algunos casos hubo y hay grupos que lo tararean por eso, por la imposibilidad de recordarlo. En mi caso no recuerdo cuando lo canté por primera vez. Una querida compañera de teatro, Liliana Gioa, hacia y hace un fenomenal número, sinceramente hilarante, al usar como relato las estrofas que no cantamos del Himno Nacional, aquellas que dedicamos a destrozar al Imperio Español y sucedáneos.
Como habrá sido, en serio, vivir cerca de la casa de Mariquita Sánchez de Thompson. Ese piano, esas tertulias. Una cosa es la interpretación, el dibujo, la pintura describiendo aquellas épocas y otra ese salón y la construcción musical del himno. Extranjero de cabo a rabo, pero nuestro. 
En mi escuela, la hago mía y pongo el pronombre que extiende la pertenencia porque todos los chicos teníamos un sentimiento de pertenencia con la escuela, la cuadra, el barrio, la ciudad, la patria. El “Mi” sale fácil. Salía. En mi escuela izábamos la banderas todas las mañanas con aquí está la bandera idolatrada. Todos los días. Ignoro cuando la aprendí pero está claro que se que no nací sabiéndola. 
Ceder el asiento a las damas, cederlo rápidamente a las embarazadas. A las personas mayores mas espera, reconocimiento, consideración. No se nada de su aprendizaje, es un acto reflejo. Si quisieran impedirlo tendría problemas. Sale solo. El himno sale solo. 
Recuerdo siempre un patio para el himno. Después salones, pero allí si es parte de un protocolo diferente. No había que llegar tarde a los actos, decían que pasaban asistencia pero a veces no. A los actos de la escuela íbamos porque era ir a la escuela pero de otro modo y con un final diferente. Desde el chocolate hasta la salida por el barrio a otra hora, con otro paisaje urbano. 
A veces en la cancha deciden cantar el himno. No es lo mismo. En la cancha suelo perdonarme no recordarlo. Se disimulan las distracciones y no tienen sentido patriótico porque una pelota y 11 muchachos no son lo mismo que en la escuela. Conmueven, en la tele, 15 grandulones que no se acuerdan el himno y tararean una melodía que tampoco es fácil de recordar, porque no fue fácil la original, que inspiró al músico que no la copió pero… en fin, nada era sencillo en aquellas melodías y nada era sencillo en el armado de una patria, de un país que necesitaba signos vitales para demostrarse, propiamente, demostrarse viva. 

Un buen ejercicio de memoria colectiva, ilusión y porvenir  es imaginarnos entonando el himno nacional en el 2050. Se dice y creo en esos asertos, que solo los hechos culturales definen, trascienden y que dominar un pueblo, una sociedad, una cultura es tomar el dominio de su cultura, que esta es la raíz que debe cooptarse para que desaparezca la memoria de lo anterior. De allí que un tiempo de verbo puede ser revolucionario, al menos refractario. Vivir resistiendo podría ser vivir entonando una canción. Volviendo a la raíz en gerundio popular. Cantando.

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