Hay gente que no entiende las cosas por una razón, no habla el idioma en que se le cuentan (las cosas) y por eso las ignora. No hay nada de malo pero, ay, el asunto es un problema serio.
Recuerdo cuando le pregunté a Daniel, hoy todo un señor periodista, porque razón no iba al recital de “Los redondos de ricota” en Casilda. “Nooo, me compré el disco recién, aún no lo escuché y si uno no entiende…”
Aún para los conjuntos musicales el idioma es parte integrante del ritual, es fundamental.
No siempre son palabras, a veces son gestos, ropajes. El fenómeno de “el padre Ignacio” es sencillo de ver. La misma fe, el mismo crucifijo y la liturgia similar. Su procesión convoca 300 000 fieles. Otras no.
En tiempos de cerrazón Mao Tsé Tung dejaba que hablasen inglés en las cercanías de su Imperio. Nadie escuchaba el mensaje ”capitalista”. Podían querer destruir el comienzo de su Imperio feudo / personalista / autocrático / revolucionario que no podrían. Nadie entendería el llamado a la solidaridad con el Tío Sam. El que no entiende representa eso: ” mi no entender”. No hay traducción posible, no hay mensaje. Chau.
“Eran polenta el bobo, la marroca y la empedrada fule… berretín” Si uno dice que el caballero tenía un reloj de alta gama, su billetera llena de dinero, sus anillos ostentosos, de dudoso buen gusto pero de alta calidad por sus piedras y gramaje en oro, si uno dice eso dice “casi” lo mismo. Difícil que en un poema lunfardo describan de un modo diferente al lenguaje ”canero”, prostibulario, carcelario, donde los versos se entendían perfectamente. Carlos de la Púa eligió escribir así.
Tengo una querida amiga del alma que vivió años en París negándose al idioma francés.Señas en la panadería, en el súper y en las estaciones. Diversión con la comunidad.
Otro queridísimo y admirado compinche que vivió 10 años en París escribiendo en pentagramas los arreglos (la música es un idioma universal) y manejándose por las calles con papelitos y la solidaridad de los transeúntes.
En este siglo las cosas se han complicado. Un presidente que quiere que lo escuchen los nacidos de 1980 en adelante debe hablar por las redes y sus respuestas deben atender códigos de lenguaje que no imaginó cuando aprendió a leer y escribir. Un / una Lord Mayor igual. Nadie supone que hablan así, todos advierten que desean comunicarse con alguien a quien no conocen y sus traductores y lenguaraces les aconsejan. Son estas palabras y en esta red y con esta tipografía y estos colores. Que lo consigan es otra cosa. Está el esfuerzo y está el reconocimiento. Hay otros idiomas, distintas leyes.
“La previa” es un modo de emborracharse antes de llegar al lugar para beber, bailar, divertirse… y emborracharse Vivir para ver. Ver para creer.
Hay una canción de un grupo argentino, modernoso donde, después de los primeros compases arranca el cantor:” Legalizenlá…. Legalizenlá…” En algunos casos si quien oye pide explicaciones la definición de edad y comportamiento está demás. No entiende el idioma. El resto entiende, El pedido y el transporte por donde se requiere la solución.
Cuando yo estaba en el primer crecimiento, en el caminito de ida, se decía que eran necesarios el idioma o lengua materna, el inglés para los negocios y el francés para la diplomacia. Hum. No es así.
También se decía que aquello que se aprende de chico (el idioma, andar en bicicleta, comer de todo) no se olvida jamás. Y que las costumbres religiosas, las de fe, nunca deben discutirse pporque no es cuestión de discusión. Que el idioma universal de gestos tiene una sola “gestualidad” universal: la sonrisa y el llanto. Las madres, todas, entienden a sus hijos de ése modo. El único. Risa y llanto. Queja y gozo. Las madres son sabias. Siempre. Esto aún es así.
Las dos carátulas griegas. En este punto, en el de los dos gestos universales conviene detenerse. No hay idioma en el que la alegría no es una sonrisa y algo triste un llanto. El idioma universal termina allí. Aún para los “millenials”. Con los extraterrestres nunca se sabe. Ya hay algunos, pero por ahora son pocos y se advierte: si no se ríen ni lloran no son de los nuestros, de nuestro idioma. Viven aquí, pero son de Ganímedes.
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