Google+ Raúl Acosta: Que hacer ahora

domingo, 13 de mayo de 2012

Que hacer ahora


Para ser consecuentes con el título (robado a Vladimir Illich) convendría titular: “por donde empezar”. “Carácter, contenido y tareas a realizar”. Esas son las cuestiones que plantea uno de los libros fundamentales del pensamiento occidental.

La tarea a realizar es entenderse hoy, siglo XXI, segunda década, con el cuerpo argentino donde respira (manda) el peronismo.

Sin el sujeto tácito que pone misterio y quita efectividad . Qué hacer con EL peronismo. La mayúscula nos pertenece. Por dónde empezar a mirar, frenar, combatir al peronismo. Y sincerar lo que sucede. Es como los pronombres. No es este, ese o aquel. Es un solo sujeto. El peronismo. No se admite la limitación: “este peronismo”. Claro que es distinto. La mutación es su esencia. Una de sus características “constantes” es el cambio. Je.

El peronismo nunca fue revolucionario, pero nunca fue un partido. Su carácter de movimiento policlasista (¿anticlasista?) lograba que tropezasen las críticas, también los apurados y retardatarios. Una suerte de teleología social movía y mueve al peronismo. Oscila de una ladera, tibiamente liberal a otra, tibiamente socialista. Se desbarranca y vuelve al camino. Cómo decirlo sin provocar reluctancias y erisipela . El peronismo ha sido el camino. Aún lo es.

Las revoluciones se hacen con tiempo o con sangre. El peronismo eligió el tiempo. Perón era atrevido en sus declaraciones. Original. El peronismo, sin embargo, ha logrado entremezclarse en todas las cuestiones, en los diferentes sectores y confundir los juicios. No ha sido una revolución, ha sido una “infiltración” activa.

Muchas actitudes del cuerpo político, que parecerían extemporáneas son, simplemente, manifestaciones del peronismo que genéticamente se metió en Argentina. Lo niegan, pero actúan como (como si fuesen perucas) Para ir al nudo de lo que nos pasa, qué hacer si no se es, pero se vive y se actúa como peronista. Acaso asumirse. Acaso.

“¿Por qué no podemos llegar a un acuerdo ni siquiera en la cuestión fundamental del papel de la socialdemocracia en relación al movimiento espontáneo de masas?”

La pregunta de Lenin puede repetirse. La respuesta parece sencilla. En tanto neguemos el agua no aprenderemos a nadar. Negar el peronismo ha sido un rasgo clave para explicar el desencuentro. Pero, pero, pero: no es fácil.

No hay modo de acordar con el peronismo. Solo se puede estar dentro y acompañar los vaivenes. El peligro mayor de Argentina está en quienes adoptan las licencias del peronismo y las usan en la vida diaria, en la sociedad. El peronismo pasó de un sujeto de la sociedad argentina que concretó la revancha, la subida y, finalmente, la movilidad, la verdadera labilidad social, a un modo general, se practique dentro o se ejerza fuera. El peronismo ha extendido tanto sus formas que se han convertido en una esencia, en un fondo.

Que un funcionario “posible” acuse a los legisladores que deben nombrarlo de cuasi delincuentes porque no lo consagraron es una manifestación de peronismo visceral o peor: de antiperonismo visceral. Sucedió.

Para combatir al peronismo el único partido real, el partido militar, usó una fraseología que también logró adhesiones. En ésa visión - mínima y cruel - de la sociedad solo había buenos y malos y conceptos fundacionales. Monárquicos. Imperiales tal vez. Uno de ellos que la política era mala. Se adjetivaba con la palabra. El uso de ”La política” fue, desde Martínez de Hoz en adelante, la consagración del partido militar como el verdadero enemigo del peronismo. Aún hoy se escucha en jóvenes teóricos con caprichos infantiles, la división mosaica. Si no me quieren es que son “narcopolíticos”. Que otra cosa que peronismo contiene esa respuesta, que otro argumento que el de la parte complementaria del peronismo para definir al partido militar. Qué hacer si en el militarismo se encuentra la cara oscura del peronismo

En estos días (Malvinas, torneos de fútbol bautizados “gaucho” Rivero, Y.P.F.) se ha visto el recrudecimiento del nacionalismo. El peronismo es nacionalista. El partido militar lo mismo. Con uno, el movimiento peronista, apareció un formato de sociedad, de lenguaje, de “destinación” que no ha sido desmembrado. Brazos. El peronismo recita fraternidad. La justicia, el clientelismo, la ficha de afiliación, el pensamiento único, la revancha, la venganza, la definición por penales que se patean en un solo arco. Brazos. Ni la justicia, ni los organismos de contralor pueden estar fuera. Brazos. El peronismo es un cuerpo único, mancomunado y solidario. Nadie, que entienda al peronismo, argumentará por los compartimientos estancos y la absurda división de poderes. Ni uno solo de sus opositores dejará escapar la oportunidad. No es liberalmente democrático. Tienen razón. El partido militar agregó ceguera, crueldad infinita, criminalidad, patologías personales, desprecio por el humano, y una posición activa para la concepción de Carl Schmitt: amigo - enemigo.

La libertad de crítica provoca insultos en el peronismo. Los soporto. “La libertad es una gran palabra, pero bajo la bandera de la libertad de industria se han hecho las guerras más expoliadoras y bajo la bandera de la libertad de trabajo se ha despojado a los trabajadores. La misma falsedad intrínseca encierra el empleo actual de la expresión "libertad de crítica". Personas realmente convencidas de haber impulsado la ciencia no reclamarían libertad para las nuevas concepciones al lado de las antiguas, sino la sustitución de estas últimas por las primeras. En cambio, los gritos actuales de "¡Viva la libertad de crítica!" recuerdan demasiado la fábula del tonel vacío”. Lenin suma a la división. Amigos o enemigos. Chau.

Criticar al peronismo es tonto. Es una tontería. Cambiemos la palabra marxismo por la nuestra y leamos el párrafo siguiente: “la famosa libertad de crítica no implica la sustitución de una teoría por otra, sino la libertad de prescindir de toda teoría coherente y meditada, significa eclecticismo y falta de principios. Quien conozca, por poco que sea, el estado efectivo de nuestro movimiento verá forzosamente que la amplia difusión del marxismo ha ido acompañada de cierto rebajamiento del nivel teórico. Mucha gente, muy poco preparada e incluso sin preparación teórica alguna, se ha adherido al movimiento por su significación práctica y sus éxitos prácticos”.

Qué hacer, por donde empezar. Además de Ezeiza hay caminos alternativos. Todos los problemas que el peronismo no tuvo en cuenta (convengamos, viene después de Yalta y Bretton Woods) y que Perón no incorporó (llegó hasta a los ”no alineados”) conforman la llave. El peronismo remite al tango (“no se conocía cocó ni morfina”) La droga y el negocio de la droga son otra cosa. La energía y el negocio de la energía. El agua dulce y el negocio del agua dulce. Internet. Soja si, trigo no sabemos. La revolución virtual del mundo digital, tan real. Las sociedades líquidas. El relato antes que los actos. El valor del Story. La imposibilidad de la coima y el pecado en secreto. Tuiter antes que el balcón. El valor de la inteligencia. Y la creatividad. Qué hacer ? Eso. Con políticos vagos – vagos, hijos de papá o tibios hasta Lenin, tan poco peronista, sabría a quien elegir: Cristina. Y dejaría fuera la pregunta de la página 12 del libro mencionado

“¿Y quiénes serán los jueces”

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