Google+ Raúl Acosta: Caparrós y Argentina

domingo, 3 de junio de 2012

Caparrós y Argentina

Conocí a Martín Caparrós en el 1994 o 95. Poco más o menos. Venía de recorrida por provincias. El programa radial de la tarde solía cobijar largas charlas con personas y personajes que en otros programas no tendrían tanto tiempo “de aire”. Ni la posibilidad de discutir. De conversar, que es lo mismo. A veces extraño el sosiego de la siesta. Los programas matutinos tienen premura y rigor. Los de la tarde sosiego y reflexión. Los del trasnoche complicidad.

Caparrós ya tenía su muñeco. Debo aclarar el punto. Todos, en el espectáculo y la comunicación, tenemos un “muñeco”. Nuestro personaje público. En algunos casos el personaje semeja la persona. En esos casos el televidente, el oyente, el lector no descubre el engaño porque no está. Se dice con el personaje público las mismas cosas que con el cuerpo presente. La honestidad del muñeco facilita la vida de quien lo compone

El payaso ”piñón fijo” está claro que no es lo mismo en su vida diaria que con el colorete. Los actores de teatro, Alfredo Alcón, por ejemplo, suelen cambiar de muñeco según el texto. Tienen uno descollante, que suele escapárseles en las representaciones. Susana Rinaldi, un personaje al que aprecio mucho, tiene su muñeco como parte de su vida. La tana es su persona y su personaje. Actúa como canta y canta como vive. Eso es bueno. Más de un conductor de televisión tiene mucha voz engolada en el aire y mucho colorete en las vacaciones. Ni bien ni mal. Se nota. Es la vida. Aldo Fabrizi dijo: “el actor es una máscara. La máscara consume al sujeto”.

Martín Caparrós, ya en aquellos años, tenía su personaje, su máscara. No difería mucho de su realidad. Eso tranquilizaba. Entonces era más escritor que personaje. Los escritores desvisten su vida en diversos caracteres y conversar con ellos siempre es grato. Si desean conversar. En aquella oportunidad entre un escritor promoviendo su material y un conductor radial que lo sienta frente a si nada malo podía pasar. Nos reímos del diferente adminículo (bigote) acaso congeniamos en un Faulkner y diferimos en los Viñas (Ismael y David) Lo recuerdo compuesto en sus frases y profecías. Tratando de encontrar en el cerebro (los vericuetos de la memoria definen gratitud e ingratitud según deseen) una frase de aquel reportaje la alacena guarda la charla en la gaveta que dice: mirada sobre el peronismo. A poco que pienso no hay charla, con quien sea, en la que el peronismo no haya trazado su marca. Su cruz, si se quiere. Los argentinos convivimos con el peronismo, es nuestro Chagas Maza intelectual. Tenemos miocarditis justicialista declarada o larvada, pero está. La vinchuca, el bichito nos picó, nos rascamos, la caquita entró. Ya está.

El peronismo del siglo XX tiene profundidades tan injustas que no se pueden esconder. No es fácil hablar de peronismo siglo XX sin las citas a los basurales de León Suárez, al General Valle, a los bombardeos en la plaza, a la procesión de corpus, a la toma de asistencia en los actos, por la toma de asistencia en los actos del 17 el feriado, el San Perón del 18 de octubre, el luto obligatorio, el peón de campo, los niños, la ancianidad, los juegos infantiles, Evita, la marchita, la carne flor de ceibo, el pan negro, las jefas de manzana, la ley que prohibía su nombre, el desabastecimiento, los 18 años de avión negro, Montoneros, La Resistencia. La resistencia de quienes resistieron al peronismo. Caparrós debería saberlo. Lo sabe. Creo.

El peronismo tiñó para siempre al país, desde el 4 de junio de 1943; “cuatro de junio, día de jornada redentora”, decía la primera marchita. Su existencia habilita la contemporaneidad que sostenemos. Una venerada maestra de aquellas escuelas primarias de entonces, recuperada pos Franco, hija de dinamiteros y acaso dinamitera, me decía: “ay, Raúl que tienes el mal en tu casa, chaval” ella era anarquista, claro.

El peronismo siglo XXI sumó tecnificación al mensaje, mundializó (si se me permite) las discusiones de pasillo y el conventillo nacional dejo de transcurrir en la vereda, o solamente en la vereda. El hecho es que el peronismo, en la segunda década del Siglo XXI se ha quedado con todo el protagonismo y exhala sus miasmas como sus violetas.

Digresión:”camino de violetas”. Libro de poemas de Enrique P. Maroni. Lector de diario La Prensa en Radioemisoras del año 1936/8. El mundo cambia, pero no tanto. En “efemes”o “aemes” (radios de frecuencia modulada o amplitud modulada) por la mañana se siguen leyendo los diarios. Peor: en telemisoras se leen los diarios, con programas de bajísimo costo de producción, a las 7 de la mañana, hora nacional Hoy, como acaso le sucedía al autor del poema sobre la comparsa de amigotes que visitaban a aquel ser enfermo que pronto moriría de pena, los temas generales concurren a las opiniones personales. Esta semana abundaron con Caparrós. Mucho.

Puesto en “bloggero” universal Martín Caparrós, varias veces premiado como escritor, escritor mundial, por tanto, volvió al top de las entrevistas y las reproducciones por su opinión sobre Las Malvinas. El muñeco que exhibe, empujado por el hombre que lleva dentro, reaccionó contra el juego nacional. Contra el campeonato de futbol de este año (¿que no se recuerdan que se llama “Gaucho Rivero” y quien fue y que hizo el tal Rivero?) y contra el posicionamiento que la sociedad ha dado al tema. Durísima su postura sobre el origen de los kelpers. Si los kelpers descendieron de los barcos y no tienen derecho a ocupar Malvinas como si fuese suya esa tierra tan “turbada”, la población de Argentina también descendió de los barcos y esto es territorio de los Comechingones, los Quilmes, los Mocovíes y Carlos Monzón. Gritá Taki Ongoy.

El aniversario del diario fundado por Jorge Lanata ha puesto a Caparrós en el top five. Ha llegado al tango, de la mejor manera, bancando a un amigo. A Jorge Lanata. Los amigos se cotizan en las buenas y en las malas. Martín Caparrós sostiene, blogeramente, a un amigo. Sol. Do.

Es cierto, puedo dar fe, prestar testimonio, el gordo Lanata estuvo en mi casa, traído por Horacio “el nene” Vargas. Quería hacer un diario. Miraba tapas, charlaba. Tenía una idea. El diario Página 12 es idea de Lanata. El diario se hizo. De lejos se sabía. De cerca mas, todavía más. Por diseño es uno, por definiciones tres: antes, durante y pos relación económica con Clarín. Por invento es unívoco. Aún hoy, excepto el sector Verbitzky, es Lanata dependiente.

Los mismos biógrafos que ocultan que Caloi hizo Clemente y Bartolo, por tres décadas, en la contratapa de Clarín niegan que Lanata inventó Página 12. Si inventaron un Cámpora distinto al que conocimos, una plaza del 1º de mayo de 1974 diferente, un Perón desconocido y machucado, una Resistencia peronista desconocida, una CGT devaluada, unas placas ateromatosas como la heroicidad de una carótida que explotó por sacrifico militante, por amor y no por tabaco, estrés y descuidos. Si, finalmente, están inventando a los “comodities” como un plan, rataplan, plan económico porque no comenzar a entender lo visible. Todos deberían empezar por entender su miocarditis, entender al peronismo. El peronismo Siglo XXI llegó para cambiar la historia. ¿Qué historia? La que sea. YPF. Trenes (¿se olvidan que se los expropiamos a los ingleses?). Subsidios. Justicia Social. Jubilaciones. Agio y Especulación. Mueran Catita y Libertad Lamarque.

Enrique P Maroni, consultado sobre su participación en la letra de “ La Cumparsita ” declaró. Es de Contursi, Se cantó en una obra de teatro (sainete) que yo también escribí. Un riguroso código intelectual. En el tango. Ojalá Caparrós se inspire y escriba algún tango sobre la amistad y los que olvidan. Pasta le sobra al bigotudito.

Raúl Acosta
Testigo


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