El 1º de julio se cumplió un año más de la muerte de
Perón. 1º de julio de 1974. Sos un mirador absolutamente importante de la
realidad nacional. Y un biógrafo y un historiador también con importancia. Tu
costado no ha sido específicamente peronismo, pero tu mirada sí. ¿Cuál es lo
que ves hoy, 2013, sobre aquella muerte? ¿Y de qué modo incide hoy, si incide,
en nuestra realidad?
Yo creo que
incide poco hoy, porque el gobierno nacional con Perón tiene nada más que la
cosa puramente verbal. Entonces, hay algo sorprendente en el peronismo, que es
su cambio a lo largo de los años, pero no como una evolución sino como un salto
permanentemente. Es lo mismo el peronismo de López Rega, por ejemplo, con el
peronismo de Cristina; ¿tiene ago que ver el peronismo de Menem con el
peronismo de la resistencia o del 45? El peronismo es muy cambiante, y esto no
es fácil, porque se fueron muchos años. Los 18 años de proscripción era un
peronismo que no tiene nada que ver con lo que vino después, son distintas
etapas. Yo trato de seguir siendo, o pretender ser, un observador bastante poco
subjetivo, trato de ver las cosas lo más objetivamente posible. Y ciertas
actitudes de esa objetividad a algunos viejos compañeros, viejos amigos, les
resulta incomprensible.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, qué
se yo, escritores como Vicente Batista, que aparecieron siendo peronistas
recién ahora, cuando el peronismo ya no existe. Por lo menos ese peronismo.
Muchos de mis amigos están apartados. Y yo no entiendo nada.
Yo creo que como
historiador, te hablo como historiador, es muy difícil cuando vienen
extranjeros o cuando viajo a alguna universidad extranjera explicarles, a
quines no lo han vivido, qué es el peronismo. Por ejemplo, en España siempre me
preguntaban: “¿Pero qué es? ¿Fascismo?”. Y les decía “no, es peronismo, que es
otra cosa”.
¿Y desde el costado de tus
libros? Por decirlo de un modo más general, ¿desde el costado radical? Que es
el otro gran partido de masas.
Pero por supuesto, por supuesto. Bueno, yo te digo, el libro de
Homero Manzi es un libro de una historia política del radicalismo; del
radicalismo de Irigoyen hasta la llegada de Perón. Es decir, hasta que Manzi
tuvo vida. Pero fue un período corto con el peronismo y muy largo con el yrigoyenismo.
Porque no era radical Manzi, era yrigoyenista.
Horacio, la vida de los
partidos -en el siglo XIX nace el radicalismo, sobre le siglo XX se implanta en
la sociedad argentina el peronismo-, en el siglo XXI ¿qué queda de nuestros
amores?
Yo creo que muy poco. Muy poco. En esa división en dos hay en
el medio algo que hay que tener en
cuenta, aunque sea un partido más chico, no es un movimiento de masas. Pero yo
creo que habría que poner también, porque es un viejo partido, al socialismo.
Me parece que es esencial una historia que no sea tan tajante y buenos y malos.
En las primeras décadas del siglo XX también fue muy importante el anarquismo.
Yo creo que la historia la hacen todos y si sacamos a algunos la historia va a
quedar mal, porque le falta algo de realidad.
Ayer charlaba con el
historiador Hugo Quiroga, y en el punto que confluyen es que el también pensaba
como vos, y que de Perón queda muy poco en el 2013.
Yo creo que ya nada.
Ni la liturgia.
No. para nada. Yo creo que no. se lo usa.
¿Y de Evita?
No, tampoco. Lo que se usa ahora es una retórica de nombrarlo, pero
nada más de eso.
Hay una frase de una
canción, absolutamente popular, canción francesa que un canadiense tradujo,
armó a su modo, se la dio a cantar a Sinatra, que es ‘A mi manera’. En la
traducción de Joaquín Pietro dice “estoy parado aquí y puedo ver mi vida
entera”. Mirando hacia atrás, ¿se nos fumó la vida en peronismo, radicalismo,
Perón, Balbín, las luchas? ¿queda algo de eso?
No. no, estoy convencido que no queda nada. Lo que pasa que la
historia pasa y pretender ser como antes es como estas mujeres que se operan
muchas veces y lo único que queda es una vieja muy operada, y que se nota. Nada
más. Yo creo que no, no se puede estirar la cara indefinidamente. Más allá que
hay gente que ha dado muchos saltos en su vida política, de un lado, de otro, y
han terminado como termina mucha gente: en el olvido. O los está esperando el
olvido.
Se que esto te fastidia,
pero debo preguntarlo. ¿Es la Biblioteca
Nacional un ámbito para lo que está sucediendo en ella, con
los debates políticos?
No, yo creo que no. para nada. Yo creo que la política hay que
hacerla donde se debe hacer la política. Yo me opuse inclusive a hacer festivales,
recitales, porque teníamos que ocuparnos antes de los libros. Y teníamos que ocuparnos
de los libros, inclusive tuve algunas discusiones con algunos de mis
colaboradores, porque yo decía “no quiero recitales, no quiero teatro”,
“-bueno, pero así vamos a juntar más gente”. Y yo no quiero ese tipo de gente,
que venga porque hay un recital. No, quiero gente que venga a leer, que esté
cómoda. Y no es fácil encontrar gente que tenga el mismo sentido. No, yo creo
que no. y no hay que embanderar a la biblioteca. ¿Por qué? Porque es un ámbito
de discusión, de cambio, de cambio de pensamiento, y no de imposición política.
¿Cuándo presentás el libro?
El libro de González Tuñón creo que es el 14 del mes que viene.
El 14 de agosto.
Sí. Y en septiembre voy a presentar el de poemas.
El de González Tuñón, por
aquello de haber conversado con él, de haber querido ese viejo fenomenal que
fue…
Maravilloso.
Y además por esas
logísticas del Señor, cumple años el 29 de marzo, que es mi día también. Y lo
amo mucho.
Era un viejo maravilloso.
Voy a tratar de estar si
hacés una presentación formal.
Sí, va a ser en El Tortoni. Me parece un lugar adecuado. Yo muchas
veces me encontré con él ahí. Yo lo veía frecuentemente a Raúl en el diario
Clarín. Y nos hicimos amigos. Yo lo quise muchísimo.
¿Cómo no querer a ese
viejo?
Era una maravilla.
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